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Por: Clarín | 14/03/95

Cuando los óvulos no quieren marchar


Desde la aparición de la fecundación in vitro en 1978 ha pasado mucha agua bajo los puentes y las técnicas de fecundación asistida han seguido refinándose.

La secuencia fotográfica, obtenida por el doctor Sergio Pasqualini, muestra el momento en que empieza una nueva vida humana: un micromanipulador con una aguja ultrafina de vidrio ha capturado un único espermatozoide y lo inyecta directamente dentro del óvulo. Este será luego transferido a las trompas de Falopio de una mujer, integrante de una pareja con problemas de fertilidad, y tras descender naturalmente por estos tubos anidará en el útero, en el comienzo de un embarazo normal.
La nueva técnica, llamada ICSI, es una mejora de otra anterior (el SUZI), la cual consiste en inyectar varios espermatozoides bajo la “zona pelúcida” que protege al óvulo, pero afuera de éste. Ambos permitieron derrotar dos de los problemas de infertilidad tradicionalmente irreductibles: la imposibilidad de los espermatozoides de abrirse paso a través de la zona pelúcida o

la muy baja producción de espermatozoides, sea en cantidad y/o en calidad. Hasta el momento, en el país se han logrado 22 embarazos por SUZI y 7 por ICSI.
El micromanipulador está probando otras utilidades insospechadas. Howard Jones y William Schoolcraft (de las univerdidades de Norfolk-Virginia y Englewood-Colorado, respectivamente), descubrieron que un “raspado” con aguja de vidrio de la zona pelúcida prácticamente cuadruplica las posibilidades del embrión para anidar en el útero. Al parecer, la maniobra subsana un endurecimiento indeseado de la zona pelúcida causado por imperfectas condiciones de cultivo in vitro y ayuda al embrión a separarse su envoltorio natural.

D. E. A.