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Por: Sentir y Pensar | 27/03/14

Complicaciones en el embarazo


Llamamos complicaciones en el embarazo a aquellos problemas que pueden afectar la salud de la madre, del bebé o de ambos. Algunas mujeres tienen problemas de salud antes del embarazo que podrían dar lugar a complicaciones y otros aparecen durante la gestación. Cuáles son los más frecuentes y qué hay que saber.

El test es positivo, el embarazo se confirma, ¿ahora qué hacer? Ya sea antes de comenzar la búsqueda de un embarazo o durante la primera visita al obstetra en fundamental contarle a su médico sobre sus problemas de salud presentes o del pasado. “La consulta es importante y el relato pormenorizado de la paciente es fundamental porque si está recibiendo medicación para tratar un problema de salud, quizás ésta deba cambiarse al estar embarazada. Algunos medicamentos utilizados para tratar problemas de salud pueden ser perjudiciales para el desarrollo del embarazo. Al mismo tiempo, dejar de tomar los medicamentos que necesita puede ser aún más perjudicial que los riesgos de no ingerirlos en caso de quedar embarazada”, comienza explicando el Dr. Ignacio Pérez Tomasone, obstetra de Halitus Instituto Médico.
Y menciona a continuación algunas de estas situaciones que requieren tener en cuenta la medicación que toma la paciente porque puede no ser la indicada durante la gestación: asma, depresión, trastornos en la alimentación, sobrepeso, enfermedades tiroideas, diabetes, hipertensión crónica, enfermedades de transmisión sexual, migraña, incluso pacientes que conviven con el VIH. Pérez Tomasone asegura: “La mamá tiene que quedarse tranquila de que lo más probable es que tenga un bebé normal y saludable si se encuentran bajo control y reciben una buena atención médica. Por eso es importante el rol del médico y la consulta”.
Cuando el problema aparece durante el embarazo
A veces los problemas aparecen durante el embarazo, incluso en mujeres saludables, mujeres sanas. Los exámenes que el obstetra le indica a la embarazada pueden ayudar a prevenir estos problemas o a detectarlos en una etapa temprana y de esa manera evitar las complicaciones.

Según Pérez Tomasone: “Entre los problemas más frecuentes que pueden aparecer durante la gestación podríamos enumerar muchísimos, pero los principales son: anemia, diabetes gestacional, infecciones urinarias, desprendimiento de placenta, preeclampsia, placenta previa, rotura prematura de membranas, amenaza de parto prematuro, vómitos excesivos (hiperemesis gravídica), incompatibilidad de RH, restricción de crecimiento intrauterino, formación de mucho o poco líquido amniótico, embarazos gemelares. Y durante el primer trimestre embarazo ectópico o aborto”.

