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Por: Revista Buena Salud | 27/03/07

Falta de deseo sexual en las mujeres: cómo tratarla


Reportaje a la Dra. Beatriz Literat

Es una problemática compleja de la sexualidad que puede ser superada si se efectúa un diagnóstico certero, un tratamiento adecuado y en la medida en que la mujer se sienta lo suficientemente atractiva y sexy para aquel que eligió como compañero.

¿Cuáles son las razones más frecuentes por las que una mujer pierde el deseo sexual?
Las estadísticas prácticamente son bastante coincidentes a nivel mundial y nacional. De las personas que consultan, entre un 30 y un 40% lo hacen por Deseo Sexual Inhibido, dependiendo lógicamente de la edad de la mujer y también del status marital. Las causas por las cuales una mujer pierde el deseo sexual son múltiples. Existen disfunciones del deseo que tienen que ver con causas específicamente orgánicas, que es algo que antes no se manejaba. Antes se decía: “no tengo ganas, debe ser porque tengo estrés, porque no amo a mi pareja o por otro motivo psicológico”. Actualmente, se sabe que, aunque uno ame mucho a su pareja, aunque no esté con estrés, y aunque aparentemente el contexto sea ideal, se puede sufrir una falta de deseo sexual, porque el deseo está relacionado con neurotransmisores hormonales y con hormonas y, como a lo largo de la vida de las mujeres, éstas tienen altibajos, son cíclicas y van variando, eso va alterando el deseo sexual. Por otro lado, el deseo sexual tiene que ver con la salud misma, por lo tanto, cuando una persona tiene un estado de salud alterado, donde se modifican los factores normales, fisiológicos, también se puede dar una alteración en el deseo sexual. Por ejemplo, en una depresión, en un hipotiroidismo, en una diabetes, en las anemias, y en varias enfermedades crónicas. Es un problema mucho más común de lo que se cree, pero por suerte las mujeres están tomando conciencia de que existe un especialista, el sexólogo clínico, que además es médico y está en condiciones de entender y resolver su problema.

¿Es cierto que las mujeres tienen más dificultades sexuales que los hombres?
Originalmente se sostenía esta afirmación porque la cultura de siglos atrás exigía que el varón tuviera incorporada una sexualidad “todo terreno”, que no fallara nunca. Además no se le daba importancia al placer ni al deseo de la mujer. Tradicionalmente la mujer no expresaba su placer, sus deseos, sus intereses, ni sus orgasmos, por lo tanto se creía que la mujer no sentía, o simulaba, pero la verdad es que las mujeres consultan mucho actualmente a los sexólogos y desde que son más concientes de su derecho al disfrute, lo expresan, quieren estar bien consigo mismas, no sólo “para complacer a su pareja”. Esto ha creado un conflicto con el varón, que se siente exigido y observa que su rendimiento anterior, ante una pareja complaciente, no era lo mismo que estar con una mujer que quiere dar, pero que también quiere recibir y quedar satisfecha.

¿Qué diferencias existen entre la falta de deseo sexual y la excitación sexual?
La “falta de deseo sexual” es la poca o nula inclinación o interés de una persona a tener actividad o relaciones sexuales o fantasías. En cambio, “excitación sexual” es la segunda etapa de la respuesta sexual. El primer escalón de esta escalera que se llama Respuesta Sexual Humana es de carácter neurohormonal y tiene su punto de partida en el cerebro, en una zona llamada Sistema Límbico. Intervienen sustancias químicas llamadas neurotransmisores que permiten la activación o inhibición del deseo sexual. Si existe una activación, se agregan componentes vasculares que inician la fase de excitación que en el varón está representada por la erección del pene y en la mujer por la lubricación genital y las sensaciones de placer.
En el deseo sexual hay componentes neurológicos y hormonales. En la excitación hay componentes neurológicos, hormonales y se le agrega el componente vascular. Por eso el hombre puede tener deseo, pero no necesariamente tener una erección, y la mujer puede sentir deseo y no estar lubricada o tener sensaciones subjetivas. Esa es la diferencia. El deseo es un pensamiento que aparece por activación de los neurotransmisores del cerebro y las hormonas, pero en la excitación sexual ya interviene el corazón, aumentando la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria y toda esa combinación de fenómenos orgánicos lleva la sangre hacia los órganos genitales.

