No es que el «que sea sanito» haya bajado posiciones en el ranking del deseo. Nada compite con ello. Pero la familia se achica, la ciencia le pelea al destino (a la naturaleza o a Dios, según uno crea) la exclusividad de algunas decisiones y el sueño de tener la parejita y de explorar los dos universos de maternidad/paternidad que suponen hijos de diferente sexo empieza a buscar maneras de concretarse en consultorios de obstetras y centros de reproducción asistida. Por razones médicas, sociales o culturales, en Argentina y en el mundo crecen las consultas (y las opciones) para poder elegir el sexo del bebé.
Los expertos coinciden: las consultas se multiplican. Las parejas quieren saber si existe alguna técnica nueva que permita decidir el sexo de la descendencia y/o si los métodos caseros que pueblan el imaginario (y la web) tienen respaldo científico.
Quienes más preguntan son los que tuvieron dos o tres hijos del mismo sexo, y también hay casos de matrimonios que quieren un sexo u otro por cuestiones culturales. Para los armenios o los gitanos, por ejemplo, es importante el hijo varón , cuenta Sergio Pasqualini, director médico de Halitus. Uno puede querer elegir el sexo del bebé por dos motivos: por un deseo personal (fundado en cuestiones sociales o culturales) o por recomendación médica (por problemas vinculados a algo genético que se transmite a un sexo y al otro no).
El caso más frecuente es la hemofilia, porque la sufren los hombres y las mujeres son sólo portadoras pero hay otras, como algunas patologías neuromusculares, que pueden prevenirse conociendo el sexo del embrión con un PGD (diagnóstico genético preimplantatorio) y transfiriendo el que no puede tener la enfermedad , explica Claudio Chillik, especialista en medicina reproductiva del CEGYR.
Cuando no hay motivaciones médicas, la realización de un PGD se llama PGSS (diagnóstico de sexo por cuestiones sociales). Las consultas van en aumento acá y en el mundo. Al principio nos sorprendía: hoy ya no. No es para nada infrecuente. Lo que más vemos son parejas que han tenido hijos de un mismo sexo y quieren del otro. Antes la familia estaba dispuesta a tener varios bebés hasta que lo lograba, pero hoy pocos quieren o pueden seguir probando hasta que llegue el varón o la nena , dice el doctor Roberto Coco, de Fecunditas.
Además del PGD, la ciencia hoy ofrece otra técnica (citometría de flujo) para seleccionar el sexo con una eficacia del 90%. Se basa en la diferencia de peso y velocidad que tienen un espermatozoide X y uno Y, y consiste en la separación de ambos con una máquina especial. Luego se hace un concentrado con los espermatozoides que se prefieren y se hace una inseminación. Esa máquina aún no existe en Argentina, pero hay centros que ofrecen el servicio y envían la muestra de semen al exterior y otros que ya están pensando en comprarla. La selección de sexo preconcepcional es lo que se viene, es el futuro. Estamos trabajando para traer la técnica al país. Es muy interesante porque no es invasiva y tiene altísima eficacia , dice la doctora Stella Lancuba, directora de Cimer, un centro de investigaciones en medicina reproductiva.
En Europa y Estados Unidos muchas parejas recurren a esta opción y cerca de la mitad de las clínicas especializadas en fertilidad ofrecen la posibilidad de elegir el sexo del bebé. Pero en Argentina el costo sigue siendo una barrera que muchas veces agota la inquietud en la consulta: la mayoría desiste al conocer el precio de los procedimientos, que rondan los 3.500 dólares. Es una decisión difícil. No sólo porque es cara sino porque la pareja tiene que hacer un tratamiento como si fuera infértil cuando no lo es , dice Coco.
Son los obstáculos que obligan a muchos a preguntar por la opción más barata, aunque menos eficaz: los métodos caseros . Estas técnicas tienen una eficacia del 75% y muchos no las aceptan desde el punto de vista científico, pero no hay objeciones éticas , dice Chillik. La ciencia propone y el debate se impone. Hay voces que alertan sobre el peligro de alterar la proporción entre hombres y mujeres, para no hablar del dilema que supone la selección de embriones por motivos ajenos a la indicación médica.
Rosa o celeste: los «truquitos» caseros
El ginecólogo y obstetra Miguel Bensadon subraya que la existencia de métodos caseros no ofrece ninguna garantía, aunque pueden mejorar las probabilidades de que el deseo se vuelva realidad: «El que puede ser más eficaz es el que se basa en el ciclo menstrual de la mujer. Si se mantienen relaciones en el momento preovulatorio inmediato (hasta doce horas antes) podría haber más chances de que sea varón. En cambio, 24 ó 48 horas antes, es más probable que sea mujer. Tiene que ver con la movilidad y la duración de los espermatozoides: el portador del cromosoma Y es más pequeño y más rápido que el X, pero más frágil y menos resistente. El X es más pesado, más lento, pero más resistente», explica el especialista.
Hay otros recursos. La alimentación, la posición en la relación sexual, el orgasmo (dicen que si el hombre llega primero hay más probabilidades de que sea varón, y viceversa, por cuestiones vinculadas a la temperatura), etc. Estos métodos pueden tener alguna explicación científica, pero no ofrecen ninguna garantía , dice Bensadón. Otros trucos hablan de lavados vaginales previos a la relación con agua y bicarbonato de sodio, si se trata de buscar un varón. Y de lavados con un litro de agua y una cucharadita de ácido acético (vinagre) para que sea nena. También se menciona cierta relación con los alimentos: muchas proteínas para que llegue un nene muchos lácteos para que sea mujer, pero ningún especialista se atreve a afirmar que sirva para algo.
