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Por: Ciudad Internet | 09/09/04

La soja: un aliado fundamental.


Una dieta mediterránea y algunos alimentos, como la soja, el aceite de oliva y las crucíferas, pueden disminuir sensiblemente el riesgo de padecer esta enfermedad.

Es el cáncer que mas muertes provoca en los países occidentales y, hasta el momento, la única forma que existe de evitar los estados mas graves de esta enfermedad son los controles mamográficos anuales y las visitas periódicas al especialista. Pero, en los últimos años, se han realizado investigaciones científicas que han permitido conocer las características que debería tener una dieta alimentaría adecuada para prevenirlo.
Cambiar algunos hábitos, como incorporar la soja a la alimentación, consumir aceite de oliva, brócoli, limitar las grasas saturadas, el alcohol y hacer ejercicio pueden lograr una vida más sana y con menos posibilidades de contraer este tipo de cáncer.
Durante años en países como chica y Japón, se ha seguido una dieta rica en soja. Actualmente, se comprobó que la soja es un factor decisivo en la baja incidencia del cáncer de mama en las mujeres de esos países.
Cuando las mujeres japonesas emigran a países como estados unidos, muestran la misma incidencia del cáncer mamario que el resto de las americanas y, además, consumen un cuarto de la soja que ingieren cuando están en Japón, por lo que se corrobora la importancia de los factores dietarios y ambientales en esta enfermedad.
También se ha reconocido el efecto beneficioso de las proteínas de la soja o “isoflavonas” en los calores menopáusicos, enfermedad del Alzheimer y reducción del colesterol.
Las células del cáncer de mama dependen, para su crecimiento, de los estrógenos. Por eso se dice que son tumores “hormonodependientes”. Existen distintos tipos de estrógenos: fuertes y débiles, buenos y malos. El fuerte es “estradio” que es el producido por nuestro cuerpo. Los débiles son los vegetales o “fitoestrogenos”, que derivan de la semilla de soja y de lino.
El Dr. Bob Argot, quien estudio el tema en profundad, resume en 12 pasos la dieta para prevenir el cáncer mamario:
1. bloquear los receptores de estrógenos.
Con la ingesta de alimentos a basa de soja o semillas de lino se consigue bloquear los receptores. De esta manera disminuye los efectos de los estrógenos naturales. La soja contiene “genisteina” una molécula que es similar al estrógeno, pero hay que tener en cuenta que no esta presente en le aceite n i en la salsa de soja.
2. cambiar el tipo de grasa:
Una dieta alta en grasas aumenta la producción natural de estrógenos en un 30%. Como en los países desarrollados no parecen dispuestos a abandonarlas, se estudio si cambiar el tipo de grasa que se consume tenia algún beneficio: se recomienda una dieta equilibrada con un máximo de 30% de grasas, en lo posible de tipo omega 3 y 9 y poco de las otras.
Grasas buenas: omega 3 y 9: aceite de oliva, semillas de lino, pescados.
Grasas malas: omega 6: todos los aceites (menos oliva), mayonesa, margarina, todo lo que diga” hidrogenado”, papas fritas, facturas.
Grasas saturadas: son las de origen animal: leche entera, carnes, manteca, crema de leche, etc.
3. comer crucíferas:
Brócoli, coliflor, col, repollo, repollitos de brusela, rábano, etc. Contienen “índoles” que son sustancias que previenen el cáncer de mama, colon y otros.
4. disminuir la insulina:
Potencia los efectos de los estrógenos. Para lograrlo hay que evitar las grasas saturadas, disminuir la carga de glucosa y la obesidad.
5. disminuir la carga de glucosa:
Azucares y almidones (panes blancos, papas, arroces), ya que aumentan la producción de insulina.
6. aumentar la fibra:
Porque disminuyen los niveles de estrógeno.
7. disminuir la carga de oxidantes:
Se sabe que los agentes antioxidantes son aliados contra el envejecimiento en general, pero también ayudan a prevenir en envejecimiento de la célula mamaria, evitando mutaciones en el ADN. Lo ideal para comer fruta y verduras. Se han demostrado que la dieta mediterránea, de países como Italia y Grecia, protege contra el cáncer de mama.
Se basa en frutas, verduras, aceite de oliva y una copa de vino tinto (por ser antioxidante).
8. evitar los estrógenos químicos:
Por ejemplo los pesticidas, piel de pollo, y otros.
9. disminuir la grasa corporal:
Especialmente la abdominal o “manzanita”, ya que estas células grasas son una fabrica de estrógenos.
10. limitar el alcohol:
Aumenta los niveles de estrógeno circulantes. Se recomienda comenzar a beber lo más tarde posible en la vida, y la menor cantidad posible. El riesgo de cáncer de mama aumenta 11% por copa por día. Cuatro copas al día suponen un riesgo del 44%.
11. aumentar la vitamina D:
Es un potente inhibidor del crecimiento de las células. Se puede ingerir como suplemento, o exponerse al sol quince minutos, tres veces por semana, en horarios seguros (evitas el mediodía).
12. hacer ejercicio:
Disminuye la grasa corporal, reduce los niveles de insulina y aumentar los niveles de estrógenos buenos. Se recomienda 4 horas de ejercicio semanal, de intensidad moderada.

No resulta fácil conseguir un cambio tan radical en nuestros hábitos, pero tampoco imposible poder modificar algunos. Hay que tener en cuenta que, para lograr efectos a largo plazo, se debería consumir soja desde la adolescencia. Esto seria beneficioso no solo para prevenir el cáncer de mama, sino también para cuidarnos de las enfermedades cardiovasculares, cáncer de colon, calores, estrés y otros trastornos de la vida moderna.

La Dra. Astrid L. Margossian es cirujana mastóloga a las enfermedades mamarias. Esta a cargo del Departamento de Patología mamaria del Instituto Halitus, que ha recibido tres premios en los últimos dos años por trabajos de investigación sobres factores pronósticos en cáncer de mama.
9/9/04