¿Qué ocurre por ejemplo si la excitación no sucede?
Bueno, por ejemplo, como podría suceder en personas que tienen enfermedades vasculares o sistémicas como diabetes o arteriosclerosis hay ganas pero no hay con qué. Muchos varones no presentan erecciones y las mujeres no se lubrican; allí es donde viene la intervención del Sildenafilo, Tadafilo o Vardenafilo, el famosos Viagra en los varones, que se creó precisamente para eso. También hay que pensar en tratar la enfermedad de base. Estamos hablando de salud, donde la disfunción sexual es un síntoma. En el caso de las mujeres también existen recursos para tratar la falta de excitación, sustancias que contribuyen a la vasodilatación como la Arginina y el Ginseng asociadas a metabolitos del tipo del Magnesio se usan actualmente y en muchas casos de falta de lubricación utilizamos Sidenafil en mujeres. Aunque el tema del Deseo Sexual me gustaría decir que debe tenerse en cuenta que adentro del pene tienen que ingresar aproximadamente 250cm3 de sangre y adentro de la pelvis femenina, alrededor de 1000cm3 de sangre. Esta condición vascular implica una diferencia importante en el tiempo que necesita una mujer o un varón para lograr la excitación sexual; hay que diferenciar la enfermedad de condición fisiológica, porque puede pensarse que uno tiene una disfunción excitatoria y no es así.

¿Cómo se pueden superar las causas físicas de la inapetencia sexual: depresión, estrés, cansancio, entre otras?
Las causas físicas de la inhibición del deseo sexual pueden ser esas, pero hay muchas otras como enfermedades neurológicas, secuelas de accidentes o cirugías ginecológicas, insuficiencias hormonales, ciertas situaciones normales en la vida de la mujer como la menstruación, el climaterio, el puerperio, el embarazo, también hábitos nutricionales inadecuados que provoquen anorexia o anemia y también obesidad o alteraciones metabólicas. Estamos hablando de algo más complejo. El ser humano es como una maquinaria muy sofisticada. Por eso una de las funciones del sexólogo es responsabilizarse de la coordinación interdisciplinaria cuando trabaja en equipo con otros especialistas, porque hay veces que necesitamos la intervención del endocrinólogo, o del urólogo o del especialista en enfermedades cardiovasculares. Todo ello para realizar un diagnóstico correcto que permita el tratamiento adecuado.
Con respecto a los tratamientos, más allá de lo expuesto, hoy realizamos tratamientos con Testosterona y Dehidroepiandrosterona. La Testosterona en las mujeres es un poco la revolución terapéutica; algunos le llaman el Viagra femenino pero, como dije antes, el Viagra o Sildenafil es un vasodilatador que actúa en la fase de excitación, mientras que la testosterona está directamente relacionada con el deseo sexual. Por supuesto que debe prescribirse adecuadamente y los resultados son muy buenos. En Europa ya se utiliza, desde el año pasado un parche de Testosterona que se cambia cada tres días y se coloca en la zona abdominal. Se comenzó a utilizar en mujeres a quienes le habían extirpado los ovarios y el resultado fue muy alentador, ahora se usa en el climaterio y cuando los análisis nos indican una disminución hormonal.

¿Cómo se pueden contrarrestar las causas psicológicas y/o sociales?
De la misma manera que uno hace la indagación de las causas biológicas que recién mencionamos, cuando existen causas psicológicas debe realizarse un buen diagnóstico ya que una mujer hoy puede tener un espectro de preocupaciones muy grande debido a sus múltiples roles y responsabilidades. Pueden ser problemas personales, familiares o de pareja, de trabajo, de estudio, financieros y la lista sigue. Será el sexólogo en conjunto con un psicólogo, probablemente, quien indague de qué manera estas variadas fuentes de conflicto están ejerciendo esa influencia negativa sobre la vida sexual de esa mujer y tendrán que trabajar juntos, porque en muchos casos, cuando hay problemas psicológicos, la disfunción sexual es un síntoma.

