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Por: Clarín. Sociedad. | 25/09/04

En belgica se aplico el metodo para que una mujer pueda procrear despues de recibir quimioterapia


Logró ser madre gracias a un reimplante de tejido ovárico.
Le sacaron muestras en 1997, antes de ser tratada por Mal de Hodgkin, porque existía el riesgo de que quedara estéril. Una vez curada, le injertaron su propio tejido ovárico y así pudo tener una hija.
Mariana Iglesias
miglesias@clarin.com

Tamara nació el jueves a la noche. El parto fue natural y la beba pesó 3,750 kilos. Hasta acá, la historia no se diferencia de tantas otras, pero la de Tamara se hizo pública por una razón muy especial: es la protagonista del primer nacimiento en el mundo que ocurre gracias al implante de un tejido ovárico congelado.

Hay que remontarse a 1997 para entender bien el caso. En ese entonces, a Quarda Touirat, una belga de 25 años, le diagnosticaron Mal de Hodgkin, un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático. El tratamiento recomendado: quimioterapia y radioterapia.

Fue en ese momento que hubo una sugerencia clave en el desarrollo de toda esta historia: el médico Jacques Donnez y su equipo del hospital universitario Saint Luc de Bruselas, le hablaron a la joven de su futuro. Le explicaron que las terapias actuales para luchar contra el cáncer en muchos casos destruye los ovarios, lo que en general provoca una menopausia anticipada y la esterilidad. Así, le aconsejaron intentar con una nueva técnica, que consistía en retirarle una parte del tejido sano de un ovario y congelarlo. Todo, por supuesto, había que hacerlo antes del tratamiento de quimioterapia.

Y se hizo. Mediante una laparoscopia —que requiere una incisión mínima y se hace en menos de media hora—, los médicos le extrajeron a la paciente cinco muestras de tejido ovárico, que posteriormente fue congelado. Después, Quarda se sometió a los rayos y finalmente se curó del cáncer. Bien de salud, pero con síntomas de premenopausia, en febrero de 2003 la mujer les dijo a los médicos que quería tener un hijo. Así, en julio del año pasado, Donnez y su equipo le trasplantaron el tejido congelado. Como ese primer trasplante no dio los resultados, los médicos repitieron el procedimiento y le implantaron por segunda vez parte del tejido. Entonces sí funcionó y a los pocos meses Quarda quedó embarazada.

Pasaron los meses y la beba era tan grande que los médicos decidieron inducir el parto y adelantaron la fecha quince días. El parto ocurrió en forma natural el jueves a la noche. Así, ayer, el equipo médico dio una conferencia de prensa. «Fue un milagro», dijeron los flamantes papás. «Este es un mensaje de esperanza para todas las mujeres, que no deben tener dudas en probar este método», aseguró Quarda, que ahora tiene 32 años, y que fue una de las primeras en someterse a esta técnica. Donnez agregó que, en este momento, hay otras 146 mujeres belgas que están intentando quedar embarazadas por la misma vía: «Seguramente ahora tendrán más esperanzas».

Donnez aprovechó la conferencia de prensa en la clínica de la Universidad Católica de Lovaina para exhortar a ginecólogos y oncólogos del mundo a ofrecer a mujeres jóvenes con cáncer la posibilidad de recurrir a este nuevo método de fecundación. «Cada vez habrá más mujeres que sobrevivan a su cáncer, y por eso tenemos que empeñarnos más en preservar su calidad de vida». El especialista consideró que es «una obligación médica» ofrecer el método que él y su equipo desarrollaron para darles la oportunidad de quedar embarazadas pese a haber recibido un tratamiento de quimioterapia. «No sabíamos si lo íbamos a conseguir, pero siempre hemos tenido esperanzas y hemos creído en la técnica. Y gracias a la voluntad de la madre lo hemos conseguido», aseguró Donnez. Según el médico, el método, que es la culminación de más de diez años de investigaciones, tiene como grandes ventajas que resulta mucho más barato y más fácil que una fecundación in vitro.

El nacimiento de Tamara es el primero que se produce con un embarazo de estas características. La técnica desarrollada por el hospital belga ya había sido probada en dos ocasiones por hospitales de Estados Unidos y Gran Bretaña, pero en ambos casos el embarazo terminó en aborto espontáneo. «Fue fantástico. Estoy muy feliz, esto es lo que siempre quise», dijo la mamá de la beba de casi cuatro kilos, quien acaba de abrir un nuevo capítulo en la historia de la medicina.

Una nueva esperanza
Horacio Convertini
hconvertini@clarin.com

Los oncólogos afirman que el diagnóstico de cáncer en mujeres jóvenes genera dos fantasmas: el primero —y más importante— está vinculado con la supervivencia; el segundo, con la esterilidad que puede causar la quimioterapia. El logro del equipo médico del hospital universitario Saint Luc, de Bruselas, abre una nueva esperanza en este campo. A la posibilidad ya existente de que una paciente se extraiga óvulos antes del tratamiento y se someta luego a una fecundación in vitro, se suma ahora el trasplante de tejido ovárico, una técnica más sencilla y económica. Por eso, los especialistas piden generar conciencia de que es posible salvar la capacidad de procrear, además de la vida.

LA TECNICA SE USA PERO AUN NO HUBO IMPLANTES
Disponible en el país por 3.500 pesos

Los especialistas consultados por Clarín explicaron que la técnica de congelamiento de tejido ovárico ya se usa en la Argentina, aunque todavía nunca hubo trasplantes a pacientes. Agregaron, además, que sirve tanto para preservar la capacidad de procreación de una mujer sometida a quimioterapia como para planificar embarazos futuros en mujeres mayores.

«El método es muy bueno porque la laparoscopia es rápida y permite que la paciente comience el tratamiento de quimioterapia dos días después de la biopsia», asegura Sergio Pasqualini, director médico de Halitus, centro donde se usa la técnica desde hace cuatro años.

Pasqualini explica la diferencia con el otro método, que es la estimulación ovárica, con el cual se consiguen óvulos que después se congelan: «Este método lleva más tiempo y a veces el avance del cáncer no da tanto plazo para trabajar».

Nicolás Neuspiller, director de Fecunditas, dice que allí hace dos años que congelan tejido ovárico. «Pero todavía no tuvimos oportunidad de reimplantar, porque las pacientes siguen bajo quimioterapia». El especialista dice que esta técnica no sólo se usa en mujeres que deben seguir tratamiento oncológico sino también en aquellas que ven que su maternidad se pospone y quieren tener la tranquilidad de que podrán ser mamás a los 40. «Es una gran solución para miles de mujeres. Deben estar informadas y saber que tienen esta posibilidad, que tampoco es tan cara», dice Neuspiller. El precio es de unos 3.500 pesos.

Ramiro Quintana, del Instituto de Ginecología y Fertilidad (IFER), donde hace tres años trabajan la técnica, explica que también tienen un programa de congelamiento de tejido ovárico especial para adolescentes y jóvenes que deben someterse a tratamientos de radioterapia. «Si bien hoy en día los tratamientos oncológicos ofrecen grandes posibilidades de recuperación, las probabilidades de ser madre luego son mínimas, casi nulas, por eso este método es un gran avance».