Durante el verano se vuelve necesario acompañar los cambios de adaptación a las altas temperaturas que exige el organismo con una alimentación acorde.
La sudoración es el principal mecanismo de defensa que el cuerpo pone en funcionamiento contra la elevación de la temperatura corporal. Su manifestación más obvia es la pérdida de agua, sin embargo, en ese proceso se pierden también sales minerales como sodio, potasio y magnesio fundamentales para un funcionamiento corporal equilibrado.
La hidratación con agua debe ser acompañada del consumo de frutas y verduras que aporten este requerimiento adicional de sales minerales. Por ejemplo, el potasio está presente en alimentos como la banana y el tomate y los cítricos son una excelente fuente de magnesio.
NO AL ALCOHOL
Las bebidas alcohólicas, aún aquellas de baja graduación, no son la mejor opción para lograr una buena hidratación. El alcohol tiene un efecto diurético, razón por la cual aumenta la pérdida de agua por orina. Por eso, a la hora de hidratarse hay que elegir bebidas sin alcohol.
Si bien la cafeína también tiene efectos diuréticos, los estudios realizados no han podido probar que los asiduos consumidores de cafeína, ya sea café o bebidas cafeinadas, tengan mayor riesgo de deshidratación. De todas maneras, no es lo más recomendable a consumir en días de altas temperaturas y una decisión acertada es un reemplazo por jugos naturales de frutas.
La sed se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación por lo cual es indispensable anticiparse a la sensación de sed. Con la edad esta sensación se va perdiendo por lo que es importante obligarse a beber líquidos a lo largo del día. Tanto embarazadas como aquellas personas que presentan sobrepeso y obesidad tienden a sudar más y, por lo tanto, se torna aún más esencial mantener una buena hidratación: la mayor incorporación de calorías eleva la temperatura corporal aumentando la sudoración.
Un consumo razonable de líquidos es de 1,5 a 3 litros diarios dependiendo de la masa corporal. Como regla general por cada kilo de peso corporal se requieren 31.5ml de agua, aumentando levemente su consumo con el aumento de las temperaturas (medio litro diario más sería suficiente).
Buenas alternativas al agua son los jugos cítricos, leche y las bebidas deportivas, en particular para aquellas personas que transpiran bastante. Por supuesto, mantenerse bien lejos del alcohol ya que produce el efecto contrario: deshidrata e lugar de hidratar.
Y PARA COMER
Cuando se menciona la importancia de incorporar en la alimentación de estos días calurosos más frutas que contengan agua, lo ideal es agregar a la dieta frutas jugosas como sandía, melón, naranja o uvas, por ejemplo. En tiempos de calor la fruta es siempre el mejor postre y colación, y es recomendable ingerirlas preferentemente crudas para que no pierdan el agua.
También hay ejemplos de las verduras que contienen abundante cantidad de líquido y por ello se aconseja agregarlas en las comidas de días calurosos.
Las ensaladas constituyen un aliado fundamental: de escarola, lechuga, pepino, tomate, col, remolacha, zanahoria, berro, recula, coliflor, morrón, espinaca, son algunos ejemplos. Las posibilidades de combinación de las distintas verduras para elaborar ensaladas son ilimitadas y se convierten en la mejor opción para un almuerzo rápido, fresco, nutritivo y liviano en los días de mucho calor.
Además, siempre está la opción de agregar a las ensaladas trozos de pollo, huevo o queso fresco que aportan proteínas y no tantas calorías.
NO A LOS FRITOS
Un elemento que hay que evitar en las dietas de días calurosos son los fritos. Y es que los fritos o preparaciones muy grasas son de digestión muy lenta y pueden resultar pesados, especialmente en días de mucho calor. Lo mejor es evitarlos para lograr una digestión rápida y evadir malestares. (Fuente: Lic. Lucía Molina / Departamento de Nutrición de Halitus Instituto Médico)
Fuente: MSN Noticias