Llegó el verano y con él, crece el riesgo por la exposición al sol y de deshidratarnos. Tomar mínimas precauciones puede evitarnos grandes riesgos, ya que cuatro de cada cinco casos de cáncer de piel se pueden prevenir.
La luz solar brinda energía, calor, interviene en la producción de vitamina D y modifica los estados de ánimo. Pero el aumento de la incidencia de cáncer de piel en las últimas décadas está estrechamente relacionado con actividades al aire libre. La sobreexposición a la luz solar tiene efectos nocivos sobre la piel, los ojos y el sistema inmunológico.
La mayoría de los casos de cáncer de piel son causados por la exposición a las radiaciones ultra violeta (UV), ya sea procedentes del sol o de fuentes artificiales como las camas solares. El efecto de estos rayos en el cuerpo es acumulativo, progresivo e irreversible, por lo tanto es probable que la exposición excesiva de los niños y adolescentes intervenga en la aparición de este tipo de patologías en etapas posteriores de la vida. También afecta a los ojos y se estima que el 5% de las cataratas, a nivel mundial, se pueden atribuir directamente a la exposición de los rayos UV.
Siempre se recomienda utilizar protección solar cuando la radiación UV es de 3 o mayor. Pero lo más importante de todo es que cuatro de cada cinco casos de cáncer de piel se pueden prevenir, evitando las exposiciones dañinas a los rayos UV.
En cantidades pequeñas, las radiaciones UV son esenciales para la buena salud y desempeñan una función esencial en la producción de vitamina D por el organismo. Esta vitamina fortalece los huesos y el sistema osteo muscular. Los efectos biológicos de las radiaciones UV son muy diversos y dependen de su longitud de onda, penetración en la piel, tiempo de exposición, hora del día, distintas estaciones del año, la altura y la polución ambiental.
Pueden aparecer poco después de la exposición solar o años más tarde. Entre los primeros síntomas de la piel se destacan: el eritema y la quemadura solar, las fotodermatosis y la inmunosupresión; y entre los segundos la foto carcinogénesis y el foto envejecimiento. Los daños oculares pueden ser: cataratas, pterigión (aparición de un bultito blanco en la córnea), quemaduras en la córnea y lesiones en la retina.
Los extremos de la vida, ancianos y niños, están más expuestos a las inclemencias climáticas. Hay que tener sumo cuidado con el calor pues a ambos grupos etarios, ya que los puede afectar con deshidrataciones. En especial la gente mayor que está medicada con diuréticos y los niños que están expuestos al sol o padecen cuadros febriles y gastrointestinales.
Se recomienda poner en práctica las siguientes medidas para protegerse de la exposición excesiva a las radiaciones UV:
• Limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía, especialmente entre las 10 AM y las 4 PM.
• Usar ropa liviana pero que ofrezca protección. Las camisas de mangas largas y pantalones largos holgados fabricados con una tela de tejido cerrado ofrecen la mejor protección. Una camiseta mojada protege mucho menos que una seca. Los colores oscuros pueden ofrecer más protección que los claros. Resguardarse con una camiseta o salida de baño.
• Usar un sombrero de ala ancha para proteger los ojos, el rostro y el cuello.
• Usar anteojos de sol cerrados a los lados que den una protección de 99% a 100% contra las radiaciones UV.
• Utilizar un filtro solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de 30+ y renovar con frecuencia, por lo menos cada dos horas. Verificar la fecha de vencimiento del filtro solar. El rótulo de «pantalla/ bloqueador total» se refiere a un producto de alto poder de protección pero nunca una barrera imposible de traspasar por las radiaciones. Por ello, siempre deben ser acompañados por las otras medidas de cuidado.
• Limitar el tiempo de exposición al sol. Usar protector solar no significa disponer de mayor tiempo de exposición. Si hay viento fuerte aplicar el protector solar con más frecuencia.
• Evitar las camas solares: el uso de estos aparatos antes de los 35 años se acompaña de un aumento de 75% del riesgo de melanoma maligno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda prohibir su uso en los menores de 18 años.
• Estimular a los niños para que tomen las precauciones sencillas descriptas anteriormente evitará lesiones a corto y a largo plazo, sin impedir que disfruten el tiempo que pasan al aire libre. Los adultos deben procurar que los niños estén debidamente protegidos.
