Las mejores posiciones son aquellas en la que la penetración es máxima. Es decir, que, en el momento de la eyaculación, debe estar en contacto la punta del miembro masculino con el cuello del útero. Es un mito que es necesario quedarse acostada, porque luego del orgasmo masculino, se vuelven a adosar la pared anterior y posterior del cuello e impide la salida del líquido seminal.