En este contexto es indispensable que las personas se informen tempranamente sobre cuáles son sus opciones, se estudien y puedan tomar la decisión más adecuada para su vida. No son pocas las opciones y el asesoramiento especializado juega un rol relevante. Qué debe saber una persona que busca un hijo y no llega, quien recién comienza y quien piensa en buscarlo más adelante.
Todo comienza con una pregunta. El interrogatorio del médico especialista que habitualmente se realiza en una primera consulta apunta a orientar la dirección del diagnóstico, antecedentes, historia personal. Las preguntas dirigidas a cada miembro de la pareja no difieren mucho una de otras, aún cuando sean de distinto sexo. Se los interrogará acerca de su edad, su estado de salud en general, operaciones o enfermedades mayores, infecciones urinarias o de transmisión sexual. En cuanto a la pareja, el médico podrá preguntar acerca de la frecuencia de las relaciones sexuales, si han intentado coincidir con algún período concreto del ciclo de la mujer o si se presentaron problemas en la relación sexual en algún momento, como eyaculación precoz, dispareunia –dolor vaginal- o algún trastorno que dificulte el coito. Y entonces los primeros pasos han sido dados. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer en este punto. El diagnóstico acertado es un paso fundamental para la elección del tratamiento más adecuado y el tiempo de búsqueda no es un tema menor. “Para que un embarazo tenga lugar tres elementos son necesarios: un embrión viable, un útero receptivo y un cuerpo cuyos mecanismos funcionen adecuadamente. El punto de partida entonces es ubicar dónde está la falla que hace que ese embarazo no se produzca. Y esa falla podemos encontrarla en el embrión -que puede fallar por problemas con los óvulos o con los espermatozoides-, en el útero –que puede fallar por problemas anatómicos como miomas, adenomiosis o malformaciones uterinas; por problemas inmunológicos o por trastornos hematológicos. O La falla puede tener relación con el cuerpo, que puede fallar por problemas hematológicos, inmunológicos o trastornos relacionados por estrés, por ejemplo, e incluso por un tema muy importante: una mala nutrición. El sobrepeso o bajo peso pueden estar incidiendo en el buen funcionamiento del sistema reproductivo. Cada una de estas opciones requerirá una indicación para el diagnóstico y tratamiento, por eso es importante la evaluación conjunta si se trata de una pareja”, comienza explicando el Dr. Sergio Pasqualini, director científico de Halitus y presidente de Fundación Repro.
La evaluación y causas de infertilidad frecuentes en la mujer
“La información que podemos obtener del ciclo menstrual también es importante. Lo normal es que la menstruación se presente cada 26 a 32 días, la cantidad de sangre menstrual 50 a 100ml. Si la menstruación es regular, lo más probable es que esa mujer ovule y si lo hace, la ovulación se producirá 14 días antes de la menstruación. El color del sangrado, la cantidad también van a brindar información sobre el funcionamiento del endometrio y dará pautas de si hay algo que no se está produciendo correctamente. La menstruación puede aportar muchos datos en cuanto al normal o anormal funcionamiento, por eso debe estar incluida dentro del interrogatorio”, sostiene el médico.
El segundo paso es la evaluación física. En el caso de la mujer se le realizará un examen pélvico y se examinarán las mamas, también puede solicitarle una ecografía y llevar adelante un Pap para descartar infecciones.
El médico especialista describe: “Es necesario realizar estudios de la ovulación. Pueden ser directos, como medir la temperatura basal, o indirectos, mediante una ecografía, dosajes hormonales o incluso una biopsia de endometrio. Eventualmente podemos indicar una histerosalpingografía para observar si existe permeabilidad en las trompas de Falopio, ante la sospecha de una obstrucción de las mismas. O, ante la sospecha de presencia de endometriosis, obstrucción tubárica o presencia de adherencias o fibromas e, incluso, malformaciones de los órganos genitales, solicitar estudios que permiten la evaluación desde adentro de la pelvis y los órganos genitales internos, como la histeroscopía o la laparoscopía”.
Causas frecuente de infertilidad femenina:
-Endometriosis: Se calcula que aproximadamente 8 de cada 10 argentinas en edad reproductiva ignoran que sufren de endometriosis, una condición que les puede provocar infertilidad. La endometriosis es una afección en la cual tejido similar al que crece normalmente dentro del útero, se desarrolla fuera de él. Cuando ese tejido endometrial progresa en los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino o en la zona alrededor del útero, entonces se trata de endometriosis. La endometriosis grave puede causar infertilidad bloqueando el pasaje del óvulo desde el ovario hasta el útero. La endometriosis leve también puede causar esterilidad, pero en estos casos, el mecanismo que la genera no es claro.
-Miomas/adenomiosis: Un mioma es una estructura redondeada formada por tejido muscular similar al de las paredes del útero. Los miomas son benignos, no suelen generar problemas, salvo cuando son muy grandes o alteran la cavidad uterina comprometiendo la implantación del embrión. Y la adenomiosis es otra patología benigna del útero, donde las glándulas que forman el endometrio -que es la capa mas interna del útero donde se implanta el embrión-, invaden las paredes musculares del útero, haciendo que éste aumente de tamaño y altere entre otras cosas su receptividad.
