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Por: Diario Clarín | 11/11/14

Empresas globales pagan para postergar la Maternidad


Es una polémica iniciativa de firmas tecnológicas como Facebook y Apple. Les dan hasta 20.000 dólares a empleadas. Es para que congelen sus óvulos y no frenen su carrera laboral.

Maternidad diferida
Hay empresas que pagan a sus empleadas por congelar óvulos.

Ocurre en el sector de las grandes firmas tecnológicas. Facebook ya comenzó a hacerlo y Apple lo hará a partir de 2015. Es para retener a los talentos jóvenes. La polémica estalló en las redes sociales.
Entre los beneficios para crear empleados contentos, y por eso más productivo, Facebook y Apple decidieron darles un dinero extra a las empleadas de todo el mundo que quieran congelar sus óvulos y postergar la maternidad. Sin embargo, semejante «beneficio» -cuesta en Estados Unidos unos 10.000 dólares más los costos de mantenimiento- no tuvo un recibimiento del todo positivo. Hay quienes creen que las empresas están empezando a acompañar un proceso social: mujeres que quieren crecer en sus profesiones y van pateando hacia adelante el momento de ser madres. Pero hay quienes creen, en cambio, que sólo buscan que las licencias por maternidad y los «peros» que luego traen los hijos en el rendimiento y el presentismo de sus madres, dejen de ser un obstáculo para la rentabilidad de las empresas.
En Argentina, según Sergio Pasqualini, director científico del centro de fertilidad Halitus, «la mayoría de las mujeres viene a preservar sus óvulos cerca de los 37 años, cuando ya no están en su momento ideal. La principal razón es que crecieron y no consiguieron pareja o se separaron y no tuvieron hijos. También, pero en menor medida, están viniendo por ´causas sociales´, es decir, mujeres que ven que cuando están creciendo en sus profesiones, un embarazo es una prueba de fuego que les puede hacer perder todo ese camino».
Alejandro Melamed, especialista en Recursos Humanos y autor del libro «Empresas más humanas» pone en contexto: «Hay mujeres que producen una M: suben en la escala jerárquica, después se dedican a tener hijos y luego vuelven a ingresar a la empresa para volver a crecer. Hay otras cuya decisión es apostar todo al trabajo y postergar la maternidad. A éstas últimas está apostando esta política de Facebook y Apple: como tu reloj biológico corre, ellos te dicen: ´Seguí focalizándote en el trabajo y yo te soluciono el tema de la maternidad».
Y opina: «Me parece correcto que las compañías acompañen a las mujeres en sus momentos vitales: esto no es impulsarlas a que retrasen la maternidad sino res-petar la decisión de cada una. Es decir, las compañías deben tener la suficiente plasticidad para que el trabajador integre su vida social, familiar y profesional. Yo creo que una mujer está en su mejor punto de rendimiento cuando puede desarrollarse en todos los campos».
El incentivo que decidieron dar los dos gigantes tecnológicos todavía no tiene nada que se le parezca en nuestro país. Lo que sí tuvo ayer fue muchas críticas revoloteando en las redes sociales: «Lo hacen para que la maternidad no entorpezca la productividad», decían algunos. «Deberían usar ese dinero para que la mujer pueda ser madre cuando quiera y pueda pagar a alguien que le ayude con el cuidado de los hijos», decían otros.
Enrique Carrier, analista del mercado de tecnología, tiene algo de esa mirada crítica. «En las empresas de tecnología contratan gente joven y le ofrecen muchas comodidades a cambio de que estén ahí el mayor tiempo posible: no les regalan nada, es una política clara con acciones de motivación para que te dediques casi exclusivamente al trabajo», dice a Clarín. «Con esta política blanquearon una idea: `Si la maternidad es un estorbo para tu carrera también lo es para mi negocio: entonces, si la pospones yo te la financio».
Irene Meler, coordinadora del Foro de psicoanálisis y género propone un cambio: «Congelar óvulos como recurso me parece válido, ahora bien, como rutina para armar un proyecto de vida me parece terrible. En vez de pagar para que dejen la maternidad para después deberían flexibilizar la jornada de trabajo para que la mujer pueda tener hijos y seguir trabajando, por ejemplo, desde la casa cuando su hijo se enferma. Pagarles para postergar la maternidad es aumentar la perversión del sistema en vez de cambiar la estructura del mercado laboral por uno Familiy Friendly, que ayude a sus empleados a conciliar trabajo y familia.
