Terapias Complementarias: La medicina se baja del pedestal

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Por: EL DÍA | 07/03/19

Terapias Complementarias: La medicina se baja del pedestal


Terapias complementarias

Cada vez más hospitales y consultorios abren sus puertas al reiki, el yoga, la meditación y el Chi Kung. Además de fármacos, buscan dar respuestas que contemplen cuerpo, mente y espíritu. La clave: reducir el estrés y aliviar el dolor.

Por: marisol ambrosetti

Cada vez más hospitales y centros médicos abren sus puertas a terapias complementarias como el Reiki, el Chi Kung, la meditación o el yoga. Aseguran que al combinarlas con la medicina tradicional obtienen mejores resultados en el alivio del dolor y la sanación de enfermedades como la artritis reumatoidea, la fibromialgia, la depresión y hasta la infertilidad.

A Albert Einstein se le atribuye haber dicho que “el peligro más grande en la ciencia es una mente cerrada”. Y, al parecer, la medicina occidental empieza, sin prisa pero sin pausa, a bajar algunos escalones del pedestal de la salud y a abrir sus consultorios al aporte de otros saberes muchos de ellos, milenarios.

En La Plata, el Centro Especializado en el Tratamiento Integral del Dolor (CETID) es un ejemplo de este ensamble. Allí, médicos de distintas especialidades junto con profesores de yoga, Tai Chi, reikistas y psicólogos se sientan en la misma mesa a debatir cada caso y a pensar en conjunto qué puede aportar cada disciplina para el bienestar de los pacientes. “La idea es que nos complementemos y generemos un traje a medida para aliviar y mejorar la calidad de vida de las personas que conviven con un dolor crónico”, dice su director, el médico clínico Mauro Quiñones.

El hospital San Martín, por su parte, ofrece un espacio semanal al profesor de Chi Kung Gustavo Villar, que da clases gratuitas de esta “gimnasia sanadora” cuyo origen está en la medicina tradicional china.

El reiki, que trabaja con la canalización de energía a través de las manos, es moneda corriente en hospitales de Estados Unidos y Europa. En Argentina, ya se aplica en centros de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, como el hospital Tornú, el San Juan Bautistas y el CeSAC Nº24. Mientras, en centros de fertilización porteños fomentan el yoga y unos novedosos “sincronizadores cerebrales” que ayudan a reducir el estrés y aumentar las chances de lograr un embarazo.

Más que cuerpo. Aunque la apertura de la medicina a otras terapias comenzó a mediados del siglo XX, la resistencia persiste y la gran mayoría de los médicos considera que su función debe limitarse a curar el cuerpo o un fragmento de él, según su especialidad. Algunos, no obstante, hacen una concesión a la salud mental y derivan al paciente afligido a un psiquiatra o a un psicólogo.

“Creo que esto pasa más por desconocimiento que por rechazo o escepticismo”, dice Quiñones. “Hoy está claro que somos seres multidimensionales y cuando nos enfermamos, no solo se ve afectada la esfera orgánica, sino también la psicológica, la social, la económica y la espiritual, por eso es clave sumar terapias que complementen lo que hacemos los médicos y muy especialmente en patologías que provocan dolores crónicos”. Para Quiñones, esas terapias no vienen a reemplazar a la medicina sino, justamente, a complementarla para lograr mayor bienestar.

Energía y movimiento. Todos los miércoles entre las cinco y las seis y media de la tarde, un grupo de más de 20 personas se reúne en el hospital San Martín bajo los árboles que están al lado del pabellón de la Maternidad. Ubicados en ronda se mueven suavemente, los ejercicios son lentos y sencillos. Todos parecen serenos y a gusto, atentos a las instrucciones del profesor, Gustavo Villar. Hacen Chi Kung, una gimnasia de la medicina tradicional china.

Varios médicos les sugieren a sus pacientes con enfermedades reumáticas, digestivas, autoinmunes, psiquiátricas o de origen desconocido que vayan, que prueben, porque tal vez les haga bien. Y desde 2014 hasta ahora no han dejado de sumarse alumnos.

Participar no cuesta nada, es totalmente gratuito y está abierto a todo el mundo. “La medicina china no es tanto morfológica sino energética”, explica Villar, a quien también se lo puede seguir en su canal de YouTube. “Chi es energía y Kung es trabajo, se trata de aprender a trabajar con la energía vital, la bioelectricidad que nos recorre”.

Para Villar, el estrés es la principal causa de enfermedad. Lo define como un estado de alerta y de preparación para la huida, que solo deberíamos tener ante una amenaza o un peligro, como le ocurría al hombre primitivo ante una fiera. El problema ahora es que vivimos en ese estado en forma crónica: “Cuando el peligro es latente, fanstasmático y está presente todo el tiempo, el sistema inmune se altera, entonces ya no es un rugido de tigre el que nos obliga a trepar al árbol, sino un rugido que está dentro nuestro, que nunca ataca pero nunca se va y eso produce desastres en la salud”.