Todo sobre preeclampsia

La preeclampsia es una de las complicaciones más graves que puede tener una mujer durante el embarazo. Es la segunda causa de muerte materna en el país –se le atribuyen uno de cada seis decesos–, y se estima que afecta del 8% al 10% de las embarazadas en Latinoamérica. “Aún de causas desconocidas, lo que sí se sabe, es que está vinculada con el desarrollo de la placenta, y la forma en que invade la pared del útero. Esto pone en riesgo tanto a la embarazada, que desarrolla una hipertensión luego de las 20 semanas a veces muy difícil de controlar, y al bebé, que sufre la falta de nutrientes y de oxígeno que deja de aportarle la placenta. Es la consecuencia de una alteración de un grupo de arterias en la pared del útero, que provoca una disminución del flujo sanguíneo desde la placenta hacia el bebé. Esto suele obligar al obstetra a adelantar el parto, con los riesgos que implica. Además, las mujeres afectadas por preeclampsia tienen un riesgo mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares, como hipertensión y accidente cerebrovascular a lo largo de la vida”, describe el obstetra.
Para diagnosticarla se solicita la toma de tensión arterial y pruebas de laboratorio, como hepatograma y medición de la cantidad de proteínas que está eliminando el riñón. “El primer paso es detectar a las personas de riesgo, y esto se establece según los antecedentes familiares y propios de la paciente. Y realizando un estudio en las primeras etapas del embarazo -a las 12 semanas- en el mismo momento en que se realiza el screening del primer trimestre -translucencia nucal-, en el cual, según las características de la paciente, la medición de una hormona (PAPP-A) y un doppler en las arterias uterinas para determinar con que velocidad fluye la sangre por las mismas –esto permite evaluar su resistencia- se puede predecir en cerca de un 90% de los casos el riesgo de desarrollar Preeclampsia. Ese diagnóstico permitirá realizar un seguimiento más estricto de la presión, de la placenta y del crecimiento del bebé en estas pacientes. Para todo esto se utiliza un programa de la Fundación de Medicina Fetal de Londres”, refiere el Dr. Pérez Tomasone.
Y continúa: “Hay forma de prevenir la aparición de preclampsia: la única arma que tenemos es si se detecta a las mujeres en riesgo antes de las 16 semanas de gestación dado que en este momento la formación de la placenta no está completa, a estas alturas, la administración de aspirina a bajas dosis puede llegar a prevenir la aparición de la preeclampsia en un 40 a 50 %. El tratamiento actual para controlarla consiste en medicamentos para bajar la presión pero la única forma de “curar” la preeclampsia es teniendo el parto”.

Diabetes gestacional: otro alerta

La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que solo se desarrolla durante el embarazo en un 7 a 10% de las futuras mamás. El Dr. Pérez Tomasone lo explica con simpleza: “en estas mamás los niveles de azúcar en la sangre están muy altos dado que las hormonas del embarazo pueden llegar a bloquear el trabajo que hace la insulina. Para la mayoría de las futuras mamás, eso no representa ningún problema ya que simplemente el páncreas crea más insulina. Sin embargo, otras mujeres no pueden, y por lo tanto, los niveles de azúcar en su sangre se elevan. Para detectarla se realiza la prueba de tolerancia a la glucosa a las 24 semanas de gestación –aunque si la paciente tiene factores de riesgo se la realizará también en el primer trimestre- y hay casos en los que se vuelve a solicitar a las 33 semanas. Los factores de riesgos son: sobrepeso, diabetes gestacional en embarazos previos, familiares con diabetes o que hayan tenido diabetes gestacional, embarazo anterior con un bebé de más de 4 kg o nacido con alguna malformación, o una muerte fetal intrauterina de causas inexplicables”.
El objetivo es mantener los niveles de azúcar bajos en sangre, y hacer un estricto control de la glucemia varias veces al día, tanto antes como después de comer. La mayoría de las pacientes con diabetes gestacional conseguirán estos niveles a base de dieta libre de azúcares y de realizar ejercicios físicos, pero en algunas, con esto no alcanza y deben utilizar insulina. “Deben saber que la diabetes gestacional puede repetirse en otro embarazo, no significa que esto sucederá sí o sí, pero hay un mayor riesgo”, acota el médico.

