Las consultas más frecuentes en Ginecología - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

Mundo Halitus

Inicio - Mundo Halitus - En Los Medios

Por: Sentir y Pensar | 05/06/14

Las consultas más frecuentes en Ginecología


A distintas edades y cada vez más, el ginecólogo parece convertirse muchas veces en un médico de cabecera. Sin embargo, las consultas más frecuentes siguen siendo de ginecología. Las pacientes acuden a la consulta la mayoría de las veces para realizarse su control anual, por alteraciones en el flujo vaginal, para elegir el método anticonceptivo, por alteraciones en su ciclo menstrual y por dolor pelviano crónico. Cuáles son las respuestas a esas dudas que aparecen en el consultorio y los tratamientos posibles para las dolencias ginecológicas más habituales.

Por diferentes causas, las consultas al ginecólogo generan muchas veces pudor y dudas. Sin embargo, es importante no demorar en consultar al especialista para resolver los problemas ginecológicos más frecuentes. La Dra. Marianela Atencio menciona que entre esas dudas se cuentan fundamentalmente las alteraciones menstruales, la selección del método anticonceptivo, el dolor pelviano crónico, las modificaciones del flujo vaginal y los chequeos del control ginecológico anual.

Alteraciones en el ciclo menstrual
“Las anormalidades del sangrado menstrual representan un tercio de las consultas ginecológicas. Según sus características podemos clasificar esas anormalidades en:
– Oligomenorrea: menstruaciones muy espaciadas (más de 45 días entre ciclo).
– Menometrorragia: demasiado frecuentes (con un intervalo menor a 21 días entre ciclos).
– Hipo o hipermenorrea: según sea poca o demasiada cantidad de sangrado. (lo normal es ml).
– Metrorragia intermenstrual: la que se da fuera de las menstruaciones.
Estas alteraciones del ciclo menstrual se estudian mediante la confección de la historia clínica, el examen físico, estudios de sangre -perfil hormonal completo-, una ecografía para descartar lesiones estructurales, una evaluación del correcto uso de anticonceptivos orales -si los toma- y una evaluación de las posibles causas no uterinas de sangrado. El tratamiento dependerá siempre de la causa detectada”, refiere la especialista.

Anticoncepción
Otra de las preguntas frecuentes se relaciona con los distintos métodos anticonceptivos. “En general las pacientes consultan acerca de cuáles son los distintos métodos disponibles, la seguridad y el uso de los mismos, su eficacia tanto para prevenir embarazo no deseado como las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Las asesoramos evaluando cada caso en particular, el contexto, los deseos, etc. Es nuestra responsabilidad como ginecólogos ofrecer todos los métodos disponibles, explicar el correcto uso, efectos adversos, duración del método –como por ejemplo en el caso de DIU-, como también los costos y la cobertura en caso de las obras sociales y prepagas. Es importante hacer hincapié en que sólo el preservativo es útil en la prevención de ETS”, dice la médica.
En este contexto, no son menores las consultas sobre la anticoncepción de emergencia o la llamada “pildora del día después”. La píldora de emergencia debe utilizarse dentro de las 72 hs de una relación sexual no protegida, no tiene contraindicaciones y casi ningún efecto adverso -salvo náuseas o mareos, algunas veces reportados-, solo previene el embarazo no deseado y es conveniente no recurrir a ella demasiadas veces ya que puede alterar el ciclo. Y, claro, es importante remarcar que no es posible utilizarla como un método de anticoncepción sino solo en emergencias”, explica la Dra. Atencio.

Dolor pelviano crónico
Se llama así a aquel que se presenta por al menos seis meses seguidos, en hemiabdomen inferior –es decir, en la zona por debajo del ombligo- y es lo suficientemente severo como para alterar la actividad habitual de la paciente y requerir tratamiento. Representa alrededor del 10% de las consultas ginecológicas y es una indicación frecuente de cirugía diagnóstica. “Puede tener distintas causas, con mayor frecuencia pueden ser gastrointestinales –como el colon irritable-, urológicas –como una cistitis a repetición-, ginecológicas –como en el caso de la endometriosis o de una adenomiosis-, músculo esqueléticas –como en el caso de alteraciones de la columna o contracturas-, o neurologicas –por ejemplo, por pinzamientos nerviosos-. En estos casos es importante realizar una historia clínica detallada para intentar orientarnos acerca del origen, si es o no ginecológico. En caso de sospechar una causa ginecológica, además de realizar el examen pelviano en consultorio, solicitamos análisis de sangre, estudios por imágenes como una ecografía transvaginal o una resonancia magnética, según el caso. Se puede intentar llevar adelante un tratamiento hormonal y analgésico empírico y, en caso de no haber respuesta o de necesitarlo, la cirugía es una muy buena herramienta”, describe la ginecóloga.

Flujo vaginal anormal
Muchas veces ante la presencia de flujo, una mujer se pone en alerta. Sin embargo, solo en algunos casos este cambio merece la atención. ¿Cuándo consultar por flujo vaginal anormal?
“Llamamos flujo vaginal anormal cuando difiere del patrón habitual de la paciente, que es a su vez variable. En general, consideramos flujo normal cuando es un fluido blanco o transparente, casi inodoro y no es mayor a 1-4ml. A veces, por distintas causas, entre las que se cuentan con mayor frecuencia la vulvovaginitis, el uso de geles, jabones o cremas, algunos medicamentos -como antibióticos- o la atrofia de la mucosa en pacientes post menopáusicas, el flujo puede sufrir alteraciones que merecen una consulta. Es el caso si aumenta en cantidad, si tiene distinto color, feo olor o si la mujer presenta síntomas como picazón, ardor, enrojecimiento de la zona vulvar, dolor al tener relaciones o al orinar”, describe la Dra. Atencio. Y agrega: “Las vulvovaginitis más frecuentes son candidiasis, vaginosis bacteriana y tricomoniasis, representan el 90% del total. Se diagnostican según las características del flujo y los síntomas que generan, también mediante microscopía y cultivo de flujo en algunos casos. El tratamiento obviamente dependerá de la causa, y en general consiste en medidas locales como óvulos y cremas y, en algunos casos, medicación vía oral. Es muy importante no automedicarse y consultar cuando aparecen los síntomas”.

Control ginecológico anual
Hace años que se instaló la necesidad de realizar un control ginecológico anual y, sin embargo, aún muchas mujeres no lo llevan a cabo. Estos estudios que lleva adelante el ginecólogo al menos una vez por año para detectar precozmente y prevenir enfermedades ginecológicas tiene un rol fundamental en la salud de las mujeres. La Dra. Atencio refiere: “El chequeo básico de una mujer en edad reproductiva que ya inició su actividad sexual -o es mayor de 21 años- consiste en una citología cervical, más conocido como Papanicolau, una colposcopía, que es un examen pelviano por palpación; un examen mamario, esto significa una mamografía a partir de los 40 años o antes si hay antecedentes de cáncer de mama en la familia, y una densitometria ósea bianual en pacientes en edad menopáusica. Las consultas anuales al ginecólogo permiten a esa mujer cuidar su salud y, en caso de que se detectara algo, actuar precozmente maximizando así los resultados de cualquier tratamiento”.