A 30 años del milagro in Vitro - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

Mundo Halitus

Inicio - Mundo Halitus - En Los Medios

Por: Revista NUEVA | 14/09/08

A 30 años del milagro in Vitro


Louise Brown, el primer bebe in vitro, cumplió 30 años. ¿Cuanto evolucionaron los tratamientos de reproducción asistida desde entonces? Las novedades y desafíos en los albores del siglo XXI.

Parece que fue ayer. En 1968, el profesor Robert Eduardo, fisiólogo, miró por su microscopio y se encontró con el primer blastocito humano (embrión de 5 días que ya empieza a multiplicar células). “Me miraba fijamente. En ese momento pensé: ¡lo hemos logrado!”, recuerda . Pionero, se adelantó a su tiempo, por una o dos décadas: “No pienso jactarme, pero otros estaban, al mismo tiempo, haciendo estos experimentos en animales”.
Años más tarde, Lesley Brown, que buscaba desesperadamente quedar embarazada, se enteró de su trabajo y se sumó a otras tantas mujeres que aceptaron hacerse pruebas para intentar tener un hijo. “Todo era completamente nuevo, y el resultado, incierto”, revela Edwards desde su oficina en la clínica Bourn Hall, que fundó en 1980 con Patrick Steptoe (murió en 1988), el cirujano ginecológico de Brown, y donde aún trabaja con un equipo interdisciplinario de colaboradores.
El 25 de julio de 1978, se produjo el milagro de la vida, y nació la primera beba de probeta a quien la señora Brown bautizó Louise.


Un largo camino recorrido


Edwards y Steptoe hicieron historia. Se convirtieron, para el mundo entero, en los padres de la fertilización in vitro (FIV). Más que la notoriedad, la motivación principal de ambos era su deseo de ayudar a parejas estériles a concebir. “Nada es más especial que tener un bebé”, dice, a sus 82 años, el padre de cinco hijas y abuelo de once nietos. Y añade: “A Steptoe y a mí nos conmovía profundamente la desesperación de las parejas que no podían concebir”.
El método abrió polémica. “Nos atacaban todo el tiempo”, cuenta; “arzobispos, ganadores del premio Nobel y hasta el Papa. Teníamos, igualmente, bastantes partidarios; no demasiados, pero los suficientes como para seguir adelante”.
Pese al severo y continuo ataque, Edwards nunca puso en duda su trabajo. “Jamás me he sentido poco ético en algo que he hecho”, dice y concluye que “la FIV debería ser un derecho cardinal del ser humano; no hay nada más importante en la vida que tener niños”.
Ya ha pasado un largo tiempo. Concretamente, Louise Brown se reunió hace apenas días con el profesor Edwards para celebrar sus 30 años; no faltó a la cita Cameron, el hijo que en 2006 tuvo de modo natural con su marido Wesley Mullinder.
En la actualidad, los nacimientos in vitro siguen creciendo en el mundo. A la FIV, se han sumado otras técnicas (un nacimiento por día es producto de un procedimiento de fertilización asistida) que posibilitan que el 15% de la población mundial, que sufre de problemas de fertilidad, encuentre una solución efectiva para cada caso y necesidad.


