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Por: Noticias | 28/01/14

Hacer el amor adelgaza (un poco)


Un estudio revela el gasto calórico al tener sexo. Ellos queman más energía que ellas.

La igualdad entre hombres y mujeres puede verificarse en muchas cosas, pero –por ahora– no en la cama. Según los datos más recientes, publicados hace apenas un par de meses, a la hora del sexo el gasto de energía del varón promedio ronda las 4,2 kilocalorías por minuto, mientras que la mujer consume 3,1 kilocalorías en el mismo tiempo.

Por lo tanto, si se considera una relación promedio de una pareja heterosexual joven –de entre 18 y 35 años– el gasto (o la inversión) es de alrededor de 101 kcal por parte de los varones, mientras que las mujeres le ponen 69 calorías al tema.

una performance promedio sexual implica 100 calorías de consumo de energía.

Esta y otras cifras interesantes, surgen de una investigación realizada por investigadores de la Universidad de Quebec, en Canadá, y fueron publicados en forma de paper por la prestigiosa revista científica PLOS One.

Para llegar a estos números detallados, el doctor Antony Karelis y su equipo –especialistas en kinesiología y fisiología– midieron variados parámetros físicos de 21 parejas heterosexuales, sanas y sin discapacidades, cuyas edades iban de los 18 a los 35 años y que eran sexualmente activos.

Otra condición para participar del estudio fue que no se tratara de personas sedentarias, sino que debían practicar ejercicio físico con regularidad. Lo primero que hicieron los investigadores fue registrar sus Índices de Masa Corporal y medir diferentes datos orgánicos de cada participante, a lo largo de una sesión completa de ejercicios físicos de intensidad moderada, básicamente caminata sobre una cinta.

La actividad física nos suma, aproximadamente, un 20% de nuestro gasto diario de calorías.

Pero la parte más interesante fue el registro de su actividad sexual: debían mantener a lo largo de un mes por lo menos cuatro sesiones de sexo sin usar drogas ni alcohol y sin recurrir a estimulantes del estilo del viagra. Y además, durante el sexo, debieron colocarse unos pequeños brazaletes especiales –del tamaño de un reloj pulsera– con sensores capaces de rastrear y grabar diversos parámetros fisiológicos minuto a minuto.

“Desde hace muchos años el esfuerzo físico durante el encuentro sexual y su influencia sobre el aparato cardiovascular y respiratorio, es motivo de estudios científicos”, le dijo a NOTICIAS la doctora Beatriz Literat, sexóloga clínica e integrante del Departamento de Disfunciones Sexuales del instituto Médico Halitus. “E interesa mucho porque tras algún evento patológico cardíaco o pulmonar en la población de edad mediana, muchos pacientes temen que –durante la actividad sexual– puedan padecer un nuevo evento cardíaco. De hecho es algo que a los médicos se nos pregunta con frecuencia”.

El 10% es planificado (hacer deportes) y otro 10% “espontáneo”, como caminar por la casa o gozar del sexo.

Sexo y corazón. También eso le contestó a esta revista, desde Canadá, el propio Karelis, coordinador del trabajo: “La actividad física y sexual de los pacientes cardíacos siempre ha sido una preocupación para los médicos, ante la posibilidad de que tengan, por ejemplo, un nuevo infarto durante el sexo. Lo bueno es que varios estudios científicos han mostrado que ese riesgo es bajo. Y nuestra investigación, justamente, suma nuevos datos pormenorizados para que los profesionales puedan evaluar mejor esta temática”.

La doctora Literat también dice que en este estudio se analiza lo que les ocurre a parejas jóvenes y saludables y se comparan sus encuentros sexuales con el gasto energético que esos mismos protagonistas tenían haciendo ejercicio sobre una cinta. “Y lo que encontraron es que los valores energéticos que se gastan en una relación sexual son menores a los que se invierten en el ejercicio tradicional. Años atrás, los cardiólogos solían decirles a sus pacientes que –si podían subir tres pisos por escalera–, también podían resistir el desgaste de energía durante el sexo”.

La idea de que el placer de a dos, puede ser una estrategia para estar más sanos ¡no es dato menor!

Según Mónica Katz, médica especialista en nutrición y autora del libro “No Dieta, Puentes entre la alimentación y el placer”, se sabe que “el gasto de energía que implica la actividad sexual es variable. Y dependerá, por supuesto, de la intensidad y duración del esfuerzo. Desde ese punto de vista, las actividades humanas se clasifican en METs, que es una medida de intensidad de ejercicio. Por ejemplo, 1 MET corresponde a estar acostado o durmiendo en reposo. Y una carrera de velocidad representa 10, mientras que una caminata sin prisa está entre 3 y 4 METs”.

Según las mediciones del equipo canadiense, la actividad sexual –al menos en este grupo etario– se clasifica como un ejercicio de intensidad moderada, donde se gastan unos 5.8 METS por pareja. En detalle, el sexo generaba un gasto de 6 METs para los varones y de 5.6 METs en las mujeres. “Por eso”, resumió Karelis “hacer el amor es una actividad que podría ser considerada como un ejercicio físico significativo”.

En concreto, los datos recopilados por los canadienses muestran que el nivel de intensidad del gasto energético que aporta la actividad sexual se compara bastante –de hecho es algo mayor– a la de una caminata hecha a 5 kilómetros por hora. Pero a no alegrarse demasiado: el gasto energético del sexo promedio es menor al de hacer jogging, trotando a unos 8 kilómetros por hora.

Medidas. Los bríos sexuales y las kilocalorías implicadas no fueron el único punto interesante que surgió de este trabajo. En general, todas las personas suelen preocuparse, en voz más o menos alta, sobre su performance y sus tiempos.
En ese plano, el estudio publicado en PLOS One da cuenta de que el encuentro sexual promedio de las parejas canadienses duraba unos 24 minutos, lo suficiente para que los participantes gastaran, también en promedio, alrededor de 3.6 kilocalorías por minuto (para llegar hasta un total de unas 85 kilocaloría por cada match en la cama).

El nivel de intensidad del gasto energético que aporta la actividad sexual se compara bastante a la de una caminata hecha a 5 kilómetros por hora.

Una de las preguntas del cuestionario que los investigadores les hicieron contestar a todos los sujetos que participaron suena, como mínimo, superflua: se les pidió que compararan el placer que les generaba tener sexo con el placer que les aportaba hacer ejercicio físico.

No sorprende que el 98% de las respuestas coincidieran en que es más satisfactorio hacer el amor que salir a caminar. Aunque es posible preguntarse por qué dos personas afirmaron que “era tan placentero el uno como el otro”.

Por supuesto, hay mucho terreno para seguir analizando. Y, de hecho, Karelis le adelantó que la próxima cuestión que quieren indagar y responder desde su laboratorio “tiene que ver con cómo es cada experiencia sexual y cómo interviene sobre el gasto energético de la pareja: desde la influencia que tienen las posiciones en la cama, hasta si la quema de calorías se modifica por el hecho de qué miembro de la pareja da inicio a la actividad. Y hasta cómo se modifica con la percepción de la performance de cada uno”.

Fuente: Noticias