Hijos seleccionados - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

Mundo Halitus

Inicio - Mundo Halitus - En Los Medios

Hijos seleccionados


El diagnóstico genético preimplantatorio acaba de ser usado para descartar la posibilidad de padecer enfermedades como el cáncer. ¿Qué es esta técnica y cuáles son los límites que impone? ¿Se podría elegir, no sólo un embrión sano, sino el que tenga características físicas acordes augusto de los padres? Aquí, especialistas argentinos, que trabajan con la técnica desde hace más de diez años, discuten los límites ante la selección de embriones

Texto: Silvina Ocampo
Fotos: Mariana Ruddock

El diagnóstico genético preimplantatorio (PGD, según sus siglas en inglés) volvió a ser noticia cuando una mujer inglesa fue autorizada a descartar aquellos embriones que contaban con la mutación de los genes BCRA1 y BCRA2, que predisponen al desarrollo de cáncer de mama y de ovario. También en Londres, otra mujer con retinoblastoma (un tumor primario de retina que se detecta en uno de cada 20.000 recién nacidos y que cuenta con un 50 por cinto de posibilidades de ser transmitido a la descendencia) pudo elegir los embriones sanos por sobre aquellos que contaban con el gen enfermo que transmite este tipo de cáncer. El PGD, que en un principio fue utilizado para descartar embriones con mutaciones genéticas severas y hasta incompatibles con la vida, hoy se utiliza en algunas partes del mundo para evitar enfermedades serias pero, en algunos casos, no mortales. “El desarrollo cada vez más amplio de la técnica PGD instala un nuevo dilema ético: por cuáles enfermedades es correcto descartar embriones en pos del nacimiento de un niño completamente sano”, analiza el doctor Claudio Chillik, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva y agrega: “Si bien hay enfermedades mortales y cromosómicas que nadie duda en descartar, existen muchas otras que a nadie le gustaría que su hijo padeciera. Hablo de infartos, distintos tipos de cáncer, diabetes y hasta presión alta. Todo esto, y mucho más, se puede saber analizando un embrión a las 72 horas de fecundado”.

La medicina del futuro

Par muchos, esta técnica es parte de la tan esperada medicina del futuro, una medicina preventiva y regenerativa que se puede aplicar d3esde antes del nacimiento del niño solamente en embarazos logrados in Vitro. “Esta medicina del futro se basa endos aspectos – puntualiza la doctora en medician y especialista en ginecología y medicina reproductiva, Stella Lancuba, que también dirige CIMER-, por un lado, el conocimiento del genoma humano, a través del cual se podrán detectar los genes enfermos y cambiarlos por otros sanos y, por el otro, el desarrollo de altas tecnologías –como el PGD- que actualmente permiten la elección de un embrión sano”.
Pero, ¿de qué se trata el PGD ya qué personas se recomienda esta técnica? La doctora Graciela Moya, del Instittuo Genos, lo explica de la siguiente manera: “El diagnóstico genético preimplantatorio se concibió como una extensión del diagnóstico prenatal. Permite detectar en etapas muy tempranas, y antes de ser implantado en el endometrio, el desarrollo de ciertas patologías genéticas embionarias. De esta manera, la pareja no deberá esperar hasta el primer o segundo trimestre del embarazo (como sucede con la amniocentesis) para estar informada sobre la patología uqe pueda tener su hijo”. Consiste ene realizar una fecundación invitro y analizarlos embriones a las 72 horas de vida. En este momento, el embrión ya cuenta con ocho células de las cuales una puede ser extraída sin perjuicio de que sufra daño alguno. Aquellos embriones que no presenten anomalías serán transferidos al útero materno cn la certeza de que no sufrirán las enfermedades de riesgo buscadas (hasta el momento se puede hacer un estudio que busca alrededor de veinte patologías). Moya explica: “El PGD suele indicarse para la detección de anomalías cromosómicas como el Síndrome de Down o enfermedades con altas chances de ser transferidas a la descendencia”. Se lo recomienda para (…) quienes tengan antecedentes de infertilidad sin causa aparente, hijo previo con alguna enfermedad genética, antecedentes familiares de enfermedades genéticas y abortos espontáneos sin motivo. Concretamente, con este estudio se puede diagnosticar fibrosis quística, alpha y beta talasemia, hemofilia A y B, anemia de células falciformes, anemia de Fanconi, retinoblastoma, neurofibromatosis, Alzheimer, enfermedad de Huntington, mutaciones de encogen P53, acondroplasia e hidrocefalia, entre otras.
La doctora Claudia Perandones, especialista en genética médica y a cargo del departamento de Diagnóstico Genético de Preimplantación de Halitus, asegura que, para muchas parejas, contar con este estudio es la única manera de pensar en la posibilidad de tener un hijo biológico. “Este tratamiento es una verdadera evolución, ya que le da la posibilidad de convertirse en padres a parejas que, por su historia genética, habían decidido no arriesgarse a tener hijos. Por otra parte, es mucho menos traumático que esperar hasta la semana 12 –con todo lo que implica psicológicamente para una mujer estar embarazada durante ese tiempo. – para saber si e embrión es normal o patológico. Yo, que soy genetista en un país donde el aborto no está legalizado, puedo asegurar que el 97 por ciento de las mujeres que reciben un resultado negativo con la amniocentesis o vellosidades coriónicas a esa altura del embarazo, interrumpen la gestación”.

