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Por: Revista Caras | 21/02/07

Embarazo: Cómo cuidar la piel durante el verano


La piel sufre una gran cantidad de cambios durante la gestación, producto de las variaciones hormonales a las que se ve sometido el organismo durante ese período. Las hormonas responsables son: la progesterona, los estrógenos y la hormona melanocitoestimulante, las cuales aumentan su concentración en sangre durante esos nueve meses.

El principal trastorno cutáneo en el embarazo es la gran tendencia a la hiperpigmentación, la cual crece exponencialmente con la exposición solar. Estas pigmentaciones son más frecuentes en las aréolas, línea alba (la línea abdominal media especialmente por debajo del ombligo), axilas, región vulvar y perianal. También es común el melasma o máscara del embarazo que, en general ocupa la región central de la cara especialmente sienes, labio superior, frente y mejillas. Además, pueden aparecer nuevos lunares y oscurecerse los previos.
En general, la piel se recupera después del parto salvo en las pieles más morenas donde la hiperpigmentación puede mantenerse en forma definitiva y por ello siempre se deben prevenir al máximo con protector solar evitando la exposición directa al sol. Es importante el control de los mismos durante el embarazo.
Además de estas alteraciones pigmentarias, los cambios hormonales producidos durante esta etapa pueden llevar a diferentes modificaciones en la piel. En personas con tendencia al acné perimenstrual puede exacerbársele al comienzo del embarazo, sin embargo en otras mujeres puede llegar a disminuir.
La piel facial se torna más rojiza y con más brillo a causa de la mayor irrigación, esto suele dar una buena apariencia, pero a veces ese aumento de la irrigación puede ocasionar arañitas vasculares en la cara, cuello o tórax, las cuales suelen mejorar postparto. Las arañas vasculares que se instalan en miembros inferiores por lo general no se solucionan espontáneamente con el nacimiento del bebé.
Durante el embarazo la premisa fundamental es protegerse del sol, esto significa evitar la exposición directa en las horas pico (11:00 – 16:00), y utilizar diariamente protector solar con FPS>30 (aún para salir a la calle), ya que la idea es evitar las pigmentaciones. Los tratamientos durante esta etapa no son aconsejables aún aquellos que no utilicen sustancias tóxicas, ya que hasta los más suaves implican una agresión y una descamación de la piel, que en el estado de embarazo en lugar de solucionar el problema puede provocar una pigmentación mayor, especialmente en verano.
En caso de hiperpigmentaciones ya instaladas es necesario esperar hasta después del parto para solucionarlas con distintos peelings y sustancias despigmentantes. Para comenzar con tratamientos dermoabrasivos hay que esperar a que finalice la época de sol.
Es importante también mantener la piel especialmente hidratada en el verano con cremas ricas en vitamina A, para disminuir la desecación de la misma, y con ella la picazón que es habitual en las embarazadas en el último trimestre por el estiramiento cutáneo extremo, no se evita totalmente con las cremas, pero ayudan. Al comienzo estas estrías son de color rojizo y más evidentes (como cualquier cicatriz), pero con los meses se irán aclarando hasta tomar un color perlado más estético, salvo que durante ese tiempo hubieran sido expuestas al sol lo cual podría provocar su pigmentación tornándose más oscuras.

Fuente: Departamento de Medicina Estética y Cirugía Plástica de Halitus Instituto Médico.