¿Cuáles son las principales consecuencias de la inapetencia sexual?
La respuesta sexual tiene cuatro fases, el deseo, la excitación, el orgasmo y la relajación o detumescencia. Cada una de ellas nos sirve para tener placer, para poder reproducirnos, para mejorar la intimidad de la pareja, para mejorar nuestra autoestima y obtener mayor seguridad personal, y para que nuestro sistema inmunológico funcione mejor y así estar más saludables. Porque está demostrado que, cuando tenemos más actividad sexual, el organismo hace un esfuerzo equivalente a un ejercicio físico, donde se ponen en marcha todos los mecanismos hormonales y vasculares de los que ya hablamos, el cerebro, los sentidos, el sistema músculo-esquelético, y se librean unas neurohormonas que se llaman endorfinas y que son las mismas que se liberan cuando nos reímos, cuando hacemos una actividad o trabajo que nos gusta mucho, cuando practicamos un deporte, y ayudan a mejorar el sistema inmunológico. Cuando no tenemos deseo sexual sucede todo lo contrario. No tenemos placer, la reproducción se ve comprometida, la intimidad en la pareja se altera y también la autoestima; la seguridad personal y la salud se ve deteriorada. Existen trabajos que han estudiado grupos humanos y cuando las personas tienen relaciones sexuales con cierta frecuencia y en buenas condiciones, toda la salud está mejor comparada con personas que no tienen relaciones o tienen relaciones con menos frecuencia. La sexualidad no es algo trivial, tiene efectos poderosos en nuestros sistemas.

¿Por qué razones es habitual que las mujeres pierdan su deseo sexual durante el post parto? ¿Cómo lo pueden recuperar?
Específicamente, en la época del puerperio, donde la mujer está lactando hay un aumento de una hormona que se llama Prolactina, que provoca la disminución del deseo sexual. Durante el embarazo, es un mito que no hay deseo. Muchas mujeres durante el embarazo tienen más deseo que nunca, sobre todo en el segundo trimestre.

¿Cuál es el principal indicador del deseo sexual inhibido?
La pérdida de fantasías sexuales, porque no solamente existen las ganas, inclinación o impulso a tener relaciones, sino también existen las fantasías, que las mujeres pueden no contárselas a nadie.

¿Puede suceder que tengan fantasías sexuales e inapetencia sexual a la vez?
Sí, hay veces que la mujer no siente deseo hacia su pareja, sin embargo, sigue teniendo fantasías. Ese es un dato muy importante para el sexólogo porque puede significar que hay alguna alteración a nivel diádico, es decir, o que ambos se encuentran “desincronizados”, o que el varón no logra estimular el deseo de su compañera o puede ser que sea un problema reactivo: porque ella no llega al orgasmo, no se excita todo el tiempo que a ella le gustaría, o su pareja no la tiene en cuenta en sus preferencias. Entonces, llega un momento en el que la mujer se cansa y no quiere comenzar una relación para no quedar frustrada, pero sigue teniendo fantasías. Este es un dato importante”. ¿Con quién fantasea esta paciente?”. A lo mejor fantasea con el mismo compañero, pero comportándose de una manera totalmente distinta a la de la vida real. Existen otros casos en los cuales no hay fantasías ni tampoco deseo. Y hay casos en los que no hay fantasías pero sí hay deseo, porque a lo mejor es una mujer educada en un colegio religioso o en un ambiente muy reprimido, en el cual las fantasías eran consideradas algo inadecuado. La paciente se siente culpable de fantasear; ese es también un buen dato para el sexólogo. Tendremos que ver cómo podemos ayudarla a resignificar el concepto de la sexualidad, para que ésta se convierta en algo más placentero para ella y para su pareja.