Una técnica que eligen solteras y profesionales de alto nivel
► En la Argentina se hacen 500 tratamientos por año y en mujeres cada vez más jóvenes.
Un subibaja: mientras aumenta la cantidad de mujeres que deciden crioperservar sus óvulos, baja la edad promedio de pacientes que postergan su maternidad. Son datos locales de Maternity Bank, de acuerdo con un relevamiento hecho de los últimos cinco años. Este escenario coincide con la mayoría de los centros de fertilización consultados por Clarín.
El tratamiento cuesta entre 25 y 30 mil pelos e incluye la estimu-lación ovárica, la extracción de los ovocitos y, en algunos casos, un año de mantenimiento de las cé-lulas por un año. Luego, hay que abonar unos 70 dólares por mes. En el Centro de Investigación de Medicina Reproductiva (CIMER), ya hacen un procedimiento por semana. «Es un práctica que se triplicó en frecuencia desde que apareció», apunta Stella Lancuba, directora médica. Lo eligen mayoritariamente profesionales solteras y de buen poder adquisitivo.
En lo que va de este año, en Halitus se hicieron 29 criopreservaciones, de las cuales 22 fueron por maternidad planificada. El año pasado, fueron 33.
Según cifras del sector, en 2012 se realizaron 10.000 tratamientos de fertilización. La criopreservación aún no es una técnica muy popular: durante ese mismo año se realizaron 500 vitrificaciones de óvulos. Casi el 95% de los óvulos sirven una vez descongelados y las probabilidades de lograr son iguales a las de quienes buscan un embarazo en forma natural.
En números
10.000 son los tratamientos de fertilización asistida que se realizaron durante el último año en el país. El 25% funcionaron y terminaron con un bebé en casa.
50% de los tratamientos de fertilización asistida que se hacen en todo el país son a mujeres mayores de 35 años, según datos de clínicas privadas.
12% Es la reserva ovárica que le queda a la mujer después de los 30 años. Por eso insisten en que, para con-gelar óvulos de buena calidad hay que hacerlo antes de los 35 años.
El reconocimiento de una tendencia que crece
Hoy en día las pautas sociales no son culpabilizadoras como sí lo fueron hasta hace algunas generaciones. Esto implica que, entre otras cosas, si hoy la mujer no desea tener hijos o postergarlo por los motivos que ella considere no es «condena-da socialmente» como pasaba años atrás.
Frente a esta situación, frente a esta nueva cultura de la vida cotidiana, la mujer tiene la posibilidad de elegir tanto el momento de la vida así como la pareja y la manera en que desea concebir a su futuro hijo.
En este sentido, el congelamiento y preservación de óvulos, y cómo el mismo repercute en la futura madre, tiene muchas ventajas y beneficios en relación a otros tratamientos. El congelar no supone las cuestiones éticas de los embriones, por lo que esto afecta positivamente en lo emocional. La mujer se tranquiliza al saber que puede «alterar» de esta manera su reloj biológico y disponer de los ovocitos en el futuro, cuando ella lo considere oportuno y de acuerdo, por ejemplo, con sus planes de realización profesional.
El hecho de que las empresas comiencen a tomar conciencia sobre estos tratamientos, implica el reconocimiento de una tendencia que se produce cada vez más en nuestro país y que seguramente seguirá aumentan-do. Hay algo del pulso de estos tiempos en la noticia.
Y lo primero que surge que al momento de tomar la decisión de congelar, existe una coparticipación de aspectos psicológicos e intereses económicos cruzados en juego respecto de la planificación familiar de estas mujeres, que viene dada por la voluntad de las compañías en lograr un equilibrio entre el desempeño profesional y la vida personal de sus empleados.
*Directora del Departamento de Reproducción Asistida de la Fundación para la Investigación Médica Psicológica (IMPSI).
► Existe un cruce de intereses entre las mujeres que congelan y las compañías

