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Por: Revista Luna | 15/01/02

Cuidado con la enzima perezosa!


Una enfermedad de la sangre, la trombofilia, se produce por el lento y mal

funcionamiento de las enzimas de coagulación. Esta puede ser una de las

causas principales de la pérdida de algunos embarazos. Hoy ya existe un

tratamiento que permite revertir el problema.

Marcela había perdido tres embarazos, y su ilusión de ser mamá se desvanecía con cada nuevo intento. Se sometió a análisis hormonales y genéticos, estudios inmunológicos e infecciosos, pero nada explicaba los abortos espontáneos que se producían antes de llegar al tercer mes.
Finalmente los médicos encontraron un sutil desequilibrio en su sangre, una tendencia a la hipercoagulación (trombofilia). La sangre simplemente se volvía muy espesa, y no llegaba suficiente oxígeno y nutrientes al bebé. Hoy, a los 42 años, y gracias a un tratamiento específico para este desorden, Marcela está a punto de dar a luz a una nena.
Estadísticamente, se sabe que de cada 100 embarazos, unos 15 terminan en aborto durante el primer trimestre. La mayoría de ellos son esporádicos (no vuelven a repetirse), pero entre un 2 y un 3 por ciento son recurrentes. Hasta hace un tiempo, la mitad de ellos no tenían causa aparente, y no se podía realizar un tratamiento.
Pero la hematología vino a dar una respuesta a estas pérdidas antes inexplicables. ‘En los últimos años, se detectó que el 80 por ciento de las pacientes con antecedentes de abortos espontáneos recurrentes inexplicables, presentan una tendencia a la hipercoagulabilidad de la sangre (trombofilias)’, señala la doctora Adriana Sarto, del departamento de Hematología de la Reproducción del Instituto Médico Halitus.

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‘Esto provoca un déficit de irrigación en el sitio de implantación embrionaria y en la placenta, lo que lleva a la detención del embarazo u otras complicaciones como el retardo del crecimiento fetal, el desprendimiento de la placenta o la preeclampsia (hipertensión más pérdida de proteínas por la orina)’, explica Sarto.

Encontrando las causas
Desde las etapas más tempranas del embarazo, es fundamental que haya buena irrigación sanguínea hacia el endometrio, que es el lugar donde se implanta el embrión. Más adelante, el éxito depende en gran medida de la adecuada circulación en la placenta, para asegurar el crecimiento fetal.
Si la mujer presenta una tendencia a la hipercoagulación, esto puede provocar fallas reproductivas, e incluso hacer fracasar una fertilización in vitro (FIV), aun cuando el embrión transferido sea de buena calidad.
‘También puede causar un ‘aborto pre-clínico’, es decir durante los primeros días de gestación, cuando el embrión aún no puede visualizarse en la ecografía’, señala Sarto.

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Hoy se sabe que la trombofilia se debe a defectos de los factores de la coagulación de la sangre que pueden ser hereditarios o adquiridos. A veces se produce por el mal funcionamiento de una enzima de coagulación. Esto tiene causas tanto hereditarias como adquiridas, a veces por deficiencias graves en la alimentación.
Sin embargo, la mayoría de las personas que poseen esta condición, tanto hombres como mujeres, no suelen tener síntomas. En el caso de mujeres, se evidencia ante la reiterada imposibilidad de llevar a término un embarazo.
‘A veces, existen antecedentes familiares de trombosis, accidente cerebrovascular o enfermedad cardíaca temprana’, dice la hematóloga Sarto. ‘Pero la forma de detectar la trombofilia es a través de estudios clínicos especiales, que miden ciertos marcadores como el tiempo de fibrinolisis (lo que tarda el organismo en disolver los coágulos), los anticuerpos fosfolipídicos, la homocisteína plasmática, la resistencia a la proteína C y el anticoagulante lúpico, entre otros’.

Un tratamiento eficaz
Una vez detectado el problema, la buena noticia es que existe un tratamiento altamente efectivo para resolverlo. Y es la administración de heparina, una sustancia anticoagulante, similar a la aspirina, que licúa la sangre y mejora la irrigación.
La heparina se aplica durante todo el embarazo, a través de inyecciones subcutáneas en la panza de la mamá. ‘Pero si las pérdidas del embarazo han sido muy tempranas o se trata de fallas en la implantación en la reproducción asistida, el tratamiento debe iniciarse desde la búsqueda’, señala Sarto.
Si en los estudios se encontraron valores altos de homocisteína, se incluye ácido fólico -una vitamina indicada para todas las mujeres en edad fértil, ya que su déficit puede provocar malformaciones congénitas del bebé-, en dosis algo mayores.
Las estadísticas indican que en las embarazadas con problemas de hipercoagulación que no se tratan, las posibilidades de que el bebé nazca vivo son menos del 20 por ciento.
‘Pero, cumpliendo adecuadamente con el tratamiento, las posibilidades se elevan a más del 85 por ciento’, afirma Sarto, quien dirigió una investigación sobre la ‘Heparina adaptada a los programas de fertilidad en mujeres con aborto recurrente y trombofilia’, premiada por la Academia Nacional de Medicina el año pasado.
Hoy la ciencia ha podido explicar parte de lo inexplicable y brinda nuevas esperanzas a los que quieren ser papás.

María Gabriela Ensinck