brinda ayuda científica y asistencia al proceso por el cual se puede lograr el embarazo y que tienen como objetivo facilitar las condiciones para que se produzca la fecundación. Hace 32 años, un 25 de julio de 1978, Louise Brown, la primera bebé de probeta, marcaba un antes y un después en el desarrollo de estas técnicas. Hoy Louise Brown es madre y la ciencia sigue avanzando. En aquel entonces algunos creían que sólo algunos centros de países desarrollados iban a ofrecer las técnicas, no que iban a estar disponibles incluso en nuestro país. “Esta noticia se vivió como el advenimiento de una noticia esperada, había publicaciones de fertilización in vitro y cultivo de embriones humanos desde más de diez años antes, e incluso de embarazos previos que no llegaron a término. En el campo de la reproducción animal y experimentación, también se había progresado, con lo cual era solo cosa de tiempo que se tuviera éxito”, sostiene el Dr. Carlos Quintans, Doctor en Farmacia y Bioquímica, a cargo del laboratorio de humanos de Halitus Instituto Médico desde sus inicios.
Cuando estas técnicas recién empezaban a aparecer, el Dr. Quintans trabajaba con su equipo en la Comisión Nacional de Energía Atómica. “Trabajar en el laboratorio hace 30 años, en los inicios de la reproducción asistida, en rasgos generales era bastante parecido, sin embargo, en muchos detalles puntuales, se introdujeron muchos cambios y mejoras significativas”, relata el bioquímico.