El estilo sexual de cada ser humano es tan personal como su voz, su forma de caminar o de lavarse las manos. Los estudios realizados en Argentina en la última década demostraron que 3 a 4 de cada 10 mujeres tienen trastornos del orgasmo y los estudios internacionales confirman esta prevalencia. Sin embargo, tanto el varón como la mujer están capacitados para tener más de un orgasmo durante un encuentro sexual, para lo cual deben conocerse lo suficiente y tener una muy buena comunicación con la pareja para lograr una sintonía que permita lograrlo.
Si una mujer no padece de alteraciones musculares, vasculares o del sistema nervioso, ni toma medicamentos que pueden afectarla sexualmente, la falta de orgasmo generalmente se produce por desinformación, por falta de autoconocimiento y experiencia, por cuestiones emocionales o por fallas en la técnica sexual.
Fingir, ¿sí o no?
A pesar de que existe una apertura nunca vista antes, en cuanto al modo en que las personas hablan libremente sobre su intimidad, todavía hay mujeres que simulan sus orgasmos porque no se atreven a plantearle la dificultad a su compañero. Generalmente se trata de mujeres que presentan esta situación con cierta frecuencia y están tan preocupadas o asustadas que sufren un bloqueo a nivel cognitivo y emocional que deriva con el tiempo en disminución del deseo y desinterés sexual.
Lo curioso del caso es que, en lugar de concurrir a una consulta sexológica, que les daría la oportunidad de entender donde está el problema y de resolverlo rápidamente, se lo guardan y no atinan a buscar soluciones. Además, y lo que es peor, se sienten culpables frente a sí mismas y frente al compañero, ya que piensan que lo están engañando.
Las mujeres que padecen anorgasmia tienen que saber que no son “casos raros”, que este problema existe y que, cuando las relaciones son ocasionales el porcentaje de mujeres que lo padece es mucho mayor.
Qué hacer para no tener que fingir los orgasmos (Un enfoque diferente)
– Simular no soluciona nada y perpetúa el problema.
– Entender que la función sexual, como cualquiera otra de nuestro organismo, puede presentar alteraciones o disfunciones.
– Se lo puede mencionar como un “accidente” que ha surgido de modo ocasional. Sin buscar culpables se lo comparte con la pareja o compañero sexual para que juntos busquen alternativas de solución. Imaginen que el problema fuera de otra índole y que, como compañeros, deberían solidarizarse.
– Plantearlo como un juego de roles invertidos. ¿Qué me propondrías hacer o cómo podría ayudarte si en lugar de pasarme a mi te pasara a vos?
– ¿Y si investigamos en Internet o consultamos a un/a sexólogo/a? El tratamiento sexológico usualmente es breve y sencillo. No necesitan concurrir a las consultas acompañadas con la pareja, de modo que, no hay nada que temer ni que arriesgar.
Por la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica de Halitus Instituto Médico.