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Por: Perfil | 04/04/09

Cada vez más mujeres sin parejas recurren a los bancos de esperma


TENER UN HIJO EN SOLEDAD: El aumento en la cantidad de consultas creció del 10% al 30% en apenas cinco años. La mayoría de los centros que realizan los tratamientos no ponen obstáculos, pero todavía hay que enfrentar prejuicios. Por la falta de legislación, las obras sociales no lo cubren. También creció la cantidad de parejas lesbianas que buscan donantes anónimos.

A pesar de los prejuicios que todavía persisten en ciertos sectores de la sociedad, cada vez son más las mujeres que se animan a tener un hijo, aunque no cuenten con una pareja al lado. Gracias a los avances de la biotecnología, una mujer puede recurrir a un banco de semen de donantes anónimos para ser inseminada. La diversidad genera que las familias actuales ya no sean sólo integradas por un hombre, una mujer y sus hijos; ahora son múltiples las posibilidades y una madre puede enfrentar la crianza ella sola sin los temores que existían en el pasado.
El 30% de las mujeres que consultan la posibilidad de quedar embarazadas en bancos de esperma no tiene pareja, cuando ese porcentaje era del 10% hace apenas cinco años. Los datos los revela Luisa Barón, médica psiquiatra argentina directora de la Fundación para la Investigación Médico-Psicológica (IMPSI).
«Hace una generación un hijo de una mujer sola era una tristeza, hoy es una alegría. Quedó demostrado que las mujeres sin pareja pueden criar hijos», aseguró Barón. La especialista indicó que suele tratarse de mujeres de alrededor de los 40 años, que tuvieron pareja y que ven que el reloj biológico se les viene encima. «No son mujeres que hayan renunciado al amor.
No son personas narcisistas o individualistas, como se cree», afirmó. Estas mujeres por lo general consideran que es más honesto recurrir a los bancos de semen que tener un hijo con una pareja ocasional o con un hombre que no asuma el compromiso de la paternidad.
En casi todos los bancos de semen se les permite a las mujeres solas acceder a una inseminación artificial. Sólo hacen una consulta previa psicológica, pero no hay impedimentos.
En la Argentina, no existe una legislación que lo prohíba ni un registro oficial, por lo que las obras sociales y las prepagas no pagan los tratamientos, salvo que se presente un recurso de amparo. Tampoco se realiza en hospitales públicos, aunque hay proyectos de ley que lo impulsan. El costo del tratamiento oscila entre los 700 y los 1.000 pesos por cada intento, y algunos centros ofrecen un paquete por varios.
Liliana Blanco, de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER), indicó que realizaron un «proyecto de ley con fundamentos científicos permisivos para que cada vez más mujeres puedan acceder a este tipo de tratamientos».
La muestra del donante es anónima y en el país la mujer no puede ver fotos de la persona que donó su semen, como ya ocurre en Estados Unidos; sólo puede llevar una imagen de un hombre al que desea que su hijo se parezca.
Sergio Pasqualini, director de Halitus, uno de los bancos, afirmó que la mujer sola que acude a realizar una consulta está muy segura de lo que quiere y lo tiene muy bien pensado.
«Se evalúa su contexto social y familiar, para que pueda quedar al cuidado de alguien por si le pasa algo a la mujer, sólo se le pregunta si tiene claro lo que va a encarar.» Carolina está sin pareja, tiene 45 años, trabaja en una empresa en el sector de ventas y tiene un «buen pasar» económico. Hace unos meses nació su hijo Agustín, producto de la donación de semen y se siente feliz. «Quería casarme y tener hijos con un marido, pero al ver que no llegaba el hombre indicado recurrí al banco de esperma», sostuvo.
Carolina enfrentó los prejuicios de algunas personas a su alrededor, por lo que decidió no contárselo a todo su entorno. «Hay que tener la cabeza abierta para poder entender. Alguna gente me juzgó, entonces no les dije nada», dijo. La doctora Barón destacó: «Es una decisión que requiere reflexión por parte de la paciente. Es necesario un entorno afectivo contenedor, pero que esté sin pareja no quiere decir que esté sola».


Ley desigual para madres lesbianas


S.H.
Las mujeres sin pareja heterosexual no son las únicas que se animan cada vez más a recurrir a bancos de esperma para tener hijos. También son muchas las parejas lesbianas que se someten a tratamientos de inseminación artificial para que una quede embarazada.
En el caso de ellas, la situación todavía presenta dificultades porque la ley no es igual que para las parejas de dos sexos.
Aunque el bebé tenga dos madres en la realidad, para la ley solo la madre biológica tiene derechos.
Un grupo de parejas lesbianas creó FOHA, una asociación civil que nuclea familia homoparentales, con el objetivo de intercambiar experiencias y enfrentar los obstáculos legales para combatir la desigualdad en la legislación vigente.
Desde los bancos de esperma, aseguran que no suelen indagar si la mujer que consulta tiene una pareja lesbiana.
Aseguran que algunas van solas y lo ocultan por miedo a ser rechazadas, pero otras van juntas y lo viven como una militancia. Sergio Pasqualini, director de Halitus, sostuvo: «Todavía son pocas las parejas lesbianas que blanquean su situación. Ellas tienen los roles muy claros, pero el contexto legal no las acompaña. Si se separan, la otra no tiene derechos sobre su hijo».