Cada método está diseñado para usarse de una manera específica y “si se utilizan de forma adecuada, prácticamente todos tienen una efectividad frente a los embarazos no deseados de más del 90 por ciento”, asevera la doctora María Elisa Moltoni, ginecóloga del Departamento de Planificación Reproductiva de Halitus Instituto Médico. “Afortunadamente, hoy en día contamos con gran variedad de métodos anticonceptivos, sobre todo femeninos, para que cada paciente elija el que mejor se adapta a sus necesidades y estilo de vida. Los más conocidos son las píldoras, el preservativo y el DIU, pero hay muchas novedades que vale la pena conocer”, suma la profesional, quien aclara que los métodos anticonceptivos se pueden dividir según su funcionamiento o mecanismos de acción, su eficacia, o si son reversibles o irreversibles.
Métodos hormonales: píldoras, implante subdérmico, inyectable mensual, inyectable trimestral, anillo vaginal anticonceptivo, parche anticonceptivo. Estos métodos impiden el embarazo inhibiendo la ovulación y modificando el moco de la entrada del útero, evitando así la fertilización.
Métodos de barrera: preservativo masculino, preservativo femenino y diafragma. Funcionan impidiendo de manera física el contacto del semen, evitando que los espermatozoides puedan alcanzar el óvulo.
Métodos intrauterinos: DIU y DIU hormonal. Estos métodos ejercen su acción adentro del útero, impidiendo la fertilización, incapacitando que los espermatozoides lleguen al óvulo y/o espesando el moco del útero para que los espermatozoides no entren.
Métodos quirúrgicos: ligadura de trompas y vasectomía. Son irreversibles. Impiden el encuentro del óvulo y el espermatozoide.
Métodos naturales: calendario, moco cervical, abstinencia periódica. Son métodos que se basan en conocer el ciclo femenino y los cambios que ocurren en el organismo de la mujer, para evitar las relaciones en los días considerados fértiles. Tienen la menor eficacia comparada con los otros métodos.
Según las últimas estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación del 2016 (DEIS 2016), casi el 60 por ciento de los embarazos no fueron planificados (58,4 por ciento). Esta cifra es aún mayor en adolescentes (67,5 por ciento). La mayoría los casos, además, fueron a causa de no haberse cuidado durante las relaciones sexuales.
Este mismo informe arroja cifras sobre los métodos más elegidos: la mayoría se cuida con pastillas anticonceptivas o métodos hormonales (50,5 por ciento) y preservativo (29,5 por ciento). El uso de DIU aún es bajo en el país (9,2 por ciento). Según varios organismos internacionales, entre los que se encuentra la Organización Mundial de la Salud, una de las herramientas que mejor resulta para bajar los embarazos no planificados, abortos, y muerte por abortos en condiciones inseguras, tanto en adultas como en adolescentes, es aumentar en la población el uso de métodos seguros y efectivos.
En cuanto a su eficacia y duración, los mejores métodos son los llamados LARCs (siglas en inglés de métodos reversibles de larga duración): son los implantes subdérmicos y los DIU. Ellos duran 3 años el implante y entre 3,5 y 10 años los DIU. “Estos métodos tienen en común que no dependen de la persona que lo usa, ya que funcionan sin que uno tenga que ocuparse y por eso alcanzan la mayor eficacia en la vida real (por ejemplo, porque no dependen de variables como olvidos de píldoras, falta de recetas, rotura de preservativo, etcétera)”, comenta la doctora Moltoni.
En medicina hay pocos temas que arrastren tantos mitos como la anticoncepción. Surgen muchas veces de conceptos erróneos, sostenidos por conocimientos científicos que ya no están vigentes.
“Uno de los mitos más extendidos es que las pastillas engordan, y es falso. En la mayoría de los estudios clínicos no se observa aumento de peso significativo de las usuarias de anticonceptivos hormonales combinados. Es probable que esto provenga del pasado, donde se usaban dosis más altas que hacían, a veces, ganar peso y retener líquido. De todas maneras, algunos tipos de anticonceptivos pueden generar aumento de peso en un pequeño porcentaje de usuarias, tal es el caso del acetato de medroxiprogesterona (inyectable trimestral)”, explica Moltoni.
Otra leyenda es la que asegura que producen acné. Sucede todo lo contrario: los anticonceptivos suelen mejorar mucho las pieles con acné. Esto es, entre otras razones, porque bajan la producción de andrógenos del ovario (y los andrógenos colaboran al acné y crecimiento del vello corporal).
Otro mito a desterrar es que los anticonceptivos hormonales provocan cáncer. Esto no es así, ya que, por el contario, demostraron disminuir el riesgo de cáncer de ovario y de endometrio, con un efecto beneficioso que dura varios años post suspensión del anticonceptivo. También, disminuyen los tumores malignos de colon y recto. Un estudio publicado en 2017 del Royal College of General Practitioners del Reino Unido, que abarcó más de 40 mil mujeres usuarias de anticonceptivos hormonales en su juventud y ahora mayores, corroboró estos hallazgos. Se observó además que el cáncer de mama tiene casi nulo aumento de incidencia con el uso actual o reciente de anticonceptivos hormonales. A su vez, este mínimo efecto se diluye con el paso del tiempo, dejando de observarse influencia luego de 5 años de suspensión.