El polémico descarte de embriones

Si bien para algunos esta es una técnica de avanzada y una herramienta que privilegia la salud por sobre la enfermedad, para otros es sumamente polémica, ya que tiende a crear una sociedad eugenésica (que busca mejorar la raza privilegiando el nacimiento de los mejores, los más fuertes y los sanos) y a aumentar significativamente la cantidad de embriones que tarde o temprano –y aunque muchos digan que no- serán descartados. Así lo entiende el médico legalista de la Universidad de Buenos Aires y magíster en Ética Biomédica de la Universidad Católica Argentina, Juan José Dal Lago: “El descarte de embriones es lisa y llanamente aborto provocado. Este tratamiento puede encuadrarse dentro de los mecanismos eugenésicos, ya que se trata de la selección del más apto por sobre los demás”. La doctora Perandones, de Halitus, es quien explica qué se hace con los embriones excedentes y con aquellos que presentan mutaciones o alteraciones cromosómicas, “Las posturas son diferentes en todo el mundo. La más conservadora y éticamente más aceptada, y la que se aplica en nuestro país, es la criopreservación de embriones a la espera del desarrollo de terapéuticas en el futro. En otros países, como en Estados Unidos, si bien se puede elegir criopreservar, también está la posibilidad de descartarlos o permitir que esos embriones sean utilizados para el desarrollo de estrategias terapéuticas. De todas maneras, hay que tener en cuenta que un 30 o 40 por ciento de los embriones que se forman cuando hacemos una fertilización in Vitro detienen naturalmente su crecimiento al tercero o cuerto día, justamente porque son genéticamente anormales”.
Si tenemos en cuenta que, en promedio, una fertilización asistida produce aproximadamente diez embriones y según Perandones, el 30 por ciento detiene su crecimiento naturalmente, quedan unos site para seguir su curso. Si hubiera tres sanos, se transferían los tres y los cuatro restantes quedarían a la espera. La pregunta es ¿cuántas familias están en condiciones de tener siete hijos?, ¿qué sucede con aquellos – que haciendo futurología- puedan curarse en 15 o 20 años? ¿Quién volverá por ellos? “La cantidad de embriones congelados no implica la misma cantidad de bebés”, insiste Perandones y da cifras que la avalan: “Existe un cálculo estadístico que afirma que, cada 1.000 embriones congelados, se producen solamente 56 bebés. No se trata de bebés nadando en nitrógeno líquido y gritando ‘sáquenme de acá adentro’… no. Es un conjunto de células en un estadio especial del desarrollo del ser humano, que permite ser congelado sin afectar su desarrollo. Nada más. Insisto, uno puede estar en desacuerdo con el descarte embrionario, pero el diagnóstico preimplantatorio es un acto de amor enorme y no se entiende cómo puede haber gente que esté en contra de esto”.
El doctor Chilik asegura que, cuando se realiza un PGD, se le hace firmar a la pareja un consentimiento. “Como nosotros no lo podemos descartar, ellos deben decidir si regresan a buscar esos embriones o si los donan para que otra pareja cumpla el deseo de ser padres. Por otra parte, hay un alto consenso entre los que pensamos que el comienzo del desarrollo del embrión se inicia con la implantación en el útero. Mientras se trata de la fecundación in Vitro de un óvulo con un espermatozoide se pude hablar de ‘pre embrión’ y, si éste tiene alguna enfermedad invalidante, no está mal descartarlo”.
Cabe también preguntarse si, con este tratamiento, se terminarán los nacimientos de chicos con síndrome de Down. La doctora Claudia Perandones tiene una respuesta para esto: “El mayor número de chicos con síndrome de Down nace de mujeres sin antecedentes y que quedaron embarazadas de manera natural. Por lo tanto, esa situación va a seguir existiendo. Los números indican que de caa 800 recién nacidos, uno padece este síndrome. El PGD no evita el nacimiento de gente con dificultades, sino que intenta solucionar situaciones individuales de parejas puntuales. Hoy por hoy, es imposible descartar todas las enfermedades y lo que se hace es buscar un grupo de enfermedades de riesgo que trae consigo la pareja que se somete a la técnica”.

“Que sea rubia y de ojos claros”

Si bien la técnica de PGD también podría identificar qué embriones tendrán características físicas particulares, si será rubio y qué color de ojos tendrá, los especialistas aseguran que nadie pregunta pro estos temas. “La técnica lucha por la vida y por la salud, no por la selección de los más lindos –asegura el doctor Roberto Quintana-. La pareja que decide hacerse un PGD llega al tratamiento luego de mucho dolor, de haber perdido varios embarazos o bien por padecer enfermedades que pueden transmitir a su descendencia. No se trata de prevenir defectos menores, estamos hablando de poder vivir o no”.
Finalmente, hay que decir que el PGD también se ha comenzado a utilizar para ayudar a chicos que padecen alguna enfermedad mortal y pueden ser ayudados por un hermano genéticamente compatible. Se estima que en el mundo ya hay doce casos de chicos que nacieron para salvar a sus hermanos mayores. Para esto también hay voces que se levantan en contra: “Hacer nacer a un hermano como banco de repuestos para otro es una vergüenza y una violación a los derechos humanos –sentencia Dal Lago-. Este es un ejemplo más de la ideología utilitarista anglosajona, tan vigente en el nuevo orden mundial”. No obstante, Perandones, que cotidianamente trata con familias que sufren este dramático problema, opina lo contrario: “Las familias que pasan por la desgracia de tener un hijo enfermo –con todo lo que implica una quimioterapia, una donación de médula ósea o un trasplante- no dudan en hacerse el tratamiento y luego transferirse al embrión compatible con el hermano ya nacido enfermo, transferirse el resto. ¿Quién puede juzgarlas?”, cierra la especialista de Halitus, centro que ya lleva trece recién nacidos que pasaron por esta técnica y cinco gestas en curso.