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Por: Revista Como estar bien | 31/07/08

Cómo hablar de sexo con los hijos


El tema está instalado y lo invade todo a través de imágenes de la televisión, chistes o comentarios de la radio, dibujos animados, etc. Sin embargo, hablar seriamente sobre sexo en casa no es tan fácil como parece. Aunque tengamos claro que el viejo cuento del repollo ya no tiene vigencia, no siempre sabemos cuáles son las respuestas adecuadas para cada edad y cuál es el mejor momento para hablar con los chicos. En esta nota te informamos para que no cometas errores por hablar de más y tampoco de menos.

«¿Si la educación sexual comienza en el secundario, ya es tarde. Mi hermana quedó embarazada a los 12 años.Mi prima a los 13».
«Con nuestros padres no podemos hablar de estos temas. A mí me da vergüenza que ellos me hablen de esto y ellos tampoco quieren hacerlo y se escapan».
«Nosotros no queremos saber solamente qué son los órganos sexuales, la vagina, el pene… queremos que nos hablen de las sensaciones que sentimos, si está bien lo que sentimos o qué. Se sienten muchas cosas a esta edad. De eso nunca nos dicen nada».
(Testimonios recogidos en un congreso nacional de adolescentes sobre Educación Sexual, publicados en el libro Sexualidades y afectos).
Informarse para informar
«Los padres hablan de sexualidad con sus hijos más que antes, pero estamos muy lejos de que sea suficiente. Esa información es superada por la de la calle y los medios, que puede ser veraz o no, y que
puede ser comprendida o no por ellos», explica la doctora Beatriz Literat, responsable del departamento de Sexología y Disfunciones Sexuales de Halitus Instituto Médico. Del mismo modo, explica que muchas veces los adultos están informados a medias y eso es lo que transmiten. Además, les da vergüenza hablar del tema con sus hijos, no saben cómo explicarles y son pocos los que concurren con ellos a una consulta sexológica de orientación o compran libros para saber cómo responderles.
Entonces, lo primero que tenemos que hacer como padres es preocuparnos por aclarar nuestras propias incertidumbres o falsos conocimientos, para poder después evacuar las dudas de nuestros hijos. «Antes de empezar a hablar, hay que informarse con bases científicas, si no, se repiten las creencias erróneas y los mitos que aún continúan creyéndose como verdades», expresa la doctora Literat.
Por su parte, la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff dice que son muchos los adolescentes que «saben sin saber», ignoran cuáles son los métodos que sirven tanto para prevenir embarazos no deseados como para evitar infectarse con enfermedades de transmisión sexual. «Pero mas allá de lo referente a esta información, desconocen qué es el placer, o lo circunscriben generalmente a pene—vagina, y al rendimiento. No saben de calidad ni de erotismo», asegura.
«La educación sexual hoy, se entiende como algo integral que abarca todas las dimensiones humanas: cuerpo, emociones, sentimiento, espiritualidad, vínculos. .. El transmitir a los niños y adolescentes los conocimientos necesarios para disfrutar responsablemente de su sexualidad, lejos de predisponerlos a una actividad sexual temprana, los protege y los ayuda a discernir», afirman Claudia Groisman -psicóloga y sexóloga- y Julieta Imberti -licenciada en Ciencias de la Educación-, autoras del libro Sexualidades y afectos.


¿Qué explicar y a qué edad?


Seguramente tenés dudas sobre qué es pertinente explicarles a tus hijos a cada edad. Por eso, la licenciada Resnicoff explica que conviene informarlos sobre sexo a medida que vayan teniendo curiosidad, de manera firme, sin inventar ni mentir. También hace hincapié en no contestar más de lo que preguntan, no evadir los cuestionamientos, y llamar a cada parte del cuerpo por su nombre y no por un apodo. Así, junto con la doctora Literat expresan cuáles son los temas en los que necesitan orientación y sobre qué aspectos hay que contestar en cada etapa:


A partir de los tres años: el niño empieza a ser consciente de las diferencias físicas entre hombres y mujeres y realiza preguntas al respecto. Observa el cuerpo de sus padres y lo compara con el suyo y con el de otros chicos de su edad. Las cuestiones deben contestarse de manera sencilla y clara. No debería dársele más importancia a los órganos sexuales que al resto del cuerpo, nariz, pies, etc. porque es parte de su proceso de reconocimiento. Se debe hacer sentir al pequeño orgulloso de sí mismo. Decirle claramente que es una nena o que es un varón y facilitarle vestimenta y juguetes que contribuyan a no confundirlos en su género. No inducirlo a ver a sus padres desnudos, ni bañarse con ellos, sobre todo si son del sexo opuesto, ya que esto genera una curiosidad que luego deberá ser satisfecha por los padres y a esa edad es difícil comunicarse acerca de ciertas cosas. Es bueno comenzar a enseñarles que nadie debe tocar sus cuerpitos, salvo la mamá cuando lo higieniza o lo cambia. Alentar su independencia para su higiene personal para que no dependan de otros y que no corran el riesgo de ser indebidamente tocados si piden ayuda fuera del ámbito del hogar. Los padres deben asegurarse que el resto de la familia comparte y cumple estas normas. Y que la persona que los cuida en ausencia de la madre también lo hace.


Niños hasta cinco años: se deberían reforzar las pautas anteriores y acompañar al niño o niña en su paulatino desarrollo. Informarse con el pediatra si hace falta, porque cada chico es diferente y el desarrollo no es cronológicamente idéntico para todos. Es bueno reforzar su autonomía en el cuidado e higiene como se haría hablando de los ojos o del cepillado de los dientes. A veces los niños a esta edad se tocan entre ellos porque son curiosos. No fomentarlo ni hacer de la situación un drama. Recordarles que cada uno es el dueño de su cuerpo, como de su juguete preferido, que no dejarían que cualquiera lo toque o juegue con él. Se puede hablar del embarazo si aparece el tema, como se hablaría del proceso digestivo y de la evacuación, (por supuesto, dándole el sentido de importancia, maravilla de la naturaleza y respeto por la vida humana). No es necesario hablar de los
detalles del parto ni de la concepción, salvo en forma general. Ayudarse con libros especialmente diseñados para niños de esa edad, que explican cómo nacen los bebés. Reforzar su identidad de género, el varón y la niña no deben tener dudas de lo que son. Los padres pueden ser afectuosos frente a ellos y con él, de un modo sencillo. Los padres deberían ser recatados en sus demostraciones amorosas frente a los niños, sin ser de hielo. Las miradas, las palabras cariñosas y el buen trato entre los padres es educación sexual para los hijos. Favorecer el diálogo de padres a hijos y la confianza para tratar cualquier tema sin censura, así se establece el camino confiado de la comunicación futura.


Hasta los ocho años: lo más importante es reforzar la buena comunicación y la confianza entre padres e hijos. En la casa se puede hablar de todo lo que los inquieta o preocupa y deben saber que los padres no los censurarán, y pueden confiar en ellos. Las dudas se aclararán y si los padres no saben las respuestas dirán, «no lo sé, lo averiguo y te lo digo». Se puede buscar consejo del pediatra, de un sexólogo o buscar bibliografía que ayude. Las respuestas a las preguntas deben ser simples y con base científica, no repetir creencias o mitos populares. En general, debería referirse al conocimiento científico, no hacer auto-referencia ni hablar de las experiencias de los padres a esa edad. Es buen momento para introducir valores éticos y espirituales, de acuerdo a las creencias de cada familia. El concepto de hablar de «novios y novias» como juego escolar que implica el reconocimiento de su propio género en el varón y en la niña, no debe ser extendido a un comportamiento presexual temprano, en la práctica. Debería aclararse que los contactos físicos son para las personas de más edad, no para ese momento. Que los sentimientos son algo mágico, hermoso y sagrado por lo cual, deben ser cuidados y no prodigarlos a cualquiera. También es buen momento para comenzar a hablar de la posibilidad de contenerse en la manifestación física del afecto, cuando no es apropiada, del mismo modo como uno contiene la rabia, los celos, o se contiene de comer o hacer algo que no le sería beneficioso.


