La Oficina de Censo de Estados Unidos informó que según su análisis casi mitad de las mujeres en edad de concebir –entre 15 y 44 años- no tiene hijos y este es el número más alto desde que comenzaron a medirlo en 1976. El último censo realizado en Argentina mostró que la tasa de fecundidad desciende y las estimaciones y proyecciones elaboradas a partir de los resultados de Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2010 estiman que en ese año la tasa de fecundidad era de 2,41 hijos por mujer pero que llegaría a un 1,98 en 2040.
Cerca de la mitad de las naciones del mundo con más de un 40% de la población mundial hoy tienen tasas de nacimiento menores y las tasas de fertilidad van en descenso en los países desarrollados donde, sin embargo, los investigadores predicen un crecimiento sostenido de la población. Si bien Latinoamérica y Asia se habían ubicado fuera de esta tendencia, la baja también comienza a sentirse. En nuestro país, los resultados definitivos del Censo de población realizado en 2010 ya mostraban un envejecimiento paulatino de la población que alcanzaba 7% en 1970, casi un 9% en 2001 y superaba el 10% en 2010. Este cuadro de situación de mayor envejecimiento de la población y menor tasa de fecundidad alerta sobre un problema en ciernes: la baja en el crecimiento demográfico.
Esta tendencia tiene un fuerte componente social y cultural: hoy muchas más mujeres postergan la búsqueda del primer hijo por diferentes razones. Y con frecuencia la pareja busca embarazo después de los 35 años, cuando ya han perdido su fertilidad máxima. Asimismo estas parejas que comienzan cada vez más tarde con el proyecto de familia cada día buscan menos hijos, y a veces, hasta una vida sin ellos. El descenso en la cantidad de nacimientos ya ha comenzado a reducir las poblaciones de distintos países y esto amenaza con convertirse en una tendencia mundial.
Paralelamente a esta tendencia de postergación que parece afianzarse con los años, hay otra de mujeres que toman conciencia y criopreservan sus óvulos para el futuro. Esta técnica que antaño enfrentaba pocas posibilidades por el efecto de la cristalización en los óvulos, a partir de la aparición de la vitrificación en 2008 -técnica rápida de congelamiento que impide la formación de cristales- y la mejora en los resultados, cada vez más mujeres vitrifican sus óvulos. El obtener algún óvulo viable es la limitante más frecuente para poder lograr el embarazo. La criopreservación permite disminuir los riesgos de enfermedades genéticas y de otra índole relacionados con el paso del tiempo y la edad, y fundamentalmente brinda la posibilidad de intentar lograr el embarazo a edades en las que el funcionamiento ovárico decae. Con lo cual, la vitrificación de óvulos se presenta hoy como una opción viable para contrarrestar los efectos de la postergación de la maternidad y el envejecimiento poblacional pero requiere que, todos, trabajemos creando conciencia.