Graciana luce la más bella sonrisa y Felicitas juguetea en sus brazos con un chiche. La historia quiso que este año Graciana festeje el día de la madre y que su sonrisa sea aún más ancha.
Graciana relata: “Yo supe que tenía una falla ovárica precoz bastante jovencita, a los 28 años se determinó por controles de rutina y con 28 años yo ya tenía un valor de treinta y pico de hormona…”
El Dr. Pasqualini aclara: “el dosaje del que habla Graciana es el de FSH que a esa edad debería ser menor a 10, 8.”
“Por aquel entonces no pensaba en tener hijos porque recién conocía a quien hoy es mi marido pero surgía como una cuestión de que había que tenerlo en cuenta. Para mí, cuando recibí el diagnóstico no era que tenía una falla ovárica precoz sino ‘no podés tener hijos’. Esa cosa tremendista que a veces uno hace como mujer, esa fue mi lectura y en aquel momento fue bastante difícil de recibirlo. Se lo conté a él enseguida. Nos conocíamos hacía muy poco y llegué a su casa llorando y le dije ‘no voy a tener hijos’ y Felipe, mi marido me dijo ‘hoy la medicina puede hacer un montón de cosas, cuando se tenga que hacer va a ser, quedate tranquila, vos vas a ser mamá, no te preocupes”, empieza el relato Graciana.
“Yo llego a Halitus porque decidimos casarnos y el sueño pasa a ser un proyecto de tener un hijo. Hago un tratamiento de ICSI, porque tengo una reserva ovárica muy baja y no funciona. Lo que nos pasó y a mí como mujer en particular, es que la contención emocional no fue la que yo necesitaba más allá de lo médico o lo clínico y empiezo el camino de consultas y me contacté con un montón de mujeres con problemas para concebir. Para ese entonces tenía 33 años y venía de una sensación de sentir que era vieja y llegué a Halitus y me dijeron que era demasiado joven”, agrega.
Nota completa: Donación de óvulos: cada vez más necesaria