Luego que una pareja supera la fase de enamoramiento, durante la cual el deseo erótico es muy fuerte, ¿cómo puede continuar manteniendo la pasión inicial?
Ahh, ¡esa es la pregunta del millón! Y es la pregunta del millón porque daría la sensación de que hemos pasado desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX cuando la sexualidad tenía un objetivo exclusivamente reproductivo y no podía concebirse fuera de la función reproductiva, al extremo opuesto completamente. En el siglo XXI el modelo es una sexualidad casi anónima. Una relación sexual casi desprovista de pasado, presente o futuro; sin contenido trascendente, como una fotografía con photoshop, perfecta y prolijita, que tiene que ser fantástica, explosiva y sin consecuencias; un notable ejercicio placentero; sin tener en cuenta la parte humana que es lo más noble, lo más singular y maravilloso que tiene el ser humano en su relación con otro ser humano. La sexualidad es una forma de relacionarse muy poderosa para una pareja y contribuye a su unión y persistencia. Cuando la persona que se tiene al lado no es la pareja, cuando es una persona que ocasionalmente se encuentra, que produce un alto impacto erótico, esto es un flash. Es algo que puede durar un poco más o un poco menos, pero a la larga no tiene otro sustento. Según mi manera de ver y mi experiencia con parejas, mientras haya un proyecto en común, similitud de valores, intereses compartidos, una familia por construir, amor altruista hacia el otro, madurez y comprensión en los momentos menos placenteros de la vida de pareja, y cuidados mutuos, sumados a una intimidad creativa, creo que esas personas tienen altas chances de poder seguir juntas manteniendo un vínculo erótico porque el erotismo está complementado con todos los demás ingredientes que mencionamos. Estas personas la pasan muy bien con sus parejas en la vida, no solo en el dormitorio, pueden dialogar entre ellos y mantener su relación fresca y bien nutrida. Lo que veo en la consulta es que si las parejas basan su relación solamente en los aspectos eróticos, esto termina agotándose y la relación termina.

Cuando se llevan años de casados ¿cómo dejar de lado la rutina?
Todo va a depender de la pareja. Si las personas tienen una vida interesante, donde cada compañero se pregunte qué puedo darle al otro, y no qué puedo obtener del otro, y permite que el otro se desarrolle, puede ser algo muy divertido y muy interesante porque ambos se están ayudando a desplegar mutuamente sus personalidades. Entre los dos están cultivando una relación que es flexible, totalmente lo opuesto a la rutina. Cuando hay una limitación al crecimiento del otro, porque molesta que el otro crezca más que uno o porque no se tiene tiempo para acompañar el crecimiento del otro porque cada uno está muy centrado en sí mismo, aparecen los sentimientos de soledad que llevan a la rutina. Se pierde la relación de intimidad, que no quiere decir estar desnudos de cuerpo. Intimidad quiere decir desnudar el alma, poder abrirse con verdad a la otra persona, desplegar el verdadero ser, sin temor de ser reprimido por los intereses egoístas del otro. Esto puede ser un desafío muy interesante para la pareja, donde cada uno aporta su inteligencia, su humor y su creatividad.

¿Cómo se puede hacer más satisfactorio el juego sexual?
Si se desea tener una actividad interesante y placentera con la pareja, lo mejor que se puede hacer es tratar de averiguar y preguntarle explícitamente qué es lo que le agrada y que el compañero/a ala vez le pueda transmitir qué es lo que a su vez prefiere, para que cada uno de ellos sepa a qué atenerse y se sientan mejor. Hay que leer libros de base científica pero de divulgación sobre sexualidad, buscar en Internet secciones de educación sexual, tomar cursos, talleres o ir a charlas dadas por sexólogos. Por ejemplo, en Halitus nosotros damos todos los meses charlas abiertas a la comunidad, gratuitas, para parejas, para hombres y mujeres solas, para padres, para educadores, para adolescentes, para embarazadas, y también para mujeres o parejas que están buscando fertilidad. Cada caso es distinto y en cada charla uno puede obtener información real, científica y enriquecer mucho su vida sexual.

