Si bien el sol es fuente de vida y energía, es importante tomar los recaudos necesarios para no sufrir un golpe de calor, quemaduras o manchas en la piel. En esta nota encontrarás los consejos más útiles en vista a las vacaciones que ya están cerca.
Fabián Penno. Asesoró: Dra. Claudia Sánchez, del staff de Halitus Dermatología y Estética
El embarazo es uno de los momentos más felices en la vida de una mujer. En esta etapa hay un «nuevo resplandor», pero también se dan otros cambios en la piel. Estas reacciones se deben a los cambios hormonales que se experimentan.
Las hormonas del embarazo (estrógeno y progesterona) estimulan la producción de melamina, pigmento que da color a la piel. ¿El resultado? La piel se vuelve más oscura, sobre todo en zonas como los pezones, las areolas y la línea entre el ombligo y el pubis. Por otro lado, durante esta época es importante tener especial cuidado con la exposición solar, imitando el tiempo de ésta y evitando las horas de máxima acción del sol, además de utilizar protectores o pantallas solares, para así prevenir la aparición de manchas.
Como producto de la exposición solar aparecen o se acentúan los lentigos solares. Para éstos, hay tratamientos como el peeling, la luz pulsada y el láser, pero ninguno de ellos se puede realizar durante el período de gestación.
En el transcurso del embarazo se presentan otro tipo de manchas: el melasma o cloasma, «la máscara del embarazo». Esta es una condición hereditaria y hormonal, pero el sol es el principal desencadenante. Las áreas más propensas son las más expuestas a los rayos solares, como pómulos, frente, nariz y barbilla. Es ideal prevenirlas con factor de protección solar 50+. Las manchas, en su mayoría, desaparecen o mejoran después del parto.
Es primordial recalcar que la futura mamá debe cuidarse de la exposición solar. Por ello, se recomienda no pasar más de 30 minutos al sol, evitar las horas de máxima acción del sol, usar protector solar alto o pantalla solar, proteger el cabello y utilizar gorras o capelinas.
El tiempo de exposición solar debe ser progresivo. Hay que evitar el horario entre las 11 y 16 horas, cuando el sol es más peligroso.