De los ocho a los once/doce: los niños son plenamente conscientes de su cuerpo y de su transformación. Se relacionan con otros, van al colegio y el flujo de información que manejan puede confundirlos. Los padres deben ayudarlos a distinguir lo que es cierto de lo que no. Es quizá el mejor momento para hablarles abiertamente de las relaciones sexuales plenas, pero ligadas al afecto, a los sentimientos y también al amor. Tanto chicas como chicos deben saber que existen formas de practicar sexo seguro para evitar enfermedades y embarazos. A esta edad comienzan en la escuela las clases de educación para la salud en las cuales se tratan temas de sexualidad, pero los padres no deberían dejar la formación de los chicos solamente en las manos de los docentes. Deben saber de qué se habla en la escuela y completar, reforzar o modificar la información que consideren que no está de acuerdo con la ideología familiar o que es incompleta.


De los 13 años en adelante: es esencial abordar el tema de la sexualidad y sentar unas buenas bases en este sentido, puesto que más tarde los adolescentes tienden a tomar como referente al grupo de amigos,
en lugar de a los padres. Es importante respetar su intimidad y no hacerles preguntas incómodas o demasiado inquisitivas. Se pueden plantear estos temas cuando se vea una información en la tele o una película, en lugar de establecer conversaciones con fecha y hora Hay que fomentar las relaciones
sexuales ligadas a la responsabilidad, así como desterrar creencias falsas y sentimientos de vergüenza o culpa.


Para Silvia Formenti, especialista en Educación Sexual y autora del libro Educación Sexual, Adolescencia y Sexualidad, los educadores, como los padres, hacen educación sexual concientes o no de ello, ya que la sexualidad es una forma propia de ser, de manifestarse, de comunicar el amor. Se educa sexualmente también a través de los modelos, las pautas de comportamiento, el lenguaje verbal o gestual que se utiliza.
SOS Adolescentes
«No pretendamos enseñarles y misión cumplida. Y mucho menos que se lo enseñen en la escuela. Los padres debemos prevenir, cuidar, proteger y poner límites. Podemos decirle a nuestro hijo/a que no lo vemos aún maduro/apara tener actividad sexual, con todo lo que implica: cuidado de la salud, responsabilidad hacia otras vidas, compromiso con una persona, un proyecto emocional, etc.», resalta la doctora Literat y completa «podemos preguntarle si él mismo cree poder afrontar esto, así como le preguntaríamos si nos dijera que quiere sacar un crédito en el banco para comprarse su propia vivienda o un auto caro». Del mismo modo, llama a la reflexión a los padres, para que la sexualidad no sea considerada simplemente un juego agradable.
La licenciada Resnicoff considera importante que el contenido de lo informado a los adolescentes sea abarcativo de toda la sexualidad. Por consiguiente, aclara cuáles son los temas que no hay que dejar librados al azar:


• Los cambios físicos y psíquicos en los varones y mujeres; la anatomía de los genitales, el conocimiento sobre la menstruación y por qué se produce, el mecanismo de la ovulación y los períodos más fértiles, las poluciones nocturnas masculinas.
• La masturbación en la mujer y en el varón como un hecho común que no produce ningún daño.
• Las etapas de una relación sexual: el cortejo, el deseo, la excitación, la penetración y el orgasmo, con las modificaciones que se producen en los genitales y en todo el psiquismo durante el coito.
• La exploración mutua y las fantasías que forman parte de la relación mucho antes de llegar a un coito.
• La reproducción, el embarazo, los métodos habituales y efectivos de control de la natalidad.
• Los métodos de prevención del SIDA y las demás enfermedades de transmisión sexual y la responsabilidad de cuidarse y cuidar del otro, sin falsos temores pero de forma realista.
• La práctica del uso del preservativo.
• Nociones de las disfunciones sexuales más frecuentes, como el vaginismo, la dispareunia, y la eyaculación precoz del varón; y la posibilidad de su tratamiento y solución.
• Las variantes sexuales que tanto intrigan y la aceptación de las diferencias. Que no se rotulen a sí mismos como homosexuales por alguna vivencia ocasional.
• La valoración del aprendizaje en común y no esperar que el varón sea el maestro.
• La importancia, inclusive antes de la relación sexual, de la consulta y orientación del ginecólogo.
Con todo, para la doctora Cristina Vasino -ginecóloga- hay una parte importante de esta población que se está concientizando sobre el sexo. Pero plantea que «si bien es importante este avance en el marco de algunas políticas públicas y de campañas de prevención privadas, todavía queda una brecha importante para seguir trabajando a futuro con este tema».
Pilar Mouraci


Agradecemos a:
• Dra. Beatriz Literat. Responsable del Dto. de Sexología y Disfunciones Sexuales de Halitus Instituto Médico.
• Dra. Cristina Vasino. Ginecóloga.
• Lic. Diana M. Resnicoff. Psicóloga y Sexóloga Clínica.


PRIMERA CONSULTA GINECOLÓGICA


«Estamos observando una menarca (primera menstruación) cada vez más temprana, lo que pone en el tapete la enorme necesidad de brindar una educación integral desde tempranas edades para poder lograr disminuir el impacto negativo de las adolescentes no informadas en los temas de prevención, al momento de iniciarse sexualmente. Por tal motivo, los especialistas en ginecología con orientación en adolescencia presentes en los Servicios Hospitalarios son una excelente opción para fomentar el cuidado de la salud sexual cuando comienzan a presentarse los primeros cambios psicobiológicos que marcan el comienzo de la adolescencia», indica la Dra. Vasino.


¿CÓMO PREVENIR EL ABUSO SEXUAL?


El temor al abuso sexual infantil es inevitable y nunca estamos del todo seguras si les explicamos lo suficiente a nuestros hijos para que estén atentos y sepan defenderse. Generalmente queremos hablarles pero no encontramos las palabras adecuadas para evitar traspasarles nuestros miedos. Según la Dra. Literat, los puntos claves son enseñarles que nadie debe tocar su cuerpo de una manera inapropiada, y fortalecer su autoestima para que no se dejen someter y sepan que su cuerpo y sus sentimientos tienen mucho valor.


ADOLESCENTES Y ANTICONCEPTIVOS


«Sabemos que la información sola no basta si no va acompañada de una alta cuota de responsabilidad para posibilitar la eficacia y la continuidad del método elegido. Hacemos hincapié también en que conocer los métodos no implica tomar la decisión de usarlos», dice la Dra. Vasino, y revela que la automedicación es un tema difícil de manejar ya que se trata de mujeres muy jóvenes y la gran mayoría sanas, que en ocasiones sólo acceden a una consulta médica cuando hay presencia de enfermedad.


DIVERSIDAD SEXUAL


«Hay que enseñarles que en la sexualidad existen diferencias que debemos respetar y podemos apreciar. Por supuesto, hablarles según su nivel de comprensión, contestando sus preguntas honestamente y preguntándoles lo que piensan. Es posible usar como disparadores de conversaciones con ellos, programas, películas, y canciones que presenten personajes con otras orientaciones sexuales, no heterosexuales. Pero lo fundamental, a mi entender, es respetar las diferencias con nuestro ejemplo, no permitiendo un lenguaje ofensivo», explica la licenciada Resnicoff. Por otra parte, la doctora Literat no recomienda hablar del tema a niños de primaria que aún no tienen, en muchos casos, definida su orientación sexual. «También pienso que muchas de estas cuestiones nos generan dudas a los mismos adultos. Y en esos casos, se puede decir ´no sé o no tengo una opinión en este tema´», indica.