Un día recibí un mensaje tuyo para invitarme a los desayunos de los sábados… Yo no entendía mucho de qué se trataba… Y como soy un poco desconfiada te pregunté por qué me invitabas.
Enseguida me llamaste Ali… Me acuerdo que te atendí… Y yo estaba medio dudosa (hasta que te conocí, te presentaste, me encantó escucharte)… Terminé contándote mi vida porque entendí que era un desayuno de mujeres que soñaban y compartían sus historias (mujeres de esas que se levantan a diario y la pelean)… Y decidí participar.
Me gustó que haya respeto, que no se impone nada y que no es necesario que todas seamos iguales, tenemos el mismo deseo pero somos diferentes.
No pude compartir muchos desayunos, porque curso esos días y en este último desayuno no voy a poder estar por eso, pero me quedo muy contenta de haber compartido los que compartí y ojalá vengan muchos más!
Mariela.