Tristemente, el primer intento resultó nulo. No quedó ni un solo embrión con vida, y nos quedamos sin respuestas, sin consuelo, sin saber por dónde volver a empezar. La incertidumbre nos invadió:
¿Seré yo? ¿Mis óvulos estarán envejecidos? ¿Será Martín, sus espermatozoides están peor de lo que nos dijeron? Cuando fuimos a la consulta después de aquel fracaso que nos rompió el corazón, no recibimos ninguna respuesta clara.
Decididos a cambiar de centro, y sin saber a dónde ir, un mediodía, mientras conversaba con mi querida amiga Liliana en el trabajo, me dijo: —¿Por qué no vas a ver al Dr. Pasqualini? ¡Es el que sale en la televisión!. Y así, con más interrogantes que certezas, llegamos con el Dr. Sergio Pasqualini en Halitus.
Nuestra primera bienvenida fue con Eva, una persona excepcional. Con su calidez y tranquilidad, nos transmitió la seguridad que tanto buscábamos. Y después, nos presentó al Dr. Sergio, ¡un genio!
Desde el primer momento, él nos dio las respuestas que tanto necesitábamos, esa luz de esperanza que nos impulsaría a no bajar los brazos. Desde el minuto uno, habló personalmente con el laboratorio, buscando todas las mejores alternativas posibles. Con su calma y paz, nos dio la certeza de que estábamos en las mejores manos.
Así comenzamos nuevamente nuestro intento por conseguir la tan deseada beta positiva. Cada consulta, cada proceso que vivimos, valió la pena. No fue fácil, fue largo, pero cada esfuerzo, cada lágrima, cada paso valió la pena.
Hoy, tenemos a nuestra amada Valentina, lo más hermoso que nos tocó vivir, nuestra bebita preciosa. Sin la ayuda del querido Dr. Sergio Pasqualini y su increíble equipo en Halitus, este milagro no hubiese sido posible. Estamos eternamente agradecidos.