El turno de las ecografías en 4D
A las ecografías clásicas, se han sumado versiones en tres y cuatro dimensiones que, además de adelantar la foto soñada del bebé, ayudan a detectar posibles anomalías de manera más precoz.
“La más avanzada es la técnica 4D, que permite evaluar en tiempo real y detalladamente el corazón, el cerebro, pulmones y todo el cuerpo, para descartar malformaciones y realizar una adecuada interpretación de ciertas anomalías”, explica Daniel Cafici, ecógrafo del Centro Halitus y presidente de la Sociedad Argentina de Ultrasonografía en Medicina y Biología.
En general, los obstetras indican tres ecografías a lo largo del embarazo: una en cada trimestre. Luego, durante el último mes de gestación, se suma el monitoreo fetal, que evalúa el estado del bebé. Las ecografías que se indican son las “comunes”, pero se han perfeccionado mucho y permiten estudiar una gran cantidad de aspectos.
“Lo que aportan los ecógrafos de última generación es la posibilidad de detectar malformaciones imperceptibles en una “eco” plana y obtener una filmación estructural del feto para observar sus órganos en pleno funcionamiento. Además, con la 4D podemos estudiar también la actividad motora y fisiológica del bebé”, explica Cafici.
Para algunos médicos, conviene hacerla después de la semana 24. Para otros, es mejor hacerla recién en la 28. Y hay quienes aseguran que es un “chiche” que no se justifica a menos que la ecografía tradicional arroje algún otro tipo de estudio. “Yo creo que el diagnóstico es fundamental, pero sabiendo siempre para qué, y eso va de la mano del asesoramiento profesional”, agrega Cafici.