La mujer y el trabajo
«Para mí un bebé no es un objetivo; sigo con ganas de crecer profesionalmente»

► Lo dice Vanesa Steimberg, una abogada que priorizó su carrera.
«No soy muy Susanita, mi realización como mujer no pasa por ahí», suelta Vanesa Steimberg, 42 años, abogada. Hace dos años y medio empezó a averiguar qué era esto de criopreservar los óvulos. A esta técnica, que tiene 15 años, ya se la había recomendado una amiga, una prima, mujeres que sí eran «Susanitas». ¿Y por dónde pasa, entonces, tu realización como mujer? «Por mi familia, por mis amigos, por mi carrera», responde Vanesa a Clarín. Pero por las dudas, en septiembre del año pasado hizo el tratamiento para extraer sus ovocitos. La primera vez lograron sacar uno y la segunda, cinco más. «No soy muy Susanita pero si la ciencia me da esta posibilidad, la voy a aprovechar. Torné la decisión por-que no me quería encontrar un día arrepentida, mirando para atrás», dice Vanesa.
María, 36 años, contadora, congeló sus óvulos hace apenas un mes. «Tengo amigas que quisieron quedar embarazadas y no les resultó tan fácil. Me decían ´si hubiera guardado mis óvulos´ Y de repente me di cuenta de que no iba a ser joven toda la vida y ahora me siento tranquila. Tener los óvulos preservados es una certeza en medio de la incertidumbre», ofrece María, desde la oficina en la que trabaja. Para decidirlo se tomó su tiempo. En ese lapso no encontró a nadie que le diera un motivo para no hacerlo: tenía el dinero, tenía las ganas y tenía paciencia.
El perfil de las mujeres que deciden congelar sus óvulos calza con el de estas mujeres: pasaron los 35 años, tienen un alto nivel intelectual, son profesionales y, en la mayoría de los casos, se han separado recientemente o hace tiempo que no están pareja. De una forma u otra, a Vanesa y María se les impusieron causas que los especialistas en fertilidad asistida llaman «sociales»; diferir la maternidad. Postergarla con argumentos más que válidos, por estudios, trabajos, crecimiento profesional. Por ausencia de un compañero o de un compañero que comparta el deseo de tener un hijo.
Volvamos a Vanesa, que habla de «camino» cuando se refiere a la posibilidad de quedar embarazada. «Para mí un bebé no es un objetivo, yo no que ro padecer esta búsqueda. Sigo con ganas de crecer profesionalmente y tener una pareja no es requisito», se planta. Con esa idea llegó a Halitus, donde ya pasó por dos inseminaciones que no resultaron, sin usar ninguno de los óvulos congelados. Dice que frio tiene fecha para recurrir a ellos, como María, que tampoco sabe cuándo pero sabe que ahí están. «Porque la verdad me gustaría hacerlo en pareja. Es decir, encontrar a alguien con quien tenga ganas de ser mamá», avisa.
Compensar el rol de madre y de profesional
A nivel local, y según relevamientos propios, hoy la mayor preocupación de las empresas es que el retorno al trabajo luego de las licencias por maternidad sea amigable. Ahí está puesta la estrategia para retener talento. Parece lejano aún, el financiamiento que proponen Facebook y Apple. A nivel local, para cuidar a las madres, en cambio, un 25% de las firmas que monitoreamos reduce la jornada de trabajo de las que se reintegran luego de dar a luz, el 7% acepta el teletrabajo y un 9%, ambas modalidades. Además de flexibilizar la jornada laboral —que no es «gratis» sino que se aplica una reducción proporcional en el salario— también otorgan el beneficio de la guardería hasta los cinco años de edad de niño.
¿La maternidad puede frenar la carrera de una mujer en la empresa? Hace muy poco preguntamos sobre la participación femenina en los planes predefinidos de carrera. El resultado fue que sólo 1 de cada 4 empresas contemplan este tipo de planes, en el que una mujer puede participar para ascender. Por otro lado, quisimos saber por qué sólo 2 de cada 10 puestos gerenciales están ocupados por mujeres. El 82% de las gerencias de Recursos Humanos de las empresas respondió que buscan profesionales varones para esos cargos. Pero también dijeron que la maternidad influye a la hora de aceptar un ascenso. Es clave entonces que exista entorno a ellas una red de contención, es decir, que las acompañen en el proceso de crianza y cuida-do de sus hijos. Pero también • depende mucho de la actitud que tenga frente al trabajo. En la medida en que la mujer logre compensar su rol de mamá con su rol de profesional, puede avanzar en su carrera. *Socióloga y Directora Ejecutiva de S EL Consultores.
La revolución «hormonal»
«Tiempos modernos» es una película de 1936 dirigida, escrita y protagonizada por el célebre Charles Chaplin. Sin palabras, retrata en blanco y negro el trabajo en una fábrica durante la segunda revolución industrial, a partir de la producción en serie. Todos muy igualitos, los obreros trabajan sin parar para ganarse el pan de cada día. El único que no encaja en esa cadena es Chaplin, que muestra con humor cómo los obreros dejan de ser personas para convertirse en máquinas. Entre la ficción y la realidad, y entre aquella revolución industrial y esta especie de revolución hormonal que les proponen las empresas a sus empleadas para que congelen sus óvulos y sigan trabajando, no hay mucha diferencia. ¿Son libres los obreros en la película de Chaplin? (Son libres las mujeres que tienen adelante, como una zanahoria, los 20.000 dólares para postergar la maternidad? ¿No sería más «productivo» invertir ese dinero en guarderías para que las mujeres sigan trabajando sin necesidad de darle más cuerda a su reloj biológico?