A partir de mediados de diciembre, en la mayor parte de las oficinas comienza a vivirse el fin de año, lo que implica cierto descenso en las exigencias laborales y, por lo tanto, un descenso en los niveles de estrés relacionados con requerimientos del trabajo. Muchas veces el verano implica entonces a nivel laboral un descenso en el ritmo de trabajo, lo que conlleva una baja del estrés convirtiéndolo en un buen momento para realizar un tratamiento de fertilización in Vitro. Esta baja en el estrés -uno de los enemigos acérrimos del cuerpo- aumentaría las chances de éxito de los tratamientos, ya que, a estas alturas, está comprobado que puede afectar los resultados de un procedimiento.
Las medicinas complementarias y el enfoque holístico son el perfecto agregado a la medicina tradicional: se basan en el concepto de que todos los aspectos de la vida del paciente -emocional, física y espiritual- impactan de una manera u otra sobre su fertilidad.
“Hace años que distintas investigaciones demostraron que la salud física de la pareja que se enfrenta a un tratamiento de fertilidad es tan importante como su salud psicológica y emocional. Si bien el estrés no puede impedir en sí mismo un embarazo, sabemos por diferentes estudios, incluso varios realizados en la Universidad de Harvard, que el estrés lleva a dificultades en la ovulación, espasmos en las trompas de Falopio, disfunciones sexuales, desarrollo anormal del esperma y de la eyaculación. Y esto ya esta demostrado. La experiencia indica que el entrenamiento en técnicas del comportamiento puede ayudar al manejo del estrés y beneficiar así los resultados del tratamiento de fertilidad y en esto hemos trabajado todo el año con nuestro Programa La Mente y el cuerpo en la Infertilidad. A estas alturas mucho hemos hablado sobre la relación de la medicina mente-cuerpo en la infertilidad y sobre la importancia de reducir los niveles de estrés. Durante todo el año trabajamos con técnicas especiales que apuntan optimizar los resultados mejorando la función reproductiva y creando un mejor estado mental y de salud en general. La tensión siempre está acumulada y siempre va a reducir los efectos no solamente de los tratamientos médicos sino también de nuestra calidad de vida. En verano, el estado mental de por sí cambia, por descenso en las obligaciones y el ritmo de trabajo, la química cambia y los estados de tensión se reducen propiciando un buen momento para un intento de tratamiento”, explica el Dr. Sergio Pasqualini, Director de Halitus Instituto Médico.
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