Interesante, además, y no aburrida
Realmente esto es muy cierto…A mí me pasa en la consulta que a veces hay gente que pide un turno y después lo cancela, y viene después de dos años. Y después de la entrevista me dicen: “Esta entrevista es algo completamente distinto a lo que yo me había imaginado…Qué lástima que no vine hace dos años”. Y yo les contesto: “¡Qué lástima haber perdido tanto tiempo! Los sexólogos estamos entrenados para que los tratamientos sean alegres como la sexualidad, divertidos, amenos y que den resultado lo más rápidamente posible porque cuando un paciente viene trae una larga historia de padecimiento silencioso y ya no quiere esperar más…

¿Qué importancia tienen, previamente, la ternura y los besos?
Se supone que la sexualidad entendida como un acto de comunicación con el otro, conlleva algo mucho más amplio que el contacto genital propiamente dicho. Una cosa es sexualidad y otra es genitalidad. Genitalidad es un contacto de los órganos genitales. En realidad, si toda la sexualidad fuera solamente eso, sería muy limitada y, además, para que pueda llegar a existir una erección, la lubricación vaginal y el llenado de sangre a las zonas pélvicas, es necesario primero que el cerebro se active y que se pongan en funcionamiento los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. El olfato es muy importante. Desde las feromonas que son sustancias que emiten los hombres y las mujeres, y que actúan como impulsores de conductas, en forma inconciente, hasta el sonido de la voz, que estimula el sentido auditivo en la mujer, sobre todo, y que le permite tener cierta inclinación en la selección y elección de la pareja: el contenido y el sonido de la voz del hombre pueden impresionar positivamente o negativamente a una mujer. La vista, sobre todo para el hombre, porque él juzga en primera instancia según lo que ve. El tacto: la piel es el órgano más extenso de la sexualidad y es como una droguería de sustancias químicas que, cuando son estimuladas a través de las caricias, liberan sustancias químicas, neurotransmisores, que son recibidas y captadas por el cerebro y que permiten poner en acción nuevas sustancias químicas, produciéndose una cascada que va a conducir a estas fases del deseo, excitación y orgasmo. El gusto también, siempre se ha hablado de las comidas afrodisíacas, y también del sabor del otro en los besos. El olorcito de la otra persona, todos estos elementos llevan a un nivel de compenetración entre ambas personas que determina la posibilidad de bajar las defensas, de no estar en guardia, de no estar alerta, de poder relajarse totalmente, y las mujeres sobre todo, permitir la penetración del órgano masculino dentro de su intimidad.

Si la química del amor la controla el cerebro ¿cómo se puede estimular la actividad cerebral para tener un sexo más placentero?
A través de los sentidos. Y mejorando el contexto inmediato, cambiarse de peinado, afeitarse bien en el caso del varón, comprarse ropa atractiva o que el varón lave los platos o acueste a los chicos para que la mujer no llegue tan cansada a la cama. No lo digo en broma, eso es muy afrodisíaco. Que un marido le diga a su esposa: “¿Te gustaría darte un relajante baño de inmersión, mientras yo levanto la mesa, limpio la cocina y después nos encontramos…?” ¡Es una de las cosas más afrodisíacas que hay! O “No te preocupes mi amor que yo llevo a los chicos a lo de mi mamá, así vos podés estar tranquila y descansar”. Eso es super erótico. Los señores deberían probarlo, garantizo los resultados.

