A esta altura, lo cierto es que gracias a las técnicas de fertilización asistida, un varón con espermatozoides de mala calidad o que directamente eyacula sin espermatozoides puede tener un hijo. La ciencia ofrece varios tratamientos. Y hay una ley (la Nº 26.862) que debe garantizar a todos el acceso a los procedimientos y técnicas para permitir la reproducción médicamente asistida.
Según las estadísticas que manejan los centros, los problemas de fertilidad se reparten entre varones y mujeres por igual (40 por ciento cada género) y en el 20 por ciento restante el problema está en la pareja. Cuando la dificultad está en el varón, se le hacen estudios para ver dónde puede estar la causa. La mala calidad del semen puede deberse a cuestiones ambientales, de estrés, alimentación. Pero hay casos más complejos, que tienen que ver con causas hormonales, genéticas. También puede haber infecciones o várices en los testículos (varicocele).
“Lo primero que se hace es un espermograma, que es un reflejo de cómo está la persona – explica desde Halitus, Segio Pasqualini-. Ahí se ve si tiene una alteración en la concentración, la movilidad o la morfología y se clasifica en normal, subnormal o mal”. El especialista también habla de la influencia del estrés, el sobrepeso y el cigarrillo, y de las causas hormonales y genéticas.
“Hoy en día, por la eficiencia y la practicidad, las técnicas de reproducción asistida resuelven todos estos problemas”, asegura a Clarín Sergio Papier, al frente del Cegyr. Lo que hace la ciencia es encontrar espermatozoides sanos y fertilizar óvulos (meter el ADN del espermatozoide en el óvulo).
Hay tres técnicas posibles. Son la inseminación intrauterina, la fecundación in vitro y el ICSI (Inyección Intracitroplasmática de espermatozoides). “La inseminación es de baja complejidad y se puede hacer si la mujer es menor de 38 años y no tiene ningún problema. Y el ICSI se usa cuando el factor masculino es muy severo”, detalla Papier. Y agrega que también se puede hacer tratamientos con varones con azoospermia (ausencia de espermatozoides en el semen): “se buscan los espermatozoides mediante una biopsia testicular y luego se hace un ICSI”.
Pasqualini habla de las mismas técnicas. Agrega que antes de los tratamientos se recetan vitaminas, minerales y aminoácidos que ayudan a mejorar la calidad. Y que en el ICSI siempre se seleccionan los espermatozoides de mejor aspecto para ser inyectados.
De todas maneras, aclaran los dos especialistas, la que termina de definir la cuestión siempre es la mujer. “La compañera es fundamental”, repiten.
Hasta no hace mucho, el acceso a estas técnicas estaba limitado a quienes podían afrontar los gastos, generalmente muy altos, En 2013 se sancionó y reglamentó la ley 26.862, con la idea de garantizar el acceso en forma gratuita a tratamientos de reproducción asistida. Igual aún hoy cuesta que las obras sociales y las prepagas cubran los tratamientos sin poner reparos. Para paliar estos escollos, este año hubo un decreto del Ministerio de Salud para aclarar las cosas. Las parejas tienen, por ejemplo, la posibilidad de realizar hasta tres tratamientos. Es que sin la cobertura, para la mayoría sería imposible de pagar. Los tratamientos de alta complejidad arrancan en los 70.000 pesos y pueden llegar a casi 200 mil. El año pasado en Argentina se hicieron más de 20.000 tratamientos. Se estima que este año la cifra será mucho mayor.