Promediando el año 2000 fuimos a consultarlo por fertilidad, luego de ser derivados por un andrólogo, y finalmente llegamos a usted por un aviso en el diario. En esa consulta nos golpeó la dura realidad: mi esposo casi no tenía espermatozoides, lo cual sumado a que yo ya tenía 40 años, resultó en un diagnóstico con sólo el 20 % de probabilidades de lograr el embarazo.
Recuerdo que se nos vino el mundo encima, salimos de la consulta sin hablarnos por largo rato. Por la noche conversamos largo y tendido y le vimos la otra cara a la moneda. Nos dimos cuenta que su opinión fue puramente científica, realista y no comercial.
Cuando analizamos la charla, nos dimos cuenta que usted nos habló con la realidad, y le estamos agradecideos, y por eso nos decidimos a intentarlo.
En octubre de ese mismo año mediante ICSI, ustedes sembraron un posible sueño, y de ese primer intento el 2 de junio de 2001 nacieron Marina y Lucía.
Doctor no queríamos molestarlo personalmente, sabemos lo muy ocupado que está, pero humildemente queríamos agradecerle a usted y a todo su quipo, el haber hecho un sueño realidad. ¡Gracias!
Rafael y Claudia
Mayo 2002