Una revisión que analizó 185 estudios realizados entre 1973 y 2011, y en los que participaron 43.000 hombres, llegó a la conclusión de que en ese tiempo (cuatro décadas) la cantidad de espermatozoides presentes en cada eyaculación se redujo a la mitad en varones occidentales; un descenso de alrededor de 1,4% anual. Los autores afirman que falta evidencia epidemiológica acerca de qué puede estar causando esta declinación.
«Los resultados son bastante impactantes», dijo a The Guardian Hagai Levine, epidemiólogo y coautor del trabajo realizado por un equipo internacional.
Aunque los tratamientos de fertilidad, tales como la fecundación in vitro, pueden ofrecer soluciones a potenciales consecuencias de este fenómeno, poco se hizo por enfrentar la raíz de este problema, agregó Levine, y destacó que «Éste es un clásico problema de salud pública que es enorme, pero pasa por debajo del radar», destacó.
Para el argentino Sergio Pasqualini, director de Halitus, «esto es algo de lo que se viene hablando desde hace mucho. En los hombres se ve más fácilmente, pero en las mujeres debe estar pasando lo mismo. La fertilidad está cayendo por factores del medio ambiente, estilos de vida… En este momento, esa cantidad de espermatozoides no llega a ser alarmante, ni equipara el impacto que tiene la postergación del embarazo en la mujer. Pero es una tendencia que, si sigue progresando, podría ser preocupante».
No es la primera vez que se llama la atención acerca de la cuenta espermática, pero muchos estudios previos dejaron flancos criticables. Se pensó que la diferencia podía deberse a cambios en las técnicas de laboratorio o a que no se tenía en cuenta si los sujetos que participabantenían problemas de fertilidad previos.
Sin embargo, los autores de este último trabajo, que se publicó en Human Reproduction Update, se esmeraron por evitar sesgos. Afirman que solo incluyeron investigaciones que usaban el mismo método de medición, tenían un tamaño razonable e incluían a hombres considerados sanos.
Dividieron el universo analizado entre países occidentales (América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda) y resto del mundo. Para el primer grupo, la cuenta total de espermatozoides en una muestra de semen cayó casi un 60%. Por el contrario, no se vio el mismo descenso en varones de otros países. Advierten, sin embargo, que también existen menos estudios en esas poblaciones.
A Ramiro Quintana, especialista argentino en medicina reproductiva, estos resultados no lo sorprenden: «No tengo duda de que hay una tendencia en esa dirección -afirma-. El stress, la alimentación, la medicación, son todos factores que a lo largo de los años se van sintiendo. Por ejemplo, hace unos años, un trabajo mostró que, en parejas que estaban haciendo un tratamientno de fertilidad, las que seguían la dieta mediterránea tenían menos tiempo de búsqueda. Tradicionalmente, la OMS consideraba que con un 30% de espermatozoides normales, el espermograma podía considerarse normal. Ahora la «normalidad» va de 4 a 44%. Creo que estamos viendo la influencia del medio en nuestra respuesta epigenética, la expresión de nuestros genes. No es casual que los consultorios y las clínicas de fertilidad estén llenos de pacientes. Esto está diciendo algo.