¿Cuáles son las razones más frecuentes por las que las mujeres consultan a los especialistas en disfunciones sexuales?
Cada una de las etapas de la respuesta sexual puede estar alterada. Entonces aparecen trastornos en la etapa del deseo o en la etapa de la excitación, disfunciones orgásmicas, fobias o aversión sexual o dispaurenia, que es el dolor en el coito; o vaginismo, que es una reacción o reflejo involuntario de los músculos perivaginales que impide el coito. Este es un trastorno muy interesante, porque la mujer puede tener deseo, excitación, orgasmo, con actividad sexual extragenital sin tener penetración. Cuando llega ese momento, los músculos se contraen espasmódicamente, involuntariamente y la mujer no puede hacer nada para relajar y descontraer eses músculos y la penetración no se puede llevar a cabo. Hay muchos profesionales que todavía hablan a la mujer acerca de un tratamiento local con anestésicos, u operar el himen y esto es un error ya que, según las investigaciones que se han realizado, a veces, el vaginismo no es una disfunción causada por un problema sexual, sino que puede ser de otro origen, pero que se manifiesta sexualmente. Por ejemplo, pacientes que tienen un conflicto con su rol como mujeres, que tienen miedo a perder el control, personas con trastornos obsesivos, donde necesitan estar en control permanentemente o personas con antecedentes de abusos, o relaciones sexuales displacenteras, o personas con educación muy represiva que ha dejado secuelas traumáticas en su psiquismo; miedo al embarazo, o a la rotura de sus genitales en una relación sexual, miedo a la primera vez, al sangrado, al dolor, todo esto puede provocar vaginismo. El tratamiento no tiene nada que ver con tomar un bisturí y operar el himen, sino que es un tratamiento combinado de carácter cognitivo comportamental, en el cual resignifique la sexualidad y el rol femenino combinado con ejercicios físicos específicos para que esta mujer pueda ejercitar el control sobre sus músculos pélvicos. Se realiza una desensibilización progresiva, en la cual gradualmente la mujer desarrolla un proceso de autoconocimiento hasta quedar convencida de que no va a sufrir daño alguno en el coito.

¿Qué importancia tiene la comunicación en la pareja, aún tratándose de una disfunción que aparentemente sólo le ocurre a la mujer?
Como la sexualidad es una cosa de a dos, para una mujer es muy importante sentirse comprendida, apoyada, acompañada, como por ejemplo en el caso del vaginismo, donde tenemos porcentajes de éxitos terapéuticos de más del 95%. Es muy distinto el tiempo que tarda la paciente en resolver el problema cuando tiene el apoyo de su pareja que cuando sucede lo contrario. A veces el varón no tiene que hacer nada, sólo estar enterado, informado de lo que está pasando durante el tratamiento, porque en reralidad todo el trabajo lo tiene que hacer ella misma. Es más, durante el tratamiento de vaginismo no es que la mujer tiene que relajarse y permitir la penetración como dicen algunos; eso es imposible. El obstáculo es a nivel cerebral, hay una completa imposibilidad de que esto se lleve a cabo. Pero, estando el hombre en conocimiento de la necesidad que ella tiene de estar en control y de todo el esfuerzo que para la mujer significa estar haciendo ese tratamiento o en el caso de la disfunción orgásmica también es necesario el acompañamiento y la colaboración de la pareja, así los resultados del tratamiento son mucho más rápidos.

¿Qué sucede cuando la pareja ya tiene hijos?
Los hijos son una gran bendición y a veces hay que tener mucha paciencia porque en las primeras etapas de la adaptación a ser padres los hijos se convierten en unos verdaderos invasores del tiempo, de la energía. Pero es necesario que la pareja sepa encontrar los momentos, sepa buscar la manera porque fundamentalmente esos hijos necesitan a sus padres unidos. La primera educación sexual es sin palabras, es la educación sexual de padres que se quieren, que le muestran a sus hijos un ejemplo de buen diálogo y afecto, porque no hace falta exteriorizar la sexualidad, se percibe, y los chicos también perciben cuando los padres son fríos, o no tienen un buen diálogo o buena avenencia matrimonial. Tengo pacientes que me dicen “cuando era chica en mi casa nunca vi a mis padres prodigarse ninguna señal de afecto, ni siquiera una caricia o un beso”. “Y el diálogo que había entre ellos”, dicen, “no me demostraba que existiera alguna complicidad”. Se refieren al tipo de complicidad amorosa, afectuosa, respetuosa que es el primer paso para la educación sexual y los padres, además de padres son pareja y tienen que recuperar el espacio de pareja.

