¿Alguna vez te encontraste frente al espejo observando cómo tu pelo se desprendía sin demasiado esfuerzo? Seguramente en ese momento te hayas acordado de aquella abuela o tía que «tenía algunos huequitos en el peinado». Es que, contrariamente a lo que casi el ciento por ciento de la gente piensa, no sólo a los hombres se les cae el pelo. A nosotras también. Pero empecemos por el principio. Lo primero que hay que aclarares que existe un parámetro normal para la caída del cabello. Esto quiere decir que es esperable que todas perdamos pelo. Sin embargo, se calcula que esta pérdida debe estar entre los 70 y los 100 pelos por día como máximo. Cuando esa cifra es mayor, es necesario consultar con un especialista. Aunque hay épocas -como ésta de casi mitad de año y comienzo de la estación fría- en las cuales el pelo se cae más, es importante que sepas que, a diferencia de lo que ocurre con los animales (¿te acordás de cuando tu perro iba dejando grandes manojos de pelo por toda la casa sólo dos veces al año?), los seres humanos perdemos pelo, pero siempre como parte de un ciclo en el cual se suceden tres etapas o fases: la de crecimiento, la de reposo y la de caída. Cada una de ellas tiene sus tiempos y su duración. Cuando, por alguna razón, ese equilibrio se altera, puede ser que la parcialidad de pelo que habitualmente se encuentra en la fase de crecimiento -entre el 80 y el 85 por ciento- disminuya, lo que genera que se incremente la cantidad que ya pasó a la etapa de la caída.
¿Por qué se cae el pelo?
Ya te dijimos que la «vida» del pelo se establece sobre la base de un ciclo y que esta época del año en particular, aun cuando no se conocen las causas, «favorece» la caída del pelo. Bueno, ésa es una de las razones: la estacional. Entre las demás, se cuentan los cambios hormonales ( por eso después del embarazo es posible que se registre una mayor caída de cabello), los trastornos de alimentación, la presencia de enfermedades, el estrés y la cuestión genética. En cuanto a la caída provocada por el embarazo, los especialistas explican que más bien se trata de una alteración de proporciones: mientras que, en cualquier otro momento de la vida de la mujer, entre el 80 y el 85 por ciento del pelo se encuentra en fase de crecimiento, después del embarazo y hasta que, de a poco, todo empieza a volver a la normalidad, sólo crece el 65 por ciento del cabello.
Las enfermedades o los estados de enfermedad también favorecen que el pelo se caiga. Por ejemplo, cuando nos sentimos afiebradas y cansadas, es posible que estemos perdiendo más pelo del que deberíamos.
Por su parte, la cuestión genética habla por sí sola: al igual que ocurre en los hombres, la alopecia femenina tiene algo de hereditario. Por eso, si en tu familia hay alguna mujer que haya tenido los «huequitos» de los que hablamos al principio de la nota, sería conveniente que consultes con un especialista.
Otra vez el estrés
Los dermatólogos coinciden en que el estrés es uno de los grandes desencadenantes de la alopecia, sobre todo de una forma muy característica que es la «isla». Esto ocurre cuando se arman como zonas vacías de pelo, que, si bien son reversibles, es importante que sean detectadas y tratadas. Por todo esto que te contamos, aunque a priori parezca que cuidarse el pelo y prevenir la caída es una cuestión estética, se trata de un tema de salud. Entonces, lo primero que tenes que hacer cuando empieces a detectar que el pelo se te cae más de lo normal (obvio que no te vas a poner a contar uno por uno los pelos, pero sí podes advertir una mayor cantidad en el cepillo o peine) es consultar al especialista. Desde el primer encuentro, el médico tiene que empezar a descartar temas. Si bien te puede parecer una cuestión menor, el principal riesgo es que la caída del pelo puede estar enmascarando un problema de salud más severo, como la anemia o las alteraciones de la tiroides. Desde lo dermatológico, la caída del pelo siempre se aborda después de haber descartado todas las cuestiones médicas. Igualmente, mientras se trata de establecer la causa, se evalúan diversos patrones: tipo de pelo que tiene la paciente, cantidad de pelos que se le caen, en cuánto tiempo, de qué manera. Pero siempre lo principal es descartar cualquier tipo de patología o trastorno, entre los que también se encuentra el aumento de andrógenos, que es la hormona masculina. La buena noticia es que es muy raro que una mujer se quede totalmente pelada como ocurre en los hombres. Por lo general, el pelo no se cae del todo, pero sí puede quedar más liviano y separado.
POR NOELIA VELTRI.
Experto consultado del equipo de Dermatología y Estética de Halitus Instituto Médico.
Fuente: Oh! Lalá Revista