La osteoporosis es una enfermedad sistémica caracterizada por disminución de la masa ósea y deterioro del tejido óseo, con un consecuente aumento en la fragilidad ósea y la susceptibilidad a fracturas. La pérdida de masa ósea ocurre en forma “silenciosa” y progresivamente. Inicialmente no presenta síntomas, pero más adelante puede ser dolorosa, deformante y causar la mayoría de las fracturas en las personas mayores de 50 años. Afecta principalmente a las mujeres después de la menopausia, durante esta etapa 1 de cada 4 mujeres sufre osteoporosis.
El proceso de remodelado óseo que mantiene un esqueleto saludable puede considerarse como un mecanismo preventivo ya que continuamente se remueve hueso viejo y se reemplaza por hueso nuevo. Ocurre pérdida ósea cuando este balance se altera, resultando en mayor resorción sin formación de hueso nuevo. Este disbalance sucede en la menopausia y en el envejecimiento. En la menopausia existe un aumento de la frecuencia de reabsorción ósea, más del doble que en la etapa premenopaúsica, y un incremento de la porosidad en el hueso cortical. Estos cambios se deben a la falta de acción de los estrógenos sobre las células óseas, no hay que perder de vista que durante la menopausia hay un descenso de los estrógenos, hormonas que estimulan la regeneración ósea. La masa ósea en el adulto equivale al pico de masa ósea alcanzado a los 25-30 años de edad menos la pérdida ósea subsecuente. El pico de masa ósea esta determinado mayormente por factores genéticos, con contribución del estado nutricional y endocrinológico, la actividad física y la salud durante el crecimiento. La pérdida de tejido óseo lleva a una arquitectura ósea alterada y a aumento de fracturas en esta etapa.
Detección y diagnóstico
El diagnóstico incluye evaluación clínica, bioquímica, radiológica y densitométrica. En algunos casos avanzados la pérdida de masa ósea se refleja en una simple placa radiográfica de columna vertebral o de la cadera. El examen médico y la realización de una adecuada historia clínica, permitirán detectar en forma precoz los factores de riesgo relacionados con la osteoporosis. La realización de análisis de sangre y orina nos permitirán llevar a cabo estudios de diversos marcadores bioquímicos, útiles en el seguimiento y control de la enfermedad y su tratamiento.
La densitometría ósea es la metodología especializada para diagnosticar la osteoporosis, es totalmente inocuo y detecta el grado de mineralización del esqueleto, a la vez que lo compara con el promedio general de la población, de acuerdo con el sexo y la edad. Además, estima si el grado de pérdida de mineralización implica riesgo de padecer fracturas.
Prevención
La dieta y la actividad física juegan un rol preponderante en la prevención de la osteoporosis. Una ingesta adecuada de calcio durante toda la vida es fundamental para mantener una buena masa ósea y huesos sanos. Además, el calcio no sólo es necesario en la formación y mantenimiento de los huesos, sino también en otras funciones metabólicas del organismo y, si no lo obtiene de la dieta, se utilizará el calcio de los huesos, descalcificándolos gradualmente
– Dieta: Aunque los huesos parezcan estructuras permanentes, se renuevan en proceso de formación y destrucción que normalmente debe mantenerse en equilibrio y que llega a ser completa luego de 7 años en un adulto normal. La carencia de calcio altera este equilibrio y aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis. Diariamente con la dieta deberían ingerirse por lo menos 1200 mg.
– Ejercicio Físico: Son necesarios con una frecuencia diaria por períodos de una hora por vez, y tienen un efecto beneficioso sobre la masa ósea fijando calcio y también sobre la salud en general. Uno de los ejercicios recomendados es la caminata a paso rápido. Otros ejercicios recomendables son la práctica de algunos deportes como la gimnasia, el ciclismo o puede ser bicicleta fija, o la natación. En todos los casos es conveniente la supervisión por personal profesional especializado -kinesiólogos o terapistas físicos-.
Tratamientos
Existen muchas intervenciones que pueden recomendarse a la población general para reducir el riesgo de fracturas. Estas incluyen una ingesta adecuada de calcio y vitamina D, realización durante toda la vida de actividad física (con levantamiento de peso y ejercicios de fortalecimiento muscular), evitar el consumo de tabaco, tratamiento del alcoholismo, y tratamiento de otros factores de riesgo para fracturas como las alteraciones de la visión. El efecto de la vitamina D sobre el riesgo de fracturas se produce además de por su rol importante en la absorción de calcio y en la salud del hueso por su influencia en la performance muscular, en el equilibrio, y por disminuir el riesgo de caídas. Todos los pacientes en los que se considere iniciar el tratamiento de la osteoporosis deben también implementar las medidas de reducción de factores de riesgo. Previo a la iniciación del tratamiento deben descartarse causas secundarias de osteoporosis y tener medida de la densidad mineral ósea por Densintometría.
Fuente: Halitus Instituto
APUNTES
Factores de riesgo más importantes
Menopausia temprana.
Antecedentes familiares de osteoporosis.
Delgadez.
Operaciones con extirpación de ovarios.
Vida sedentaria.
Dieta pobre en calcio y vitamina D.
Tabaquismo, consumo de alcohol y café.
Enfermedades de la tiroides y paratiroides.
Diabetes insulino-dependiente.
Artritis reumatoidea.
Anorexia.