Junio es un mes muy importante para la reproducción asistida. En primer lugar, por iniciativa de la American Fertility Association (AFA) se conmemora el mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad: por otro lado, el 5 de este mes se han cumplido dos años de la aprobación de la ley de reproducción médicamente asistida (ley N° 26.682) en nuestro país. Este contexto, así como las noticias ú que generaron debate en las últimas se-manas sobre distintos temas de fertilización asistida, y que insisten en ocupar el centro de la atención en la escena diaria, nos obligan a hacer una reflexión sobre el tema. Es importante reubicar alas técnicas de reproducción asistida en el lugar que te merecen. Creo relevante destacar que los que nos dedicamos con pasión ala reproducción asistida -o al menos muchos de ellos- creemos fervientemente en su buen uso como avance de la ciencia que le permite a millones de parejas alrededor de todo el mundo cumplir con el sueño de ser padres. Los médicos somos gente de ciencia, que investiga y que debemos hacer un uso ético de estos avances, que son para ayudar a las personas. La ciencia debe estar al servicio de la comunidad y los médicos no deberíamos perder de vista el objetivo primordial de estas técnicas: que las parejas puedan tener hijos. El debate se centra, entonces, en definir hasta qué punto es posible controlar el desarrollo de las técnicas reproductivas sin afectar las posibilidades y los derechos de todas aquellas parejas que desean tener hijos y padecen de infertilidad. Y es allí donde los juristas y los legisladores tienen que enfrentarte un enorme desafío: los médicos -y la gente en general- necesitamos leyes que regulen las prácticas sin coartar posibilidades, que reglamenten la forma de trabajar dándonos el respaldo necesario y manteniendo intactas las chances de lograr un embarazo. Pero el árbol de ninguna manera debe tapar el bosque: las técnicas de reproducción asistida han venido para quedarse y tienen am rol fundamental en la sociedad actual, el mismo fin por el que fueron creadas: lograr que el 15% de la población mundial que padece de infertilidad pueda cumplir su metió* formar una familia. ■