¿Qué hacer cuando la falta de deseo ocurre porque es el hombre el que tiene problemas, por ejemplo, disfunción eréctil?
No solamente una disfunción eréctil, el varón puede tener falta de deseo, una dificultad con el orgasmo, eyaculación precoz, una eyaculación retardada o una fobia sexual y esto origina una situación que llamamos diádica, o reactiva. Porque el deseo sexual inhibido en la mujer puede encontrarse solo o presentarse en forma selectiva, cuando sucede en determinadas circunstancias o con algunas parejas y con otras no. También puede ser reactiva, es decir, ante una disfunción del compañero, la mujer no encuentra placer en esa relación y no hay gratificación, por lo tanto, el cerebro, lo primero que hace es bloquear la descarga de neurotransmisores “activadores del deseo” y descargar los “inhibidores”. En ese caso, es muy importante que así como la requiere comprensión de su pareja, también ella se la dé a su compañero. El varón, como culturalmente tiene que demostrar todo lo que puede, que no falla nunca y que todo lo sabe, siente mucha ansiedad por demostrarle a la mujer que él es lo que ella espera que sea. Cuando se encuentra en medio de un obstáculo aparece un cuadro que se llama “ansiedad por el desempeño” que le provoca una gran descarga de adrenalina y al hombre se le cierran las arterias y pierde la erección o se le adelanta la eyaculación o pierde el deseo porque se concentra más en los resultados que en el placer que podría sentir si no viviera la situación con tanta responsabilidad. Algunas mujeres no comprenden esa situación del varón, porque lo ven como una máquina sexual no como un hombre. Este tipo de mujeres acusan al hombre “¿Cómo es posible que no me brindes el placer que yo necesito?¿Cómo es posible que tu erección no dure tanto como muestran en las películas?¿Cómo es posible que tu eyaculación sea tan rápida?” y no se dan cuenta que al hacer eso, no solamente el varón claudica, sino que también ellas pierden deseo y el estímulo que podrían obtener de su compañero si fueran más comprensivas. Aparece un círculo vicioso donde cada uno afecta negativamente al otro. Existen parejas, más asertivas y enfocadas a las soluciones que concurren a las consultas para mejorar y “revitalizar su vida sexual”:

Durante la menopausia, ¿se pierde el deseo?
Las hormonas más importantes en cuanto al deseo sexual son la Testosterona, también la DHEAs, que es la dehidroepiandrosterona. La Oxitocina y la Vasopresina, los Estrógenos y la Progesterona y la Prolactina también tienen un rol importante, pero el climaterio es vivido por cada mujer en forma diferente. Por lo tanto, hay mujeres que durante las edades más jóvenes en el transcurso del climaterio y, gracias a que ahora sienten que no son más fértiles y que no tienen que cuidarse para no quedar embarazadas, pueden permitirse disfrutar de la sexualidad y su deseo aumenta. Hay otras mujeres que sienten la pérdida de la menstruación como la pérdida de su ser femenino y pueden deprimirse y perder el deseo si no tienen un compañero que las estimule y acompañe afectuosamente. También sucede que por un trastorno en la lubricación se produce el coito o penetración dolorosa que es lo que llamamos dispaurenia y eso, por supuesto, no es ningún incentivo para tener una relación sexual. Para todo esto hay tratamientos hoy día, desde terapias hormonales de reemplazo de diferentes tipos hasta tratamientos con Dehidroepiandrosterona o con Testosterona, como ya dije, y, a nivel local, tratamientos vaginales con sustancias lubricantes, o isoflavonas de soja. En fin, contamos con un arsenal terapéutico que permite solucionar esto en muy breve plazo.

¿Algunos medicamentos pueden producir disminución del deseo sexual?
Efectivamente puede ser que la paciente esté tomand