Las parejas se enteran que la tecnología para seleccionar el sexo del bebé ya está disponible en el país y quieren formar ‘la parejita’, pero cuando preguntan los costos —3.000 dólares como mínimo— suelen desalentarse, aclaró Pasqualini.
En otros países ocurrieron casos de parejas que buscaban reemplazar a un hijo muerto por otro del mismo sexo, como pasó con Alan y Louise Masterton, un matrimonio de Dundee, que había sufrido la pérdida de su hija de tres años, Nicole.
Pero en el mundo médico y bioético, no todos están convencidos de la conveniencia de usar estas técnicas. En la Argentina, no hay aún legislación que prohíba o que regule a la selección de sexo. ‘Nosotros sólo lo aceptamos por razones médicas’, sostuvo Susana Kopelman, subdirectora del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción.
El consenso entre los especialistas argentinos consultados por Clarín es que la selección y la implantación de preembriones según el sexo sólo está justificada si los hijos tienen altas chances de heredar una enfermedad que está ligada a un determinado sexo, como hemofilia, distrofia muscular de Duchene, enfermedad de Huntington, miotonía (un trastorno congénito que se caracteriza por una relajación lenta de los músculos), según argumentó Nicolás Neuspiller, director del Instituto Fecunditas. Agregó: ‘Mi madre tuvo 8 varones y una sola mujer, y siempre estuvo muy contenta’.
Igual, la posibilidad de selección del sexo del bebé atrae. Se practica básicamente por dos técnicas: una consiste en hacer una separación de los espermatozoides con carga masculina o femenina y observar las chances de que tener varón o mujer. La otra técnica es el diagnóstico genético preimplantatorio, que permite conocer enfermedades que afectarán al bebé antes de que el preembrión sea implantado.
En el exterior, las opiniones son variables. En los Estados Unidos, la selección se hace sin razones médicas en cientos de casos por año. En Australia, Bélgica y Holanda, habían empezado a ofrecer el servicio, pero pararon de hacerlo. En Alemania y en Inglaterra está prohibido.
Un estudio reciente, publicado en la revista Prenatal Diagnosis, de Gran Bretaña, informó que las opiniones varían según los países. En Alemania, el 94% de la población se opone a la separación del esperma para elegir el sexo del hijo. En Inglaterra, también desautorizaron la selección de sexo sin argumentos médicos en 2003, después de hacer una encuesta en la que el 80% de la gente dijo que estaba en contra. En cambio, en los Estados Unidos, el 82% está a favor.
También hay diferencias a la hora de elegir el sexo. Por ejemplo, en los Estados Unidos, Islandia y en España se prefiere más a las nenas. En los países asiáticos, en cambio, a los hijos varones.
La nueva tecnología disponible quizá sólo reactiva un interés que las parejas ya intentaban resolver con consejos caseros, como dietas especiales o cálculos del momento de ovulación (ver Mitos…).
‘Es cierto que los métodos científicos acercan más la oportunidad de conseguir el hijo de un sexo específico. Pero no hay que olvidar que esa práctica implica usar la fertilización in vitro que produce una enorme exposición física para la mujer —afirmó la doctora Polak—. Además, para hacer el diagnóstico preimplantario se sacan al menos dos células del preembrión y esto hace que se pueda perder’.