Muchas mujeres experimentan durante el embarazo ciertos cambios en la percepción de los olores y sabores. En muchas ocasiones, incluso, este puede ser el primer síntoma que sienten al estar embarazadas. Es completamente normal y está relacionado con los cambios hormonales que atraviesan todas las mujeres embarazadas. ¡No te preocupes! Por lo general, al finalizar el primer trimestre, estos cambios disminuyen su intensidad y no son tan marcados, pero de todas formas pueden continuar hasta la culminación del embarazo.
Pero… ¿a qué se deben estos cambios?
La razón principal del aumento de la sensibilidad de estos sentidos tiene que ver con los cambios hormonales que se producen en las mujeres durante la gestación, y responden especialmente a la Hormona Gonadotropina Coriónica Humana (hCG).
La alteración en el sentido del olfato durante el embarazo se llama HIPEROSMIA, y significa que hay un aumento en la percepción del mismo y por lo tanto, mayor sensibilidad a los olores. Por eso, los olores fuertes como el pescado, el café o las carnes (entre otros), pueden tornarse desagradables y hasta pueden ser la causa de las tan frecuentes náuseas en las embarazadas. En ciertas ocasiones, a esta percepción exagerada, le continúa una pérdida del olfato, como método de adaptación del organismo. La pérdida total momentánea se denomina ANOSMIA, aunque durante el embarazo es muy improbable que se llegue a este punto extremo.
La disminución en la capacidad de sentir sabores dulces, ácidos, amargos o salados, se llama HIPOGEUSIA. Generalmente, tanto en la embarazada como en cualquier otra persona, esta situación va de la mano de una alteración en la percepción de los olores.
Uno de los responsables del cambio que experimentamos en los gustos, además de la hormona gonadotropina coriónica humana (que es aquella que sólo producen las embarazadas) es el ácido clorhídrico que se segrega en el estómago para digerir la comida. En el embarazo, esta sustancia disminuye y, para compensar la falta de la misma, el organismo pide alimentos ácidos, como el limón, las manzanas verdes, o dulces, entre otros. En general, los sabores ácidos o muy dulces suelen ser los favoritos de las futuras madres. Algunas mujeres amantes de comidas saladas, al estar embarazadas, optan por algún bocadito dulce. Esto se debe a que también se producen fuertes bajas de azúcar en el organismo durante el embarazo.
Para que la situación no resulte muy molesta, es recomendable evitar alimentos que presenten olores fuertes, como el pescado, algunas carnes, o el café, y reducir el uso de perfumes intensos. De todas maneras, y más allá de un alimento en particular, lo importante a saber es que la mujer va a tener potenciada su capacidad de oler o una distorsión en el sentido del olfato y, por lo tanto, olores y sabores que anteriormente le ocasionaban placer, ahora quizás le generen rechazo. Al mismo tiempo, otros olores y sabores empezarán a gustarle más.
Y vos ¿sentiste durante el embarazo que el gusto y olfato se intensificaron?
Profesional consultado: Dr. Ignacio Pérez Tomasone (MN114.408) – Médico obstetra – Departamento de Obstetricia. Halitus Instituto Médico.
Fuente: circulohuggies.com.ar