Más y mejores alternativas


Desde el desarrollo de la FIV hasta nuestros días, las viejas técnicas han evolucionado y también han surgido otras (ver recuadro “Los métodos más seguros”). “Todo se ha simplificado notablemente, y se ha ganado en eficiencia, desde las drogas de fertilidad hasta las técnicas y medios de cultivo en el laboratorio. Los métodos son cada vez más refinados y ajustados a las necesidades de cada paciente. Hoy en día, podemos afirmar que la fertilización in vitro es el método no invasivo, no cruento, en el que la exposición física de la mujer es mínima. La efectividad de la técnica mejoró de manera significativa: en los comienzos, de 100 mujeres, se embarazaban 11; hoy, una mujer joven, y un hombre sin demasiados problemas en su semen, tienen chances de concebir entre un 40 y un 50%. Además, si antes se transferían cinco embriones con el gran riesgo de un embarazo hiper-múltiple, en la actualidad sabemos que con dos es suficiente, y en algunos casos, tan solo con uno”, asegura Ester Polak de Fried, directora del Centro Especializado en Reproducción y vicepresidenta de la Red Iberoamericana de Eco-Bioética (UNESCO).
A su vez, el doctor Claudio Chillik, consultor médico de CEGyR, institución pionera en medicina reproductiva, pasa revista a los principales progresos. “En resumen, los mayores avances en estos 30 años fueron: 1) la mejora en los resultados; en la década del 80, los porcentajes de embarazos a término eran alrededor del 15% y hoy alcanzan entre un 40 a un 50%; 2) en la década del 90, la incorporación del ICSI (inyección intracitoplasmática de un espermatozoide) ha posibilitado que muchas parejas que no podían acceder a una FIV, por mala calidad en el semen, pudieran lograr el embarazo; 3) la reducción del número de embriones transferidos ha disminuido el riesgo de embarazos múltiples; en los 80 se transferían seis embriones, hoy raramente se justifica la transferencia de más de dos; 4) desarrollo de medicación más segura para estimular la ovulación y uso de esquemas más suaves y mejor tolerados; 5) “masificación” de las técnicas, que permitió a las parejas acceder a ellas; 6) desarrollo del PGD (diagnóstico genético prenatal) para la prevención de nacimientos de bebés con enfermedades genéticas hereditarias; por último, 7) una significativa mejoría en los resultados de congelamiento de embriones”, enumera.
Además, hubo métodos que se usaban en la primera hora que fueron cayendo en desuso y han sido reemplazados. “El Gift, que era la transferencia de óvulos y espermatozoides en las trompas, así como las técnicas de transferencia de embriones en las trompas” son un ejemplo, según Chillik. Por otro lado, “el reposo posterior a la transferencia hoy en día se sabe que no aporta nada”. También la “aspiración de los óvulos por laparoscopia, a fines de los 80 fue reemplazada por la aspiración por ecografía, lo que la simplificó enormemente”. Por último, el “tratamiento de la mala calidad del semen con diversos medicamentos que nunca han probado su eficacia hoy ya no se utilizan”, pormenoriza el ex presidente de SAMER (Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva).
Entre los nuevos métodos y las novedades derivadas de éstos (ver recuadro “Lo más novedoso”), hoy encontramos a la crío preservación de óvulos por vitrificación, una alternativa para aquellas mujeres solteras, de entre 35 y 40 años, que deciden postergar su maternidad. Conocida como “maternidad diferida”, posibilita que la célula pueda ser conservada por años vía una congelación ultra rápida (hasta ahora se hacía por congelación lenta). “Es una nueva técnica que puede transformar los procedimientos de laboratorio y que podría resolver un dilema de tipo ético y legal que se ha presentado en función del congelamiento de embriones”, opinó el Dr. Ariel Ahumada en el Simposio Anual de PROCREARTE (Red de Medicina Reproductiva y Molecular). “Permite controlar el número de ovocitos y congelarlos en todos los estadios biológicos posibles, agregó.


Los días que vendrán


Se plantean no pocos desafíos de aquí en adelante. “Aumentar las tasas de embarazo, evitar el efecto que tiene la edad sobre la calidad de los óvulos, y la mejora en los resultados de PGD son aún asignaturas pendientes”, según Chillik, quien desde octubre asumirá como presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Esterilidad y Fertilidad.
Para el doctor Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico, “el reloj de la ciencia no se detiene, y los avances en el campo de la fertilidad siguen creciendo día a día”. Los procedimientos de laboratorio y las técnicas de transferencia embrionaria evolucionaron. “Antes era indispensable lograr la máxima estimulación ovárica para producir suficientes ovocitos para compensar los procedimientos relativamente ineficientes del laboratorio. Hoy, se recurre más a la estimulación moderada, al ciclo natural y a la vez, se enfrenta un nuevo desafío: reducir la cantidad de embarazos múltiples sin restarle posibilidades a la pareja. Así, el éxito de un tratamiento está fuertemente ligado a la evolución de la fertilización in vitro y es el motor para lograr el nacimiento de un único bebé sano y a término. Los investigadores alrededor del mundo aportan datos para expandir las posibilidades que permitan sobreponerse a los impedimentos biológicos y médicos que interfieren con la concepción y la gestación de un bebé; intentan maximizar las posibilidades de cada ciclo y reducir los riesgos al mínimo”, plantea Pasqualini.
Asimismo, “las investigaciones y los avances en cultivo embrionario y crío preservación lograrán beneficiar aún más las estrategias de estimulación moderada. Algunos creen que llegará el momento en que la alta calidad de los embriones, las mejoras en la crío preservación y la optimización de las condiciones preconcepcionales permitirán transferir (con el consentimiento de los padres) sólo un embrión por ciclo. Así abren las puertas de la ciencia para muchas parejas que aún persiguen el sueño de formar una familia”, concluye este especialista.
Desde Louise Brown hasta nuestros días, los progresos fueron múltiples y diversos. La sonrisa de cada uno de los tres millones de bebés nacidos en todo el mundo a partir de técnicas de reproducción asistida lo confirman.