Cómo evitar golpes de calor
La Dirección de Promoción y Protección de la Salud dio a conocer algunas recomendaciones que deben ser tenidas en cuenta para estar prevenidos frente a las altas temperaturas y evitar los golpes de calor. Al respecto, la titular del organismo, Andrea Uboldi, indicó que el golpe de calor sobreviene cuando el cuerpo no puede regular su temperatura. La temperatura corporal se eleva rápidamente, los mecanismos para eliminar calor fallan y el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse. Existen grupos de riesgo más propensos a sufrir estos cuadros: los ancianos, los niños y quienes trabajan o hacen ejercicios en ambientes calurosos. Sobre cómo se lo percibe, precisó que las señales varían pero pueden incluir una temperatura corporal extremadamente elevada (superior a 390C), piel enrojecida, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, dolor de cabeza palpitante, mareos, náuseas, confusión y pérdida del conocimiento.
Si se observa alguno de estos síntomas puede que se trate de una emergencia, por lo que se debe pedir a alguien que solicite ayuda y asista a la víctima llevándola a un área sombreada y tratar de bajarle la temperatura utilizando cualquier método disponible, como sumergirla en agua fría, rociarla con agua fría con una manguera de jardín. aplicarle compresas de agua fría, envolverla en una sábana mojada y abanicarla vigorosamente, no ofrecer de beber a la víctima si está inconsciente y conseguir asistencia médica lo antes posible.
En el caso de los niños: ofrecer frecuentemente líquidos (agua o jugos naturales) y a los lactantes el pecho; no ofrecer bebidas muy azucaradas ni muy frías; no ofrecer comidas calientes y pesadas; incorporar mayor cantidad de sal que lo habitual; bañarlos o mojarlos con frecuencia; evitar juegos o actividades físicas; seleccionar lugares frescos y ventilados; y vestirlos con ropa amplia, liviana, de algodón y de color claro.
Para jóvenes y adolescentes se recomienda que no tornen bebidas alcohólicas, evitar que realicen esfuerzos físicos intensos, seleccionar lugares frescos para descansar, sentarse o recostarse cuando sientan mareos.
Para los ancianos: es importante que descansen en lugares frescos y ventilados, desabrigarlos y ofrecerles líquidos aunque no manifiesten sed.
Cuidados durante el embarazo.
Por lic. Lucía molina, nutricionista de Halitus instituto médico.
Comienzan los meses de calor intenso y dos elementos deben tenerse en cuenta: se transpira más y no solamente se pierde agua sino también minerales. Para las embarazadas, las alteraciones hormonales producen mayor transpiración que puede derivar en una deshidratación.
Por eso, lo principal es mantener una buena hidratación corporal al aumentar la cantidad de líquidos que se bebe y la ingesta de alimentos con mayor cantidad de agua como frutas y verduras.
Tanto para la salud de la madre como para el buen desarrollo del bebé es indispensable mantener un correcto aporte de todos los nutrientes y esto también incluye poseer un estado de hidratación apropiado.
Recordemos que todo lo que la madre ingiere llega al bebé a través de la placenta y de ello depende su buen desarrollo y la llegada de un embarazo a término. Las embarazadas. además de aumentar la ingesta de agua, deberán evitar las bebidas cafeinadas y seguir una dieta balanceada que incorpore en mayor medida frutas y verduras jugosas. Beber sólo cuando aparece la sed no es suficiente porque no hay que olvidar que se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación; es indispensable anticiparse a ella.
En cuanto a frutas, en estos tiempos de calor siempre es el mejor postre y también la colación más adecuada en el verano, es recomendable ingerirles preferentemente crudas para que no pierdan el agua. Idealmente elegir las que tienen más agua: melón, sandía, naranja o uvas.
Las verduras también poseen buena cantidad de agua y deben estar presentes en una dieta veraniega. Escarola, lechuga, pepino, tomate, remolacha, zanahoria, berros o rúcula puede ser una perfecta opción de ensalada para una comida fresca, nutritiva y liviana en los días de mucho calor.
Los golpes de calor, los sofocos y la sensación de pesadez especialmente en las piernas aparecen con frecuencia durante el verano en las mujeres embarazadas. Para evitarlas es recomendable:
• Usar ropa fresca, liviana, cómoda y no ajustada.
• Tomar duchas frescas o bañarse en la pileta para bajar la temperatura corporal, siempre evitando el sol en horas del mediodía y con protección solar
• Ingerir líquidos en grandes cantidades para evitar la deshidratación.
• Ingerir alimentos ricos en fibras y evitar la ingesta de alimentos cuya conservación exige respetar la cadena de frío, como helados o congelados.
• Realizar caminatas o natación suave como actividad física, son una buena opción.
Por último, hay que estar atentos a la conservación de los alimentos ya que algunos requieren de mayor dedicación para evitar enfermedades transmitidas por alimentos que exigen refrigeración. Los lácteos son alimentos que deben conservar la cadena de frío para evitar el deterioro esto sucede con facilidad, al igual que las carnes, el pollo y el pescado.