La investigación de la OMS, que acaba de ser publicada, se basa en 277 encuestas de 190 países de todas las regiones del mundo. Se tuvieron en cuenta parejas formadas en parte por mujeres de entre 20 y 44 años (en edad fértil).
El resultado es que entre las más jóvenes (de 20 a 24), el 2% no pudo concretar su primer embarazo, lo que se diagnostica como infertilidad primaria. Y el 10% no pudo tener un segundo hijo, que se llama infertilidad secundaria. Las tasas se mantienen estables desde el 90 a esta parte: si bien entonces las parejas infértiles eran 42 millones, y en 2010 treparon a 48,5, el aumento en el número absoluto se debe al crecimiento demográfico.
No se tuvieron en cuenta parejas que no quisieran tener hijos, ni las que usan métodos anticonceptivos sino aquellas que durante más de un año de tener relaciones sexuales sin protección no han podido lograr un embarazo.
Son múltiples los factores que pueden incidir en la infertilidad: infecciosos, ambientales, genéticos. Y a ellos se suman las conductas culturales. Como dice el informe de la OMS, en los países más pobres las enfermedades de transmisión sexual son las principales causantes en la obstrucción de las trompas de Falopio, y por ende, provocadoras de infertilidad. Por el contrario, en los países más ricos, lo que está ocurriendo en los últimos tiempos es el atraso en la búsqueda del primer hijo, y cuanto más grande es una mujer, peor es su calidad ovárica, lo que entorpece o dificulta la obtención del embarazo. Y ni hablar de lo que se llama infertilidad secundaria: la postergación de la maternidad no ayuda a tener un segundo hijo tan fácilmente. De todas maneras, la conclusión del informe de la OMS no es muy clarificadora:“Se requiere investigación adicional para identificar las causas etiológicas de estos patrones y tendencias”. “Bueno, el informe demuestra que se le está prestando más atención a la planificación familiar, a regular la tasa de los nacidos y a frenar el embarazo no deseado que estudiar profundamente la infertilidad –opina el argentino Sergio Pasqualini, al frente de Halitus Instituto Médico–. En países desarrollados los avances técnicos hacen que se puedan solucionar los problemas de la falla ovárica, pero tiene que ser en lugares accesibles y sólo para quienes pueden pagarlo”.
¿Pero es posible combatir la infertilidad?
“Si no hay prevención, la tasa de infertilidad va a mantenerse siempre igual. En los países más pobres hay que hacer prevención contra las enfermedades de transmisión sexual; y en los más ricos, decirles a las mujeres que no se puede atrasar tanto la maternidad, o si desean hacerlo, que pueden congelar sus óvulos cuando todavía son jóvenes”, dice Pasqualini.
Fuente: clarin.com (CLARIN ONLINE)