-Malformaciones uterinas: Muchas malformaciones uterinas interfieren con la receptividad uterina impidiendo la implantación.
-Trastornos hormonales: Las hormonas juegan en la fertilidad un rol protagónico: ponen orden, regulan la ovulación. Es por eso que las alteraciones hormonales pueden ser causante de un embarazo que no llega.
Causas frecuentes y evaluación de la infertilidad masculina
El espermatozoide es la célula reproductiva masculina y, a diferencia de la producción de óvulos-célula reproductiva femenina- la producción espermática es cíclica, desde la pubertad y en forma continua hasta la vejez. El desarrollo de los espermatozoides desde su inicio hasta alcanzar su madurez dura 70 días, luego de ese lapso, son liberados por los tubos seminíferos y transportados al epidídimo. A través del epidídimo adquieren la habilidad para poder penetrar y fecundar al óvulo. Luego, durante la eyaculación, mediante contracción muscular los espermatozoides son empujados desde el epidídimo hasta los conductos eferentes y luego pasan a través de la glándula prostática y la uretra para salir en pequeñas cantidades de fluido. Una alteración en cualquier momento del proceso podría ser causante de infertilidad.
Pasqualini describe también la evaluación masculina: “Durante el chequeo, el andrólogo examinará en el hombre los testículos, su tamaño, consistencia, la vía espermática y si existe la presencia de algún bulto o un varicocele –várices en las venas que irrigan los testículos-, que es una de las causas más comunes de infertilidad. Y le solicitará realizarse un espermograma de rutina, un análisis de laboratorio que permite observar la cantidad, movilidad y forma de los espermatozoides entre otros parámetros relevantes”.
Causas más frecuentes de infertilidad masculina:
Azoospermia: A Es la ausencia de espermatozoides en el semen ya sea porque no hay producción de espermatozoides o porque hay una obstrucción en los conductos seminíferos que impide la salida de los espermatozoides. En la mayoría de los casos pueden realizarse tratamientos quirúrgicos.
Oligozoospermia: Es la baja cantidad de espermatozoides en el eyaculado: eyaculado que presente menos de 20 millones de espermatozoides por mililitro o menos de 40 millones de espermatozoides en total, teniendo en cuenta que el conteo normal está entre 20 millones por mililitro y 200 millones por mililitro.
El Dr. Pasqualini refiere: “Es importante realizar entre 2 y 3 espermogramas en distintos momentos para un diagnóstico adecuado. En cuanto al tratamiento, primero es necesario llevar adelante estudios hormonales y, en algunos casos, podemos requerir una biopsia testicular y otros estudios”.
Asteno y Teratozoospermia: Es la alteración en la función o la forma de los espermatozoides. Respecto de la morfología (forma) espermática, la Organización Mundial de la Salud establece la normalidad en un 30 % o más de espermatozoides normales y, según Kruger se acepta que los espermatozoides normales sean en cantidad mayor o igual al 14%. Por fuera de esos valores puede hablarse de teratozoospermia. En cuanto a la motilidad (función) cuando al menos 50% de los espermatozoides poseen motilidad progresiva (grado 3+grado 2) o cuando hay más de un 25 % de grados 3, puede hablarse de parámetros normales. El semen que presenta valores debajo de estos parámetros se considera astenozoospérmico.
Pasqualini explica: “La calidad del eyaculado tiene estrecha relación con la motilidad y con la morfología de los espermatozoides y ambos parámetros se correlacionan con la capacidad fecundante del espermatozoide”.
Varicocele: Aproximadamente un 15% de la población general presenta esta dilatación venosa anormal que se desarrolla en el cordón espermático. “El cordón espermático está formado por gran cantidad de vasos sanguíneos y linfáticos y es el lugar de paso de los espermatozoides. Si las válvulas que regulan esa circulación desde las venas presentan defectos o anomalías, la sangre no circula eficientemente causando dolor testicular. Esto provoca un alza en la temperatura testicular lo que puede dañar o destruir a los espermatozoides. A veces puede resolverse mediante una microcirugía”, dice el especialista en fertilidad.
Y, sin perder de vista que un problema de fertilidad es un tema de dos, el médico tratante puede solicitar la realización del llamado Test postcoital que consiste en investigar cómo interactúan los espermatozoides en la vagina y cuello del útero. “Se evalúa la compatibilidad entre el moco cervical de la mujer y los espermatozoides. Si los espermogramas o el test postcoital dan resultados alterados debe buscarse la causa posible”, sostiene. Y concluye: “En cualquier caso hay que evaluar siempre a esa persona o a esa pareja en forma particular, teniendo en cuenta su historia personal y familiar, los resultados de los distintos estudios e incluso los resultados de los estudios de su pareja- si la hubiera- para determinar los pasos a seguir en el tratamiento”, concluye el Dr. Pasqualini.