Calculadoras
El sitio Embarazadas.com tienen una entretenida (¿efectiva?) calculadora que, dicen, puede ayudar a planificar. En Internet existen este tipo de aplicaciones para calcular la fecha probable de parto, la ovulación y otras cuestiones. Pero hasta hace poco tiempo no existía esta opción. Tenés que ingresar tu última fecha de menstruación, la duración de tu período menstrual y te dice en qué momento deberías tener relaciones. ¿Funcionará?
Método de la Tabla China
Este método se basa en una tabla elaborada hace miles de años según las antiguas leyendas chinas, que dicen que el sexo del bebé se determina mediante la edad materna y el mes de concepción del futuro hijo: hay que intentar concebir en el mes correspondiente al sexo que desees de acuerdo a esta tabla. Hay una interesante nota sobre el tema en Babysitio.
La alimentación y el Método Baretta
Muchos científicos aseguran que la alimentación influye en el sexo del bebé. Según un estudio de la bioquímica Adriana Baretta, se puede inclinar la balanza a favor de uno u otro sexo cambiando la dieta y y siguiendo el momento de la ovulación. Su método se basa en la mayor o menor presencia en la dieta de 4 minerales: la relación sodio-potasio sobre calcio-magnesio.
Según los alimentos que la mujer ingiera antes de quedarse embarazada, el sexo cambia: si contienen mayor o menor proporción de una determina sustancias, el bebé tendrá mayor probabilidades (98%, afirma la especialista), de ser niño o niña.
La bioquímica partió de los estudios realizados por los investigadores Stolkowsky, Lorrain y Gagnón (1983), quienes observaron la influencia que tienen los minerales en el metabolismo femenino en el sexo de la descendencia. Ellos demostraron que una proporción elevada de potasio y sodio en la dieta y una disminución paralela de calcio y magnesio favorecía al espermatozoide. En tanto, la relación contraria le daba más chances al espermatozoide X.
Con estos datos, Adriana Baretta diseñó un método probado en más de un centenar de mujeres, con un éxito del 98%. Las mujeres que recurren a esta práctica hacen una dieta progresiva, tres meses antes de iniciar la búsqueda. En ese tiempo se identifican los períodos más fértiles y el momento exacto de la ovulación. Se hacen análisis de sangre y si todo marcha bien, se da vía libre para intentar el embarazo. Es importante cumplir con el tiempo de preparación, tres meses, puesto que según Baretta «es el tiempo necesario para que el organismo asimile los cambios alimentarios y comience a actuar como filtro a favor del espermatozoide que se desea favorecer. Además necesitamos tres ciclos para que la mujer aprenda por el método sintotérmico a comprobar con exactitud su ovulación, y esto además lo confirmamos con análisis hormonal», apunta la especialista.
Así, por ejemplo, alimentos como las legumbres, los frutos secos, los fiambres, el pescado y la fruta favorecen la procreación de niños. Y los productos lácteos, acelgas o copos de avena, ayudan a la gestación de niñas.
Método Shettles
Los doctores Landrum Shettles y David Rorvik, autores del libro Cómo elegir el sexo de tu bebé, se basan en las diferencias entre los espermatozoides X y los espermatozoides Y. Los Y (hombre) son más pequeños, más rápidos y más débiles, requieren condiciones de mínima adversidad, llegan primero y mueren rápidamente. Los X (mujer) son más grandes, más fuertes y más lentos, más resistentes en condiciones moderadamente adversas o ácidas. Son más duraderos y pueden esperar unos días al óvulo.
Este método busca combinar el momento de la relación sexual con el del ciclo menstrual de la mujer: si es más cercana al momento de la ovulación, tendrá mas oportunidades de concebir una mujer. Y si la pareja tiene relaciones 2 días antes de la ovulación o 2 días después, las probabilidades de concebir un varón aumentarán.
Para tener un varón: Abstenerse del sexo o utilizar preservativo hasta 4 días antes de la ovulación. Después de este punto, abstenerse hasta 12 horas antes de la ovulación. El doctor Shettles asegura que el hombre tendrá mejor cantidad de espermatozoides y favorecerá la concepción de un varón. Durante las 12 horas de la ovulación, la pareja deberá tener relaciones sólo una vez (si tienen más, deberán utilizar preservativo). Durante la ovulación, los fluidos vaginales y del cérvix (cuello del útero) son alcalinos, condición que hace más favorable la llegada de espermatozoides (X o Y) pero especialmente favorable para los Y (hombre).
Para tener una beba: La pareja debe de suspender las relaciones sexuales 2 días antes de la ovulación, para que más espermatozoides X (mujer) estén presentes. Este método recomienda a la pareja tener relaciones después de terminado el período menstrual, por lo menos 1 día después, hasta 2 días antes de la ovulación. Antes de ésta, las secreciones vaginales son más ácidas y el espermatozoide X (mujer) tendrá más posibilidades de sobrevivir y fecundar al óvulo que el espermatozoide Y.
Fuente: Entremujeres
Fuente: Sitioandino.com