La acupuntura nació hace algo más de tres mil año en China y hoy es considerada como una parte fundamental de la medicina tradicional del país asiático. Esta antigua práctica se ocupa de la prevención y tratamiento de enfermedades, mediante la introducción de pequeñas agujas en lugares estratégicos del cuerpo, para así estimular la capacidad natural del cuerpo para curarse.
En sus inicios, la técnica ancestral tuvo un desarrollo conjunto a filosofías de vida orientales como el confucionismo, el taoísmo y el budismo, por lo que el desconocimiento -en general- sobre estas formas de entender la vida -a grandes rasgos, el equilibrio interior del hombre mediante una alianza con la naturaleza- hace que aún en la actualidad, la acupuntura sea vista con cierta desconfianza por gran parte de las sociedades occidentales.
«Los pensamientos, las emociones y los estados de ánimo afectan nuestra fisiología. La energía penetra en todo, es el requisito previo para la transformación, el sentido, la reproducción, el nacimiento, el crecimiento y la muerte. Toda la energía de la que disponemos se denomina energía vital», explica Carla Mattei, acupunturista del departamento de Mente-Cuerpo de Halitus Instituto Médico.
«La energía vital es aquella funcional y precisa del aporte constante de gasolina o energía nutricional. Cuando el cuerpo está sano, la energía fluye de un determinado modo, así como el redireccionamiento de las energías a sus cauces correctos mediante la estimulación de los puntos de acupuntura y los meridianos constituyen un método simple y eficaz para restablecer el equilibrio».
A partir de 2010, la acupuntura y la moxibustión chinas fueron declaradas por la Unesco, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, mientras que la Organización Mundial de la Salud aprueba su uso para tratar ciertas dolencias.
Pero, ¿se puede realizar durante el embarazo?
Si bien estas técnicas no tienen contraindicaciones y en general pueden combinarse con otros tratamientos médicos, la consulta con el obstetra sobre la recomendación o no de realizarla es fundamental antes de iniciar cualquier tratamiento.
¿Cuáles son sus beneficios?
La embarazada pasa por un fuerte desequilibrio energético para aportar energía y sangre y así permitir el adecuado desarrollo del bebé.
«Siempre teniendo en cuenta que existen algunos puntos donde no es recomendable aplicarla durante la gestación, la acupuntura puede ser la manera de restablecer el equilibrio, disminuir los malestares de los primeros y últimos meses,»asegura Mattei.
Entre los beneficios, la especialista enumera: náuseas y vómitos, el estreñimiento, dolores de cabeza y acidez estomacal, en el inicio del embarazo. Y en los últimos meses favorece el drenaje ya que es muy frecuente que se produzca retención de líquido en las piernas, tobillos y pies (venas varicosas).
«Además, al regularizar la circulación de la energía ayuda a la ansiedad típica del embarazo y al insomnio. También ayuda a aliviar dolores de la cintura, zona pélvica, cansancio y agotamiento, calambres en las piernas y control de peso, entre otras», suma.
¿Cuáles son los peligros?
Según Mattei, el tratamiento «no presenta ningún peligro, ya que no existe riesgo debido a que las agujas son estériles, hechas de acero inoxidable».
«El abdomen NO se toca (y algunos otros puntos que son muy técnicos, como b6 ig4). Por eso es importante que el profesional esté certificado en acupuntura y/o medicina china».
¿En qué consiste el tratamiento? El paso a paso
Para comprender cómo funciona hay que entender que los chinos basan su creencia en que todo el cuerpo es como un ecosistema, en el que incluso la parte más pequeña afecta a todo lo demás. Hacen todo lo posible para que exista un equilibrio dentro de todos los sistemas incluyendo órganos, fluidos y suministro de energía.
«La mujer permanece acostada y relajada durante el tratamiento. Las agujas se aplican en puntos precisos a lo largo de los meridianos – éstos son líneas de energía que corren a lo largo del cuerpo y van nutriendo todos los órganos. Un bloqueo en estas energías repercute en todos los sistemas y de allí el desequilibrio. El tiempo de duración es aproximadamente de 30 minutos, cada caso es diferente y el tiempo varía en función del criterio del médico y del síntoma a tratar».
Según Mattei el tratamiento puede realizarse durante todo el embarazo, como también luego: «Contribuye a la recuperación del cuerpo en general. En el aspecto energético, el puerperio corresponde a un gran vacío que puede manifestarse como cansancio, ansiedad o dificultad para dar el pecho».