Desde que en 1960 la Administración de Comidas y Drogas (FDA) aprobara en Estados Unidos el primer esteroide sintético -el uso de estrógenos naturales probado con anterioridad fue un fracaso- para ser utilizado como anticonceptivo mucho se ha avanzado médica y socialmente. Desde entonces, el rol de la mujer por excelencia- la maternidad- pasó a formar parte de una más de las elecciones posibles, así como la decisión de formar parte del mundo laboral. “Hoy estas decisiones han sido llevadas muchas veces al extremo tal que las mujeres postergan su maternidad hasta el límite mismo de la maternidad y luego, en algunos casos, pueden encontrarse con dificultades para lograr un embarazo”, dice el Dr. Sergio Pasqualini, Director Científico de Halitus Instituto Médico.
Sin embargo, el hallazgo de la anticoncepción oral, podría decirse, cambió el mundo y las opciones en este campo se multiplicaron y avanzaron desde entonces. “Aquella primera píldora anticonceptiva contaba con 150mcg de metranol como estrógeno y 9,85mg de noretinodrel como gestágeno, algo inusitado para los estándares que se manejan actualmente, una enormidad. Eran eficaces pero tenían altos riesgos y efectos colaterales. Sólo 10 años después ya se habían reducido las cantidades a 50mcg de estradiol y para fines de los ’70, las cantidades se habían reducido aún más llegando a que hoy manejemos valores de sólo 15mcg diarios de estradiol con el consecuente descenso de los riesgos”, refiere el médico.
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