Seguro que sos una experta comprando lencería. Probablemente ensayaste alguna maniobra del baile del caño frente a la tele o paraste la oreja ante los consejos de cómo hacer una buena fetlatio. Incluso podrías haber participado de esas charlas que enseñan desde cómo colocar preservativos con los labios hasta montar un show al estilo Nueve semanas y media. De hecho, varios gimnasios ofrecen clases de cardio-strip (que promete técnicas para desnudarse como las profesionales, más beneficios aeró-bicos), y de lap-dance, que consiste en bailar, de manera sexy, con una silla… mientras se ejercitan grupos musculares localizados. En un mercado que ofrece cada vez más sexo, estamos bombardeadas de información sobre cómo seducirlos, excitarlos y llevarlos a estallar, manual, oral o convencionalmente. Tenemos más herramientas que nunca para convertirnos en unas topadoras sexuales. Y, sin embargo, estamos entrampadas.
Porque, ¿qué varón aprende a bailar para deleitar a la platea? ¿Dónde están los talleres que los instruyen en el uso de la lengua sobre nuestra anatomía? ¿Qué informe especial revela qué necesitamos, qué nos enloquece, cómo funciona nuestra libido o cómo potenciarla? Entre los resabios de una cultura machista, donde el erotismo parecería ser una cuestión unidireccional, el goce femenino sigue sumido en una mediasombra. Pocas décadas atrás, ni siquiera era un problema que no tuviéramos orgasmos, que no son necesarios para la reproducción. La preocupación por el disfrute de la mujer es una adquisición de los últimos tiempos. Y, a pesar de lo mucho que los orgasmos nos interesan a todas, sorprendentemente sabemos poco acerca de ellos. Llegó la hora de develar sus misterios y orientar mejor la brújula de nuestro propio placer. Seguí estos pasos para avanzar hasta el orgasmo perfecto…
1 – Reivindica la franela
La primera regla es de oro: cuanto más tiempo se dedique a la excitación, más intensos serán los orgasmos de los que se disfrutará. Cuarenta minutos de juego previo recomiendan los sexólogos, y ni pensar en los genitales, sino piquitos, mordiscos, susurros; mirarse, comer, bailar; ir sacándose la ropa, darse masajes, enjabonarse… Y no pasa porque seamos vuelteras. Para que podamos acabar, la cantidad de sangre que tiene que llegar a nuestra pelvis es diez veces superior a los 70 ml requeridos para una erección; nuestro corazón es más chico, y las arterias menos gruesas, así que el proceso de nuestra respuesta sexual a partir de los estímulos que nos llegan al cerebro lleva su tiempo. Cuanto más estímulo -más sentidos involucrados- y más tiempo, mejor.
2 – Detenete en la zona V
El clítoris es un órgano cuyo único fin es el placer, pero tampoco es un botón que se prende y listo. Hunde sus raíces hasta 8 cm debajo de la piel (lo cual lo lleva a medir unos 10 cm, mucho más de lo que la mayoría cree), y acariciarlo es un arte: su protuberancia visible tiene entre seis y ocho mil terminaciones nerviosas, el cuádruple que las del pene. Mucha sensibilidad para la pesada mano del varón, acostumbrado a masturbarse con gestos rápidos y fuertes. Nosotras preferimos empezar con caricias suaves, circulares, en el capuchón que lo recubre. Mostrale cómo acompañando su mano, porque «suave» para él quiere decir otra cosa. Si necesitás investigar un poco antes, hacé una pausa en el punto siguiente.
3 – Entrenate sola
Los sexólogos empiezan a considerar la anorgasmia femenina como una falta de aprendizaje, siempre que no haya enfermedades que compliquen la respuesta sexual. Mientras los varones acumulan varias horas de vuelo en solitario, muchas mujeres adultas jamás exploraron sus propios recodos y sinuosidades. Para ellas, los especialistas suelen prescribir un ejercicio básico de autoconocimiento: usar un espejito para ver y tocar para identificar cuáles son las zonas erógenas, qué presión, ritmo y tipo de movimiento hacen subir la temperatura. No existe una sola fórmula para conseguir un orgasmo; se trata de lo que mejor funciona para vos. Si no ocurre la primera vez, la clave es practicar, practicar, practicar. Sin perder la paciencia o angustiarse, sino todo
lo contrario: disfrutar del viaje, sin importar el destino.
