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Por: Revista Mía | 23/05/00

El nuevo embarazo


Cómo se cuida la alimentación, los estudios más avanzados en todas las etapas y qué vacunas se indican

Hoy, 13 días después de ovular, ya se puede confirmar la gestación. En la semana 11 ya se sabe si existen riesgos de enfermedades genéticas con métodos no invasivos y se puede ver la carita del bebé en tres dimensiones antes de que nazca. También, se sabe qué nutrientes evitan la espina bífida y se cuida el placer de la mamá después del parto con ejercicios.
Hoy la mujer es cada vez más protagonista de su embarazo. Esto se debe a los avances médicos y a la información que tiene de ellos. No sólo se olvidaron de antigüedades como los pañales de tela, también existen nuevos métodos para prevenir y tratar las posibles complicaciones que pueden presentarse. A esta nueva situación contribuyen ellas mismas, al ser conscientes de que inician una etapa donde deben cuidarse más de lo habitual, y los médicos, que hoy forman un gran equipo interdisciplinario compuesto por el ecografista, el laboratorista, el hematólogo, el neonatólogo y la partera, participan juntos de las decisiones para que el embarazo sea un período cada vez más seguro tanto para la madre como para el bebé.

El primer paso

Aunque lo ideal es concurrir al ginecólogo antes de quedar embarazada, la asistencia prenatal comienza con la primera visita, cuando se tiene el primer indicio de la espera de un bebé.
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La primera novedad tiene que ver con la confirmación del embarazo. Ahora es posible saberlo un día antes de la fecha que tendría que producirse la menstruación, es decir pasados 13 días de la ovulación. Esto se realiza a través de un estudio llamado Detección de la sub Beta HCG; en pocas palabras, un análisis de las hormonas que producen el embarazo.
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El doppler y el doppler color son métodos que aplican un principio físico (el efecto doppler) para medir si es correcto o insuficiente el pasaje de sangre a través del cordón umbilical. Con la técnica color esos mismos vasos sanguíneos son vistos en la pantalla coloreados.

Más novedades

En esta etapa también se suministran las vacunas correspondientes como la BCG y la antitetánica en el quinto mes de embarazo y se dejaron de usar los virus atenuados como la Sabin. Con respecto a la vacuna antigripal, el momento indicado para aplicarla es después de las 12 semanas de embarazo, porque, aunque no debería ocurrir nada, en los primeros tres meses de desarrollo del bebé cualquier elemento exógeno puede afectarlo.
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Predecir el futuro

Los estudios genéticos también cambiaron en los últimos años. El único estudio que se realizaba era en la semana 15 ó 16 una punción de un poco de líquido amniótico, una sustancia del feto que pasa a la sangre de la madre. Esto daba un diagnóstico 20 días después porque se realizaba por cultivo de células. Así el resultado llegaba al cuarto mes de embarazo o más.
Hoy muchas de las incógnitas se pueden despejar a partir de la semana 11, cuando se realiza una punción de la vellosidad corial, no del líquido amniótico. Permite detectar las anomalías del feto en una etapa muy precoz del embarazo y con él se obtiene un mapa genético del bebé. Se aspira una mínima cantidad del tejido que va a formar la placenta y este estudio da más del 99% de exactitud.
Otra técnica nueva que se utiliza para diagnosticar Síndrome de Down y otras alteraciones cromosómicas y otras alteraciones cromosómicas es el denominado Triple Test. Es una medición en sangre de la madre de tres hormonas: estriol (es una forma de estrógeno creada por el feto y la placenta, gonadotropina beta (hormona producida durante el embarazo) y la alfa-feto-proteína (elaborada por las células del hígado del feto). Mezclando el dosaje de esas tres hormonas en un embarazo único (no sirve para embarazo múltiple) se puede saber con bastante exactitud si el bebé va a tener una anomalía cromosómica, como el Síndrome de Down.
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Lo más novedoso en este campo es la medición del pliegue de la nuca del bebé, técnica llamada transluscencia nucal. Se mide en la semana 11 y el resultado proporciona hasta un 80% de exactitud para el Síndrome de Down. Esa medición, que tiene que dar por debajo de 2,5 milímetros (cuanto más bajo, menor riesgo), se suma a la edad de la mujer y se junta con el dosaje de la free beta HCG, que es una fracción de la hormona del embarazo. Los datos se ingresan en un programa de computación que realiza un cálculo de riesgo que proporciona un 90% de tranquilidad. Esto significa que si el resultado de este estudio es bueno, en general no se hace ningún estudio genético.
En los casos en que las madres que tienen 35 años o más, las parejas que ya tuvieron un hijo afectado, si existe un defecto cromosómico en cualquiera de los padres, una historia familiar con antecedentes de Síndrome de Down o mujeres con familiares varones que padecen alguna enfermedad ligada al cromosoma X

(hemofilia severa y distrofia muscular entre otras) es recomendable realizar un estudio genético.
En este sentido también hay novedades en el manejo de un problema serio llamado acretismo placentario. Para su diagnóstico se utiliza la resonancia magnética nuclear y, en caso de que se produzca, se ligan los vasos que nutren el útero y así se evita tener que extirparlo, inclusive con posibilidades de partos posteriores.
Soledad Calomeni

Asesoramiento: Doctor Sergio Pasqualini,
Halitus Instituto Médico
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