Incompatibilidad de Rh

Es una enfermedad que se produce en el bebé, ya sea dentro de la panza o luego del nacimiento. Sucede por la presencia de varios antígenos en el bebé –entre ellos el Rh es el más importante-, genéticamente aportados por el papá y no presentes en la mamá. Por eso para que la incompatibilidad tenga lugar, la mamá debe ser RH negativa y el papá RH positivo. De esta forma, se generan anticuerpos ante estos antígenos extraños, no conocidos por la mamá, que al atravesar la placenta pueden afectar al bebé destruyendo sus glóbulos rojos.
Pérez Tomasone explica: “Esto se origina cuando glóbulos rojos fetales pasan a la circulación materna, lo cual se produce más que nada en el momento del parto. Este es el motivo por el cual generalmente, de no recibir profilaxis la mamá, las complicaciones se originan en los siguientes embarazos y no en el primero. Durante el embarazo el pase de glóbulos rojos fetales es mucho más raro. La incompatibilidad Rh afecta al 5% de las parejas. Uno a 10% de las madres Rh (-) se sensibiliza luego de su primer embarazo; 30% luego del segundo embarazo, y 50% con posterioridad al tercero. La consulta obstétrica en este caso también cobra mayor relevancia: se solicita en la primera consulta grupo y factor sanguíneo a la embarazada, de ser RH negativa determinar la presencia de estos anticuerpos por medio de la prueba de Coombs indirecta. La misma se repite a las 20 semanas y desde ahí en adelante una vez al mes. A las 28 semanas se da una vacuna de Gamaglobulina Anti Ro, que actúa bloqueando los posibles anticuerpos formados. Luego del parto se estudia el grupo y factor del bebé y de ser RH positivo se vuelve a administrar la vacuna. Si el bebé resulta RH negativo como la mamá, todo lo que hicimos fue en vano…pero no hay forma de saber el grupo y factor del bebé dentro de la panza por medios no invasivos, así que hay que realizar todo esto preventivamente…”.

Parto prematuro:¿es posible prevenirlo?

Otra complicación posible es el nacimiento anticipado del bebé. Pérez Tomasone menciona: “El parto prematuro representa la primera causa de muerte infantil y un importante motivo de discapacidad a largo plazo tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, por eso, su prevención y diagnóstico precoz es un hecho sumamente importante. Por definición, son los nacimientos ocurridos entre las 22 y 37 semanas. Afecta aproximadamente entre el 8 y el 11% de los embarazos, su frecuencia a aumentado mucho en el ultimo tiempo, por varias causas pero más que nada por realizarse un seguimiento mucho más estricto del embarazo y generando de esa forma partos prematuros médicamente indicados por presentar el embarazo alguna situación en particular; éstos son fundamentalmente comprendidos entre las 34 y 36 semanas”.
Puede prevenirse al actuar precozmente en aquellas pacientes con factores de riesgo como las que presentan infecciones vaginales a repetición, estrés, hemorragias durante el embarazo, sobredistensión uterina y sobre todo, aquellas que han tenido un parto prematuro previo. “Pero, solo el 15% de las embarazadas que tienen un parto prematuro tienen factores de riesgo, por este motivo se están implementando nuevas estrategias. Una de ellas es la realización de ecografías transvaginales a todas las pacientes a las 22 semanas para observar en ese momento si presentan o no un cuello uterino acortado. De esta forma se podrá identificar a cerca del 50% de las mujeres destinadas a presentar un parto prematuro, las cuales se beneficiarán con una medida terapéutica temprana, como ser la administración de Progesterona desde este momento hasta que el embarazo sea de término, reduciendo así el riesgo en un 45%. Otra medida es en aquellas pacientes con antecedentes de un parto prematuro, iniciar la toma de progesterona desde el inicio del embarazo y realizándole la medición del cuello uterino desde las 16-22 semanas para determinar si el cuello se va acortando y en ese momento ofrecer la realización de un cerclaje cervical –consiste en pasar un hilo alrededor del cuello y hacerle un nudo- disminuyendo así el parto prematuro en por lo menos un 25%”, sostiene el especialista.
El Dr. Pérez Tomasone explica además que la realización de otras medidas como el reposo o la toma por boca de medicamentos preventivos para detener las contracciones, o llevar a cabo durante el embarazo una vida más tranquila, es común que sean indicadas, pero no se ha visto, por lo menos reflejado en estudios, que dichas conductas reduzcan el riesgo. Sí, aquellas pacientes que comiencen a presentar contracciones antes de tiempo, deberán ser hospitalizadas para la administración endovenosa de medicamentos y de esta manera detenerlas. “En cualquier caso, la consulta prenatal y los chequeos periódicos durante los 9 meses de embarazo son la indicación más conveniente para cualquier futura mamá”, concluye.