Según Villar, con la práctica regular de Chi Kung es posible recuperar el sueño y la digestión normales, tener una sexualidad sana, concentrarse mejor y no vivir ansioso, soñoliento o tenso. No define al Chi Kung como una terapia alternativa: “en todo caso es una terapia complementaria, que trabaja hombro a hombro con la medicina alopática; esa es la mirada holística, la que ve a la persona como un todo y la aborda en su conjunto”.

Autoconocimiento y sanación.En la Ciudad de Buenos Aires un grupo de reikistas autoconvocados bajo el nombre de Reiki al Servicio concurre a centros de salud y hospitales como el Tornú y el San Juan Bautista para ofrecer desinteresadamente, la “energía vital universal” o reiki a pacientes y miembros del equipo de salud. En hospitales de España, Inglaterra y Estados Unidos es una práctica habitual desde la década del `90.

En La Plata, en cambio, en los hospitales todavía hay trabas para el ingreso de esta disciplina que fue sistematizada por un médico japonés, Mikao Usui, a principios del siglo pasado. Si bien algunos médicos lo recomiendan, la mayoría desconoce de qué se trata.

El procedimiento de una sesión de reiki es sencillo: el que lo recibe solo tiene que recostarse y el reikista apoyará sus manos en distintos puntos de la cabeza, el tronco y las piernas. El que da reiki no aprieta ni masajea. A través de la imposición de manos “canaliza la energía reiki”, explica Miguel Sotes, pionero en esta disciplina en la ciudad y fundador de la Asociación Reiki Integridad. Para poder darlo solo hace falta un curso de iniciación.

«Cuando nos enfermamos, no solo se ve afectada la esfera orgánica, sino también la psicológica, la social y la espiritual”

Dr. Mauro Quiñones
Director de CETID

“Detrás de todo síntoma siempre hay un proceso del individuo que viene generando desarmonía, es decir que la enfermedad más que un castigo es lo que nos permite descubrir que algo de eso está sucediendo”, dice Sotes. Y agrega que los efectos del reiki no son inmediatos ni mágicos pero, de a poco, “genera un proceso de autoconocimiento y autosanación”.

La Organización Mundial de la Salud reconoce esta técnica en un documento en el que se refiere al alivio de síntomas en pacientes con VIH. Algunos estudios, hacen referencia a su capacidad de atenuar los efectos adversos de drogas oncológicas. No obstante, Sotes insiste en que el reiki no está pensado para curar enfermedades: “es para cualquiera que sienta necesidad de estar en eje, de tener mayor claridad y paz; cuando eso se logra, la persona se conecta con su espiritualidad, cambia sus hábitos cotidianos y su manejo del estrés”.

Relajación y fertilidad. Después de las consultas y estudios de rigor, es frecuente que el obstetra que no encuentra una causa clara de infertilidad, recomiende a la pareja que busca un embarazo sin éxito que se tome unas buenas vacaciones. Es que el estrés es, la más de las veces, el padre de todos los males. Y en eso coinciden médicos, psicólogos y maestros de todo tipo de terapias de relajación.

Por eso, el Instituto de Fertilidad Halitus, que dirige el médico Sergio Pasqualini, abrieron el departamento “Mente Cuerpo”, a cargo de la counselor Alicia Pendito, quien cumple un rol de consejera y asesora de las mujeres que acuden al centro en la búsqueda de un embarazo. “Muchas tienen 40 años o más, algunas están solas, otras en pareja, pero en la mayoría de los casos se ven atravesadas por miedos y opiniones o juicios de valor de su entorno que las boicotean y les impiden enfocarse en su deseo de ser madres”, cuenta Pendito. Para ayudarlas a vencer esas trabas, además de incorporar yoga y acupuntura, el Instituto sumó una propuesta novedosa, los “sincronizadores cerebrales”, aparatos similares a los anteojos de sky que, con luces y sonidos, permiten alcanzar estados de profunda relajación.

“Los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro operan de forma independiente. En ciertos estados mentales extraordinarios, como en la meditación profunda, los dos hemisferios funcionan al unísono y en sincronía. Esta tecnología estimula esa sincronicidad y disminuye la tensión, y esto repercute en beneficio físicos, psíquicos y emocionales”, asegura Pendito.

La medicina, sin duda, ha hecho mucho contra la enfermedad, pero sus limitaciones existen. Por eso, algunos médicos empiezan a abrirse a los beneficios de otras disciplinas para propiciar un estado de salud más pleno que, según la definición de la OMS, es además de la ausencia de afecciones, “un estado completo de bienestar físico, mental y social”, algo bastante parecido a lo que llamamos felicidad.


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