A diferencia de lo que algunas personas suelen creer, la píldora de emergencia no es abortiva. ¿Cómo actúa entonces? Intenta frenar la ovulación de la mujer y transforma el moco de la entrada del útero en un moco impenetrable para los espermatozoides (por eso es mejor no esperar al día después para tomarla, si no hacerlo lo antes posible). No logra evitar todos los embarazos, porque si la mujer ya ovuló y tiene relaciones sin protección, a veces la pastilla no hace efecto. Si luego de tomarla se produce igualmente un embarazo, no aumenta la tasa de aborto ni produce ningún tipo de malformación en el feto.
El mito que se basa en el concepto de que el DIU podría aumentar las infecciones pelvianas, lo cual puede provocar como secuela la infertilidad, también es falso. De acuerdo a numerosos estudios de investigación, el DIU no sólo no las aumenta sino que las infecciones pélvicas inflamatorias tienen similar porcentaje entre usuarias y no usuarias de este método. “Este mito probablemente se basa en un evento de los años ´70 con un DIU que existió en Estados Unidos, llamado Dalkon Shield. El mismo tuvo en principio muchísimo éxito pero luego se lo asoció a infecciones graves. Si bien no fueron muchas, esto generó gran revuelo mediático, se investigó luego que los hilos que lo formaban no eran aptos para conformar el dispositivo”, cuenta la ginecóloga de Halitus.
En cuanto a la vasectomía, es uno de los métodos anticonceptivos más seguros y eficaces, cercana al 100 por ciento, ya que bloquea los conductos deferentes, evitando así el paso de los espermatozoides en forma permanente. Existen dos métodos para realizar la vasectomía: uno con incisión y otro sin corte o sin bisturí. Es una cirugía sencilla, que puede realizarse en forma ambulatoria y con anestesia local. Ninguna técnica afecta el aspecto ni la textura del semen y, asimismo, la vasectomía no modifica la sensación de eyacular ni afecta la erección. Si bien es un método potencialmente reversible, la cirugía de reversión es muy dificultosa, por lo que desde el punto de vista práctico se la considera irreversible.
En Argentina está difundiéndose su uso a partir de la promulgación de la Ley 26.130 que la autorizó en 2006. Esta ley (que abarca también la ligadura tubaria) establece el derecho a realizársela en forma gratuita y en todos los centros de salud públicos o privados a cualquier hombre que sea mayor de edad, sin que precise el consentimiento de la pareja ni de un permiso judicial.
Su introducción como método anticonceptivo fue un hito de la salud pública del siglo XX. Si bien presenta eficacia, por su mecanismo de acción genera también beneficios colaterales. Es decir, tienen efectos beneficiosos más allá de su función anticonceptiva.
Los trastornos del ciclo menstrual son muy frecuentes en mujeres en edad reproductiva y pueden conducir al dolor, la anemia y la pérdida de la calidad de vida. Los anticonceptivos (tanto la píldora, como el anillo y el parche) modifican la duración y la cantidad de menstruación. Así, mujeres que sufren de sangrado abundante y usan anticonceptivos hormonales suelen presentar reducciones significativas en la pérdida y en la duración del sangrado. Además, con estos anticonceptivos podemos modificar o correr la fecha de menstruación, por ejemplo para viajes, competencias deportivas o simplemente si la mujer prefiere no tener el sangrado mensual (siempre bajo prescripción y guía médica).
La presencia de dolor menstrual, llamado dismenorrea, es muy frecuente y puede ser muy intenso, al punto que muchas veces obliga a realizar reposo. Los anticonceptivos disminuyen la producción de prostaglandinas y de sustancias que se liberan durante la menstruación y que son las responsables del dolor. Por lo tanto, su uso genera su disminución y, en la actualidad, se consideran una de las primeras líneas de tratamiento para disminuir los síntomas menstruales, ofreciendo gran alivio. Entre las mujeres con endometriosis, que es una patología que suele asociarse a dolor intenso, su uso se asocia con la mejoría de síntomas y se usan como primera línea de tratamiento, ya que además previenen su recurrencia.
Entre un 3 y 10 por ciento de mujeres jóvenes sufren de Síndrome Premenstrual (SPM) o, aún más grave, el Trastorno Disfórico Premenstrual (TDP). Se trata de signos y síntomas que suelen comenzar durante la semana anterior a la menstruación y pasan unos días después de que ésta comienza. Ocurren cambios físicos (hinchazón, dolor mamario, dolor de cabeza, aumento de peso, nauseas), en el ánimo (irritabilidad, depresión, ansiedad), modificaciones en el comportamiento y hasta problemas de concentración. Los anticonceptivos son el tratamiento de elección en este tipo se síntomas al reducir muchos cambios hormonales que producen el SPM.
La toma de anticonceptivos hormonales disminuye entre un 20 y un 50 por ciento el riesgo de vida de la mujer por cáncer de ovario, endometrio y colon rectal. Los diferentes estudios coinciden en que el mayor beneficio se logra a mayor duración de uso y que los efectos protectores persisten varios años después de la interrupción del tratamiento (cuando éste duró por lo menos 5 años).
Los métodos más efectivos son los de larga duración: DIU, DIU hormonal e implantes. Los hormonales también son muy aconsejables, pero para tener su máxima eficacia tienen que ser utilizados correctamente. “El asesoramiento profesional ayuda en ese proceso de decisión informada, entre otras cosas, repasando pros y contra de cada método y detectando si existe alguna contraindicación médica para algún anticonceptivo en particular”, concluye la doctora Moltoni.