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Por: Nueva Prensa de Guayana | 20/12/08

Afirman que es posible ser padres portadores y que el bebé no tenga VIH


*En los últimos años se ha progresado en los conocimientos sobre las vías de transmisión vertical madres a hijos del HIV y los modos de prevenirla.

Un informe emitido por un Instituto Médico Halitus, especializado en temas de reproducción, afirma que respetando los cuidados y medidas precautorias necesarias- es posible para las parejas de portadores tener hijos que nazcan sin estar infectados por el virus del VIH.
La evolución del HIV ha cambiado radicalmente en los últimos años, por la incorporación de los tratamientos antirretrovirales de alta eficacia (HAART) y la mejora en el enfoque terapéutico de infecciones oportunistas. Esto ha generado un aumento muy significativo tanto en la calidad como en la expectativa de vida de los adultos HIV positivos.
En los últimos años, además, se ha progresado mucho en los conocimientos sobre las vías de transmisión vertical madres a hijos- del HIV y los modos de prevenirla. Como consecuencia, se han producido cambios en el manejo obstétrico e infectológico de la embarazada HIV.
La infección por HIV provoca la destrucción de las células del sistema de defensa, por lo tanto, aquellos agentes infectantes que anteriormente estaban en equilibrio, tienen la oportunidad de desarrollarse y generar infecciones y enfermedades. Detectar la categoría del estadio de infección de la mujer HIV+ embarazada para la administración del tratamiento antirretroviral adecuado, yxx la implementación de distintas medidas destinadas a minimizar el contacto del feto y del recién nacido con sangre y otros fluidos corporales maternos, ha permitido disminuir la transmisión vertical a menos del 2% . No se conocen casos de mamás HIV negativas que hayan tenido bebés con HIV.
HIV durante el embarazo
El embarazo no afecta la progresión de la enfermedad por HIV materna. No se ha documentado un aumento en la tasa de partos prematuros, bajo peso al nacer, retardo del crecimiento intrauterino o mayor número de malformaciones congénitas a causa de la infección materna.
Sin embargo, exige algunos cuidados diferentes ya que la infección materna por HIV puede transmitirse al recién nacido intraútero, durante el trabajo de parto y posparto a través de la leche materna. Del total de casos de contagio, la mayoría se producen durante el periparto, por transfusión madre-hijo, contacto de piel y mucosas del recién nacido con sangre o fluidos vaginales maternos. Entre un 25 y un 40% se producen intraútero por vía placentaria y durante el postparto, por ingestión de virus intra y extra celular presentes en la leche materna el contagio es de entre un 12 y 14%.
En aquellos casos en que una mujer, portadora de HIV, busca un embarazo o queda embarazada es fundamental la terapia con drogas que inhiben la replicación del virus y reducen la carga viral (antirretrovirales). Los estudios epidemiológicos revelan que en un 50% de los casos, aproximadamente, la infección por HIV se diagnostica a las mujeres a raíz de un embarazo y antes de la aparición de los síntomas. Cuando se trata de pacientes no tratadas, el tiempo que transcurre entre la infección y la aparición de síntomas clínicos oscila entre pocos meses y diecisiete años (media: 10 años).
Maternidad posible
En Europa y Estados Unidos, con la administración de zidovudina (AZT) disminuyó al 6%. La carga viral materna durante el embarazo es el factor determinante más importante que se ha correlacionado con el riesgo de infección perinatal: con cargas virales menores de 1.000 copias/ml el riesgo es del 0-5%. Pero también debe tenerse en cuenta que el riesgo de infección neonatal cuando la paciente presenta rotura de membranas mayor a 4 horas, sangrado vaginal, infección cervicovaginal o de la membrana placentaria y el líquido amniótico (corioamnionitis), cuando el peso del bebé al nacer es menor de 2.500 g o cuando la edad gestacional es menor a 38 semanas. Las mujeres con buen nivel de linfocitos CD4 y carga viral no detectable o menor a 1.000 copias/ml deben recibir AZT a partir de las catorce semanas de edad gestacional y hasta el parto, ya que se ha documentado transmisión vertical con carga viral no detectable, explica el Dr. Marcelo Martínez, del Departamento de Obstetricia de Halitus Instituto Médico.
Las mujeres que conciben mientras se hallan recibiendo tratamiento con antirretrovirales, cuando se produce la organogénesis, es decir la formación de los órganos del bebé, pueden elegir interrumpirlo hasta la semana catorce, ya que los efectos negativos teratogénicos- sobre la formación del bebé no están aún totalmente descartados. Si el grado de inmunosupresión es muy alto o la paciente está cursando una enfermedad marcadora o el estado clínico está comprometido, el tratamiento puede iniciarse a cualquier edad gestacional.
Momentos de riesgo
Si bien el virus puede pasar durante el embarazo, el parto y el amamantamiento son momentos de alto riesgo. Debe determinarse la carga viral en el último mes del embarazo, para decidir la vía de parto. Se ofrece la posibilidad de parto vaginal a las embarazadas con tratamiento antirretroviral y carga viral menor a 1.000 copias/ml. Si el paciente y el médico deciden realizar un parto por vía vaginal deberá minimizarse la exposición del recién nacido a la sangre materna. Se evitará la ruptura artificial de membranas, el uso de monitorización fetal invasiva, y se tratará de que el trabajo de parto sea lo más corto posible.
Desde 5 horas antes del parto se administrará AZT endovenoso, y se dará jarabe de AZT al recién nacido desde 8 a las12 horas del nacimiento y por 6 semanas, sostiene el Dr. Martínez. Se recomienda realizar un parto por cesárea en casos en que la mujer está sin tratamiento antirretroviral durante el embarazo, con tratamiento antirretroviral y carga viral mayor de 1.000 copias/ml en el último mes de embarazo, con tratamiento antirretroviral y carga viral no evaluada en el último mes y siempre que tengan membranas íntegras o bolsa rota de menos de 4 horas.
Lactancia
Y aunque el HIV normalmente no ingresa por vía oral, el alto contenido viral de la leche materna y la inmadurez inmunológica del aparato digestivo del bebé posibilitan su infección . La lactancia tiene un claro rol en la transmisión perinatal. El riesgo aumenta con la duración de la lactancia y cuando coexiste con una carga viral materna alta, y se trata de recién nacidos prematuros. La suspensión de la lactancia es un problema crítico para la vida de muchos recién nacidos en países no desarrollados. Hay estudios en curso para evaluar si el tratamiento antiviral de los recién nacidos, durante el período de amamantamiento, disminuye el riesgo de contagio, dice Martínez.
Así, para evitar el pasaje de la mamá infectada al bebé, son necesarios los tratamientos que combinan diferentes drogas antirretrovirales con cesáreas programadas de ser necesario y, generalmente, el reemplazo del amamantamiento por la leche maternizada.