4 Incorporá sex toys
Esos temibles consoladores gigantes, con la foto de una pechugona mordisqueándose un dedo desde el packaging, no van más. Una nueva generación de juguetes sexuales dirige su atención al público femenino, en estética y en funcionalidades. Anillos dotados de balas vibradoras que van directo al clítoris (amén de retardar la eyaculación); patitos para la bañera, cuyos picos vibran; versiones que simulan ser lápices de labios; artefactos que se enchufan al iPod para vibrar al ritmo de la música… Pueden adquirirse por internet y los envoltorios son primorosos: algunos aceites y lubricantes hasta tienen etiquetas falsas. Sola o en compañía, estas creaciones de la modernidad agregan variedad de sensaciones y placer. Si no los aprovechás, te perdés un plus.
5 – Habilítale su lengua
La forma más universalmente excitante de estimular el clítoris es la oral. Para que lea tu pareja: el roce de la lengua, húmeda y flexible, puede explayarse a los labios mayores y menores, ingresar en la vagina (el tercio exterior está lleno de terminaciones sensoriales), o combinarse con caricias en el perineo, esa almohadilla muy sensible ubicada entre ella y la cola. Probá recibir lamidas, aleteos (la lengua se mueve estilo Kiss), frotadas con los labios o circulitos con la punta de la lengua. Animáte a pedir todo lo que se te ocurra, porque no tenés otra manera de experimentarlo. La única emperatriz china, Wu-Hu, alrededor del 700 d.C. decretó que todos los dignatarios que la visitaran debían presentarle sus respetos realizándole un cunnilingus.
6 – Entrá en acción
Si diste los pasos previos, estás lista para la penetración. Hay dos posturas que favorecen el orgasmo femenino: vos arriba, sentada (para que tu clítoris friccione contra su pubis), o cucharita, que deja las manos de ambos libres para acariciarlo. Sea por estimulación directa o indirecta, la gran mayoría de los orgasmos son clitorianos. Un 30 por ciento de las mujeres reporta tenerlos por vía vaginal, a través del misterioso Punto G, aunque parece que el clítoris siempre está involucrado; como mínimo, es espoleado por el movimiento de los labios menores ante cada arremetida. Lo importante es que existe un único orgasmo, lo que varía es la forma de obtenerlo. Otro porcentaje de mujeres, pequeño pero real, es capaz de acabar por estimulación en los pezones.
7 – Salí a buscar el múltiple
Es el bonus track que nos reserva la naturaleza. No sólo tener varios orgasmos en una noche, sino volver a acabar encadenadamente. ¿Cuántas? Quizá seis, aunque el récords registrado cuenta hasta 50. Y si bien existe una predisposición biológica, esta habilidad se puede aprender. La respuesta sexual se divide en cinco fases: deseo, excitación, meseta (imposible excitarse más), orgasmo y resolución, cuando las funciones fisiológicas vuelven a aquietarse. Para buscar orgasmos múltiples, después del primero hay que seguir estimulando el clítoris, lento o rápido, suave o fuerte, para evitar la resolución; de a poco, o
enseguida, se vuelve a la excitación, meseta, orgasmo. Y así. Nunca está de más probar y tampoco recordar que lo que cuenta es la calidad; estas sensaciones se dan en el cuerpo, pero también en la psiquis y el alma. Por eso, cuando hay amor es cuando los orgasmos llegan a lo máximo –
El placer por dentro
La mejor comparación, aujnque no muy romántica, es con un estornudo: una descarga refleja que, una vez desatada, no se puede parar. Para que ocurra, tieneque darse la cascada de eventos hormona-as y fisiológicos; cada fase se apoya en la otra. El orgasmo es la contracción muscular involuntaria para expulsar y redistribuir la sangre congestional la en la pelvis, en latido que duran entre dos y seis segundos. Como esta sangré se acumula más que en el varón, desagotarla lleva más tiempo; por eso también las sensaciones placenteras femeninas en el post son más prolongadas más prolongadas
(Información General)
EXPERTAS CONSULTADAS
Celia Laniado
Sexóloga clínica, miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana
Dra. Beatriz Literat – Sexóloga y ginecóloga
Directora del Departamento de Sexología de Halitus