El 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer y en 2017 las Naciones Unidas lo orienta a «Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030», en busca de una verdadera igualdad de género en el trabajo.
Pero… ¿Cómo lograr esa igualdad con mujeres que al día de hoy quieren ser exitosas en sus trabajos y son juzgadas por hacerlo postergando su maternidad? O lo que es peor, porque deciden no ser madres. ¿Cuántas veces en entrevistas laborales se les pregunta a esas postulantes si está en sus planes embarazarse? Y se descartan si así fuera. ¿O ese trabajo full time – fuera y dentro de la oficina- que se le exige a aquellas que son madres?
El desarrollo de la sociedad y lo que esta misma sociedad demanda y espera de las mujeres, es hoy objeto de deseo para ellas: crecer en lo profesional, fructificarse en logros y conquistas personales, es para muchas mujeres «la expresión de la fertilidad». Si bien la idealización y devoción por la mujer-madre persiste, convive con una creciente valoración de la mujer-conquistadora, mujeres que en el último siglo se han destacado, no por parir hijos sino por ser célebres en lo que hacen.
La ciencia en fertilidad y reproducción asistida ha sido compañera de esos avances y colaboran con el empoderamiento de las mujeres. En la actualidad, ellas eligen asumir responsabilidades más sociales que familiares. La maternidad se ha transformado en una elección y la ciencia contribuye a eso.
En Ginecología, la pastilla anticonceptiva fue el primer gran paso hacia una mujer empoderada. Sin embargo, no pudo resolver la problemática de la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo que es hoy el principal problema de salud reproductiva de este siglo.
Lo logró la vitrificación de óvulos como excelente respuesta de la ciencia a esas mujeres que quieren ser madres, pero no todavía. O que quizás no saben si quieren serlo. Aquellas mujeres en edad fértil que sepan que su decisión es postergar la llegada de su primer hijo, pueden recurrir a esta técnica. El beneficio es que se conservan los óvulos de la «edad» del momento en que se congelaron, por lo que la mujer puede decidir ser madre a las 40 pero con sus óvulos de cuando tenía 32, por ejemplo.
El procedimiento consiste en estimular los ovarios con hormonas para que se produzcan varios óvulos -la cantidad dependerá de la capacidad de respuesta del ovario-, luego se aspiran los folículos que contienen los óvulos y se congelan para su conservación. La técnica utilizada es la vitrificación que es la variante de congelamiento con descenso brusco de la temperatura y que permite lograr muy buenos resultados al descongelarlos.
Los avances científicos también facilitaron el momento de elegir ser madre en contextos menos tradicionales que la familia tipo de otras épocas. Hoy una mujer puede ser madre, aunque no esté en pareja o lo esté con otra mujer.
La mujer es una mujer distinta y eso conlleva cambios. Su ingreso al mercado laboral y su creciente necesidad de auto-realización, el hecho de despojarse de tabúes y creencias, el acceso a información a partir de la tecnología llevó a la conformación de familias diferentes. La realización de la mujer, su libertad y la posibilidad de decidir querer o no un hijo. De eso se trata también el empoderamiento femenino.
(*) Director científico de Halitus Instituto Médico y presidente de Fundación REPRO.
http://www.telam.com.ar/notas/201703/181835-opinion-fertilidad-dia-de-mujer.html