Al año y medio de estar casados intentamos buscar nuestro primer bebé, al ver que no se concretaba nuestro deseo, nos decidimos a consultar a un especialista, el cual me diagnosticó una endometriosis avanzada y así comenzaron las cirugías; la primera extracción de quistes del tamaño de una nuez, con posterior tratamiento por seis meses de Lupront, pasado el año y medio decidimos una nueva consulta con otro especialista, el cual al hacer un diagnóstico laparoscópico, determinó realizar una cirugía mayor, debido al avance de la enfermedad me extirparon un trompa y un ovario; luego seis meses más con Lupront. Mi cuarta cirugía fue en el hospital Británico asistida por el Dr. Carlos Báistrocci, a los seis meses logré mi primer embarazo (tan anhelado) que solo duró ocho semanas, que dolor, tantas ilusiones, tanta alegría para terminar de nuevo en un quirófano. Cansados de sufrir y agobiados por tantos fracasos, descansamos un año para recuperarnos de esta pesadilla. Al retomar el tratamiento que fue estimulación con relaciones programadas y luego estimulación con inseminación seguíamos sin lograr nuestro sueño. Pero el dolor no nos derrotó nos fortalecíamos cada día en nuestra ansiada meta. |
En el mes de julio del año 2000 nos animamos a efectuar una consulta con uno de los profesionales más reconocidos e importantes del país, el Dr. Pasqualini, el cual luego de leer nuestra historia clínica nos propuso hacer una fecundación in vitro. El 29 de agosto del mismo año me realizaron la aspiración, y el primero de septiembre la transferencia de los tres embriones; en ese momento dejamos nuestros destinos librados al azar; Nos dirigimos a un hotel, allí pasamos las primeras 24 horas las cuales estuvieron llenas de angustia, miedo, incertidumbre, ansiedad, en fin una mezcla de sentimientos muy difícil de expresar. Por el miedo que me invadía ese primer día estuve en reposo sin estar indicado, hacer vida normal me era imposible. Después de 24 horas ‘ La primera desilusión–: Antes de que decidiéramos volver a nuestra ciudad, como de costumbre fui al baño, allí me di cuenta que había despedido dos cuerpos extraños del tamaño de una arbeja, de color blanquecino y en su centro difuso un punto negro, al llegar a Nueve de Julio me comuniqué con el doctor y le conté lo que había sucedido, él me dijo que era imposible verlos a simple vista que eran microscópicos.
En los estudios previos a la fecundación me detectaron una alteración en el flujo sanguíneo, debiendo realizar durante todo el embarazo un tratamiento con heparina, el cual consistía en inyectarme dos veces diariamente y la dosis aumentaba de acuerdo al crecimiento y desarrollo del o los embriones. Dicho tratamiento estaba a cargo de la Dra. Sarto con la realización de controles cada tres semanas. Al parecer el método que estábamos implementando con heparina no era conocido o difundido hasta el momento, pero al estar en manos del Dr. Pasqualini y su grupo médico inspirándonos tanta confianza y seguridad no dudamos en hacerlo.
El día quince de septiembre me indicó realizar un análisis B cuantitativo, esa mañana comencé con pérdidas, el análisis me da un B de 85%, al parecer significaba poca probabilidad de embarazo, podía aumentar o disminuirse y perderse. Luego de hacer reposo absoluto y hacer estudios periódicos, recién a la quinta semana vimos por primera vez a nuestro bebé, sabíamos que nos esperaba un embarazo complicado, a partir del cuarto mes el embarazo fue atendido por el doctor Covini en Junín, así llegamos a la semana 38 que debía hacerme un monitoreo y controles de rutina, en los cuales se detectaron algunas anomalías como presión y ácido úrico altos por motivos de los cuales el doctor indicó internarme ese mismo día 11 de mayo, por el tratamiento de heparinemia debíamos esperar 24 para poder realizarme una anestesia, para efectuar la cesárea y al fin el 12 de mayo de 2001 a las 10:43 horas nació Ludmila con 2,600 Kg. Más allá de la felicidad que me produce verla día a día, en mi mente siempre quedará la incógnita de saber, tal vez desde mi ignorancia que fueron esos cuerpos extraños despedidos, ya que al deducir que fueron colocados tres embriones y tengo una beba, siempre supuse que podrían ser ellos, quizás con el tiempo y la información pueda descubrirlo.
Y así después de ocho años de sufrimiento y desesperanza, como no podría ser de otra forma la historia tiene un final feliz, hoy Ludmila tiene nueve meses y como pueden ver en la foto además de ser una beba hermosa no sólo agradezco a Dios por lo sana que es, sino a la sabiduría del Dr. Pasqualini y por consiguiente a todo su cuerpo médico ya que la calidez humana que recibimos nos ayudó a lograr nuestro sueño.
No quiero olvidarme con la amabilidad y paciencia que me atendió Celina ya que mi contacto fue los primeros cuatro meses a través del teléfono debido a mi reposo absoluto.
Stella Maris Rivolta