Querido Dr Pasqualini:
Hay un dicho que dice “cuando las palabras faltan es porque sobran”, y esto es exactamente lo que nos pasa a nosotros al intentar explicar cómo nos transformó para bien la llegada de Constanza a nuestras vidas.
Dios nos puso en algún momento pruebas terribles y muy difíciles de superar, pero hoy, a través de nuestra hija, nos confirma su presencia y su amor con más fuerza que nunca.
Constanza, que ya tiene un año y cuatro meses, es una luz que nos guía permanentemente, que nos devolvió la alegría de vivir y sobre todo las esperanzas. Es un ser especial que amanece y se duerme con una sonrisa, un ser tan pequeñito que nos está enseñando a vivir y a aceptar las cosas de otra manera, que nos irradia la paz tan necesitada.
De ahora en más y para siempre, todas las tristezas que nos tocaron vivir están compensadas. No le podemos pedir más nada a la vida, porque lo tenemos todo.
Nuestra hija tan deseada es además (o lo será) una compañía y un amor incondicional para su hermano. Aún es muy pequeña y sin embargo percibe los problemas que él tiene, pero lejos de entristecerse o irritarse, nos está dando una lección de vida a todos.
Además de tener las vivencias habituales o comunes de los padres, Constanza nos motiva a hacer cosas, a mejorar y a insertarnos nuevamente en el mundo. Para nosotros, que nos pase su cálida manito por la cara o que estire los bracitos para que la alcemos es tocar el cielo con las manos.
Nada de lo que podamos decir será suficiente ni exagerado, y por supuesto que Ud, junto con todo su excelente equipo de profesionales y personal, forman parte de este sueño y de esta posibilidad que nos dio la vida.
¿Qué le podemos desear y que no sea poco? Se nos ocurre desearle lo mejor, por supuesto, pero nos encantaría retribuir todo lo que Ud hizo por nosotros, no sólo como médico sino como buena persona que es.
Jamás olvidaremos, entre otras cosas, el parto de Constanza , la contención y el cariño que nos brindaron. Cada vez que recuerdo su nacimiento lo recuerdo a Ud con su hablar tranquilo y pausado, con sus manos firmes y sus ojos tan expresivos…
Ojalá la vida le de todo lo que necesita y espera porque realmente se lo merece, no caben dudas de que trabaja, y mucho, para merecerlo.
Que Dios lo bendiga y lo guíe siempre en su camino.
Flia Bonnet
Silvio, Beatríz, Bruno… y Constanza ! ! !