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Por: Revista Noticias | 10/06/02

La dieta del espermatozoide


F ernando Patiño (32) todavía no lo puede creer. Después de cinco años de infertilidad, logró mejorar la calidad y la cantidad de sus espermatozoides. Y mejor aún, consiguió que su mujer Laura (32) hoy lleve con orgullo una panza de tres meses de embarazo. La fórmula del éxito no le llegó de la mano de sofisticadas técnicas de fertilización ni de complejos tratamientos farmacológicos. Sólo fue cuestión, cuenta Fernando, de tomar religiosamente un suplemento vitamínico una vez por día, durante cuatro meses. "Ni siquiera el médico le tenía mucha fe a las vitaminas -reconocen los Patiño-. Estábamos probando y por suerte funcionó." A miles de kilómetros de la casa de los Patiño, científicos sudafricanos y holandeses están tan sorprendidos como estos futuros padres argentinos. En la revista "Fertility and Sterility", el equipo liderado por Regine SteegersTheunissen publicó su hallazgo. Tras seguir por más de cuatro meses a un grupo de 103 varones infértiles, se dieron cuenta de que reforzar sus menúes con zinc y ácido fólico los ayudó a mejorar sus espermogramas (conteo de espermatozoides), aumentando la concentración de células, y regularizando su forma y movilidad. "Si logramos confirmar estos resultados, tal vez tengamos que agarrar los libros de nutrición para tratar a nuestros pacientes", afirma Sergio Aszpis (51), andrólogo de Halitus Instituto Médico y líder de un equipo de especialistas en reproducción que repetirá el trabajo con población local.

POCOS Y MALOS. En la Argentina, cerca de 2 millones de varones tienen dificultad para concebir. La mitad son oligozoospérmicos, es decir, tienen pocos espermatozoides, y malos. Según los estándares de la Organización Mundial de la Salud, un espermograma normal tiene un mínimo 20 millones de espermatozoides por centímetro cúbico. De esa cantidad, por lo menos la mitad tiene que poder moverse en línea recta, y el 30 por ciento debería presentar formas normales.
Los hombres que no cumplen con estos requisitos básicos para acceder al «hijo propio», tienen hasta
ahora dos alternativas: someterse a una costosa y larga terapia hormonal -con resultados inciertos-; u optar por la inyección de un solo espermatozoide en el óvulo (ICSI), una técnica más efectiva, pero a veces más riesgosa.
«Aún no se logró que los hombres estériles mejoren el espermograma y se curen», reflexiona Santiago Brugo Olmedo (47), director del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción. «Pero creo que con este tratamiento con ácido fólico y sulfato de zinc nos estamos acercando a ese objetivo. En principio, el éxito conseguido es mayor que el que se obtiene aplicando hormonas», agrega el especialista. Su colega Gianpiero Palermo (45), creador de la técnica ICSI, es algo más escéptico. «Los suplementos nutricionales sólo ayudarán a ciertos pacientes», le asegura a NOTICIAS desde la Universidad Cornell, en los Estados Unidos. «Es imposible aumentar de miles a millones de espermatozoides sólo comiendo brócoli», ironiza Palermo.

SECRETOS. El zinc, un mineral que actúa en la síntesis de ADN -responsable de la transmisión de los caracteres hereditarios-, también facilitaría la absorción de ácido fólico. Esta vitamina del complejo B es fundamental para la multiplicación celular, y en consecuencia, para la reproducción de espermatozoides. Los autores del nuevo estudio tomaron como referencia cuatro meses y medio, porque el proceso de maduración de un espermatozoide lleva aproximadamente 74 días, y hay que esperar otros 20 o 30 días más para que ese espermatozoide pueda fertilizar a un óvulo. La siguiente etapa de su investigación verificará si los hombres infértiles sometidos a dietas más ricas en zinc y ácido fólico consiguen embarazar a sus parejas.

OTRO MENÚ. Cuando es difícill alcanzar los niveles necesarios de zinc y ácido fólico sumando o restando alimentos en un plato, hay que recurrir a los suplementos. Mariano Cohen (31), jefe de Andrología del Instituto CER, le receta un suplemento vitamínico convencional a cada uno de sus pacientes. «Es importante que tengan antioxidantes para combatir los radicales libres que alteran la calidad de los espermatozoides y su capacidad de penetrar el óvulo», explica. Y cuando el problema es la movilidad espermática, les prescribe además un preparado farmacéutico a base de carnitina (ver infografía).
Los especialistas recomiendan evitar el consumo excesivo de alcohol,
que reduce el porcentaje de espermatozoides normales, y de alimentos con taninos (como el té y el café) o con calcio, compuestos que impiden la absorción del zinc.

COMPROMISO. Cuando empezó a estudiar nutrición, Claudia Cornelli (36) tomó las riendas del tratamiento para la fertilidad de su marido. Tras una exhaustiva investigación bibliográfica, le cambió la dieta por completo. «La hice más natural y le agregué una artillería de antioxidantes», explica. Desde hace algunos meses, su esposo tiene una estricta rutina. Antes del desayuno, toma cuatro pastillitas: un multivitamínico completo, ácido fólico, selenio y vitamina E. Después, un vaso de leche como mínimo, y una porción de pescado al mediodía, para agregar ácidos grasos esenciales. A la noche, le toca un aperitivo sin alcohol con semillas de sésamo -ricas en zinc- y una cena a base de vegetales de hojas verdes.

Claudia asegura que su marido come todo sin protestar, y que agregando tres vasos de jugo de naranja o dos kiwis al menú diario se puede prevenir el envejecimiento de los espermatozoides, sin efectos secundarios. ´En todo caso -se ataja la futura nutricionista-, va a estar más sano.»