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Por: Revista Luz | 01/08/14

Juego de Mente


El stress deja su huella en el organismo y pasa factura con dolores, dificultad para conciliar el sueño y contracturas. Te damos una serie de propuestas para liberarte de las tensiones y alcanzar el bienestar.

Una vorágine de pensamientos, ideas y emociones provenientes de un entorno hostil boicotea el cuerpo. Desencadena tensiones, contracturas, dolores de todo tipo, gastritis y hasta dificultad para conciliar el sueño, ese tan preciado descanso que permite recargar energías y volver a empezar. Superar el stress y trabajar sobre las emociones es una tarea difícil pero no imposible. Hay técnicas de relajación corporal y mental que sólo llevan pocas horas en la semana y que utilizadas en la vida cotidiana pueden ayudar a recorrer un camino hacia el bienestar.

Conectar
Su nombre –opuesto a la palabra ejercicios, por considerarlos automáticos y mecánicos- es anti-gimnasia. Apela a la movilización de todos los músculos para reencontrar el equilibrio perdido. “El cuerpo y su musculatura recuerdan situaciones vividas hace muchísimos años. Un accidente, una vivencia emocional traumática quedan guardadas en su registro. A través de un trabajo de conexión con las propias emociones, la anti-gym permite a la persona reencontrarse con su cuerpo y los dolores ocultos. Entonces puede tomar conciencia y dejarlos en el pasado”, explica Laura Diuzaboulet, Psicóloga e Instructora de Anti-gimnasia. Cefaleas, insomnio, tensiones en la nuca, dolores de espalda, de pies, bruxismo se trabajan con movimientos suaves y conscientes, movilizaciones corporales que provocan movimiento emocional: las personas ríen, lloran, liberan las historias que fueron escribiendo sobre su cuerpo y quedaron aprisionadas bajo la forma de escudos que lo dejaron rígidos. “El trabajo es placentero. La gente llega de un modo y sea de otro con mayor capacidad de movimiento y de bienestar, algo que muchos olvidaron”, asegura Diuzaboulet sobre esta rutina que se practica en sesiones semanales de una hora y media en una sala tranquila y luminosa. Pequeñas pelotas de corcho o espuma, almohadones y palos de madera son algunos de los elementos a los que se recurre para facilitar el trabajo. Hoy es el cierre de la semana anti-gym y se puede consultar por clases para probar el método.

Sincronizar
A pesar de que tenemos dos hemisferios cerebrales que recogen la misma información sensorial, es el izquierdo el que domina a través de operaciones que tienen que ver con la lógica, las ciencias, el lenguaje y las prácticas concretas. En estados de relajación profundos, como los que se logran con la meditación, en los hemisferios pueden operar en sincronía y favorecer así una reducción del stress propiciada por el exceso de trabajo del lado izquierdo. Los sincronizadores cerebrales son una alternativa para lograrlo. Se trata de unos dispositivos que funcionan por medio de estímulos lumínicos y sonoros para bajar la frecuencia del hemisferio izquierdo y activar la del derecho. “En los estados de relajación profundos no hay emociones negativas. Por eso el objetivo es mejorar la calidad de las emociones y entrenar esta capacidad para ponerla en práctica en la vida cotidiana”, explica Claudina Martin, Lic. En Psicología y Coordinadora del Departamento Cuerpo Mente del Instituto Médico Halitus. Una sesión de sincronización toma entre media hora y una hora y una hora y media. El paciente se recuesta en un sillón y se le colocan anteojos especiales, desde donde recibirá diferentes estímulos lumínicos. Además escucha una voz que lo guía por auriculares en su relajación. La experiencia es muy placentera y permite disminuir la ansiedad, dominar el insomnio, fortalecer el sistema inmunológico, combatir el stress, mejorar la memoria, aumentar la creatividad y elevar el coeficiente intelectual. En Halitus primera sesión es sin cargo.
“En los estados de relajación profundos no hay sentimientos negativos. El objetivo de los sincronizadores cerebrales es llegar a ese umbral y así mejorar la calidad de las emociones y la capacidad para ponerlas en práctica en la vida cotidiana”.

Descansar
Altas exigencias y pocos momentos para reponerse. La mente y el cuerpo comienzan a sentirlo. La fatiga que sobreviene funciona como un sensor que advierte que es necesario bajar el ritmo para evitar el perjuicio del sobreesfuerzo. Diversos estudios han comprobado que esta sensación de decaimiento se produce especialmente alrededor de las 14. Este descubrimiento es producto de la Cronobiología, una ciencia relativamente nueva que estudia los ritmos biológicos diarios y propone las siestas energéticas como alternativa para hacer un alto, recargar energías y seguir con la rutina. Veinte a cuarenta minutos de sueño permiten equilibrar la mente y renovar el organismo. Las siestas son controladas por psicólogos especialistas en stress y expertos en relajación y se realizan en entornos preparados para desconectarse. Además de garantizar un descanso en el momento del día en el que no se está en la mejor forma, también tiene efectos de recuperación en el rendimiento: mejora el alerta, el humor, la vigilancia y la productividad hacia el final de la jornada. “Durante las etapas del sueño suceden funciones imprescindibles que tienen que ver no sólo con el aprendizaje y la memoria, sino también con mecanismos hormonales, metabólicos e inmunológicos”, señala Daniel Vigo, investigador del CONICET y asesor de Drom-Cronobiología. El manejo eficaz de los periodos descanso y de actividad es necesario para el equilibrio físico emocional de las personas y las predispone a alcanzar niveles superiores de desempeño y aprendizaje.

Renacer
Se llama renacimiento. Es una técnica suave y sencilla que permite recuperar la capacidad de respirar plenamente, y así desbloquear el poder natural de sanación física y mental. “La respiración está ligada a nuestra forma de ver al mundo. Si nuestra respiración es amplia y plena, como cuando éramos bebes, vamos a sentirnos más despiertos, alertas y vitales”, dice Ma. Eugenia Pérez Salvador, Instructora en respiración consciente. El método primero relaja y luego hace que comiencen a surgir recuerdos del pasado, pudiendo llegar al nacimiento y a veces a la vida en el vientre materno. “Muchas veces los sentimientos negativos de enojo, rabia o inseguridad vienen del comienzo de nuestras vidas, del período prenatal, del nacimiento. Esas experiencias suscitaron emociones en nosotros. Esta es una de las razones por la que esta terapia se llama renacimiento, porque trabajamos con aquello que nos llevó a crear ese pensamiento”, se explaya la experta. Una terapia de renacimiento consiste en un ciclo de diez sesiones de al menos dos horas y media cada una. Se dividen en una hora de respiración dirigida y otra hora en la que se trabajan los aspectos que han salido a la luz. La persona se recuesta cómodamente en un ambiente agradable y contenedor. A su lado se sienta el profesional que lo va guiando en el proceso. Se puede trabajar en seco, sumergido en agua (caliente: recrea la experiencia del útero; fría: se activa lo suprimido) o frente al fuego (una forma de eliminar negatividad).

Fuente: Revista Luz | 11.05.14