El virus de papiloma humano es una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuente en la actualidad. Afecta más a las mujeres, aunque los hombres actúan como transmisores. Recomiendan chequeos ginecológicos para un diagnóstico precoz.
Aunque pocos saben de su existencia, el HPV o virus de papiloma humano es una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuente en la actualidad que, se estima, afecta a entre 60 y 80% de la población. Como se trata de una afección silenciosa con mínimos síntomas, se hace necesario estar atento porque suele ser la antesala del cáncer de útero.
A pesar de que es más usual en las mujeres, el hombre también puede infectarse y básicamente actúa como reservorio y transmisor.
La enfermedad se manifiesta en la zona genital a través de manchas o verrugas visibles en los labios externos de la vagina, el ano o en el pene, o invisibles por presentarse en el interior de la vagina o en el cuello del útero. De todos modos, es fácil de detectar: con un simple Papanicolaou y una colposcopia en las mujeres y una peneoscopia en los hombres.
«Si una mujer recibe un diagnóstico de HPV es importante que el hombre realice la consulta correspondiente para, en caso de haber sido contagiado, que el tratamiento sea para ambos y así impedir que vuelvan a contagiarse. Si el
hombre presenta verrugas es recomendable la consulta con un urólogo para descartar la presencia de HPV», indicó la ginecóloga Maria-nela Atencio, de Halitus Instituto Médico.
Como no se cura y sólo se eliminan sus lesiones, el virus sigue latente por lo que se hace necesario realizar periódicos chequeos médicos. Además, una persona con las defensas inmunológicas altas puede combatirlo naturalmente y jamás enterarse de que lo padeció. También por eso la infección puede mantenerse latente y propagarse.
El HPV se presenta en más de cien subtipos diferenciados según su capacidad oncogénica y, si bien la mayoría no tiene consecuencias
graves, el 99,7% de los casos de cáncer de útero fue producido por el virus por no haber sido diagnosticado a tiempo.
Además de los chequeos ginecológicos, se deben tomar precauciones al mantener relaciones sexuales, al higienizarse y también durante el embarazo para evitar el parto vaginal en el caso de que se detecte la presencia de lesiones que puedan poner en riesgo al bebé.
Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico, indicó que «si bien la infección por HPV se considera de transmisión sexual se ha demostrado que existen otras vías de infección, por ejemplo, en pacientes inmunodeprimidas, por au-toinoculación o fomites. El uso del
preservativo es, en primera instancia, una forma de minimizar el riesgo, si bien como la zona testicular y la base del pene no están cubiertas, no elimina las posibilidades de contagio en un 100%. Por otra parte, debería evitarse compartir baños de inmersión, toallas y sábanas con quienes tienen el virus».
La vacuna contra el HPV abre un camino relevante en la prevención del cáncer de cuello uterino y tal vez permita su erradicación. «Es ideal dársela a las pacientes jóvenes que no han tenido aún relaciones sexuales ya que no han tenido posibilidad de contagio. Aún están en investigación las que tratan el HPV una vez producido el contagio», concluyó Atencio.
Fuente: BAE